Porqué amo al Paseo Colon

Quiero compartir el relato de una historia nunca escrita, pero que quizás infinidades de familias de Pto la Cruz vivieron y disfrutaron en la década de los años 70/80, una historia desde el punto de vista de un niño muy humilde que habitaba en la población de Guanta, pueblo que para ese entonces formaba parte del distrito Juan Antonio Sotillo del estado Anzoátegui; de la mano de una madre de edad mediana, junto a sus tres hermanos menores, Carolina, mis hermanos Luis y José Gregorio, salimos de Guanta en un autobús marca Blue Bird (paradójicamente de color azul), los cuales servían de transporte para salir de aquel hermoso paraje lleno de cocos y serpenteado por una quebrada que para aquel entonces era cristalina y no contaminada, este hermoso río llamado la culebra servía de lugar de juegos para los niños de las cercanías del puente de Guanta; en ese viaje se nos había dicho que íbamos a la playa del paseo Colon, era una situación emocionante ya que no siempre se tenia la oportunidad de salir a pasear y disfrutar de algo que se presumía muy lejano y casi inalcanzable para la mayoría de los niños de aquel pueblito, al llegar a ese lugar tan azul, tan lleno de olores a mar y paraíso, donde habían muchas matas de uva de playa, almendrones y palmeras con cocos, además con presencia de gente muy rara, con ojos azules y cabellos amarillos, (ojo eso no era común en la vida de este muchachito de Guanta !!); mi madre nos ubicó bajo una palmera de coco, ella se sentó y desplegó en la arena un mantel de tela Blanca con flores verdes ahí mismo puso la comida que había preparado para nosotros; ya en este paraíso el cual yo solo imaginaba en sueños y que solo lo había visto en un dibujo colorido que estaba en el fondo de un plato de peltre donde comíamos el pabellón dominguero que mi padre siempre exigía para ese sagrado día; esta pequeña familia de cuatro niños, y una madre valiente y responsable pasamos unas horas inolvidables en esa hermosa playa del mítico Paseo Colon de Pto la Cruz; comimos unas arepas ahí mismo juntos, sobre aquel inolvidable mantel de hojas verdes que puesto sobre la arena era irregular.

Pero perfecto, mi madre reía constantemente, en sus rostro se veía extrema y quizás momentánea alegría, de lo que si estoy seguro es que en esa sonrisa estaba implícito el agradecimiento a Dios por tener la oportunidad de darle a sus pequeños un día diferente al que se vivía en aquellos tiempos de mucho amor pero de restricciones económicas muy elevadas (situación de la cual yo no me percataba), Mi madre que está en el cielo sabe que ese día me quedo en el recuerdo como una huella indeleble ya que me bañe en el "paseo Colon" la mejor playa del oriente Venezolano, ahí estaba una familia humilde, proveniente de un pueblo recóndito, bañándose y disfrutando en las mismas aguas que los turistas de todo el mundo, empresarios y familias de todo nivel económico; nos bañamos y soñábamos en un lugar donde no había distingo de razas, posición social ni política. Quizás algo de esta historia es producto de mi imaginación infantil Pero eso me sirve para soñar en lo que puede ser posible.

Por todo lo antes expuesto yo me declaro enamorado de mi Bahía del Paseo Colon, por eso lucho por su recuperación y puesta al servicio de nuestra gente, de nuestra sociedad y del mundo que tanto lo necesita.



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Rodolfo J. Gil

Abogado. Presidente de la Fundación Agua Para Todos

 rodolfogilg@gmail.com      @aguaparatodos1

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