Insólito: Margariteños sin gasolina con colas permanentes en las estaciones de servicios

Los margariteños ni pendejos que fueran como inteligentes que piensan por demás sin cansancio ninguno, ni flojera de preocupación al ver que no hay gasolina, con paciencia y mucho orden decidieron meterse a formar una cola permanente de días pasan donde haya una bomba de gasolina que, algún día ese combustible habrá de llegar a la isla y como una fiesta regional, conductores de cada municipio, han tomado la soberana decisión de cumplir de aquí no muevo mi automóvil, no importa que llueva, truene o relampagueé, haga frío, haga calor, la vida pasa y ellos para adelante van que el fin no se perderá cuando, le metan a cada tanque los 30 litros impuestos que satisfacerá sus peculiares deseos que los motiva a que el tiempo pasa mientras ellos esperan sin darse mala vida, ¿y por qué, si la vida es una sola y hay que vivirla -dirán ellos? Y los vendedores ambulantes voceando un pedazo de llevo..., para complacer el dame de do ut des.

Y lo mejor de todo es que no pierden su tiempo, porque en cada región el perder el tiempo entrelaza su contratiempo que de alguna forma hace sus vidas más agradables mientras, los automóviles se mantienen en la cola que día a día crece y ellos lo disfrutan como cualquier picnic de esperanza, esperando el día de salir de allí conformes y, en ese ir y venir, montan a la topia, suculento sancocho que puede ser de pescado, de huesos, de costilla de res, que al rato después de un espectacular convivir cada quien atrapará del compartir un momento de euforia culinaria y, de noche bajo la luna coronados de estrellas, asarán carne de parrilla con casabe y, pásame la guasacaca que la yuca está blandita y un roncito que escarba los estómagos para más placer, solo falta la cama y una caricia ardiente que conjugue una ambición de pujanza con cola y, un nuevo amanecer con pajaritos cantando alrededor de estas son las mañanitas.

Pero, por supuesto no todos piensan igual en cada municipio que serían colas monótonas que en vez de asar carne asan pescados que comerán con una polenta espesa refuerza ánimo y el dominó le dará la alegría que el cuerpo espera después, de un día de muchas ilusiones y de poca trayectoria y, un juego de truco no cae mal de -quiero y vale nueve- pero el cuerpo aguanta y el hombre espera, está a la caza de una "presa líquida" para su carro que no camina, pero la fe los protege que más temprano que tarde su apetito lo pondrá en guardia y que tal una hamburguesa que, el otro dirá, a mí me trajeron hot dog como dicen en mi pueblo en inglés barato, pero habrá los más osados comiendo chuleta ahumada con papas al deslumbre y la vida se hace más pasable y la cola no avanza y las necesidades fisiológicas las cubren menos una que habrá tiempo para ello y, los hijos y la mujeres que esperen que, tengo mis razones por esta necesidad de mi carro de nosotros dirán muchos para justificarse y seguir con su afán de ser de los primeros en llegar a la estación y, otros voy y vengo que me cago y cúbreme que ya regreso y, en esa resonancia de peticiones y acciones el hombre hace lo posible en su subsistencia de algún día no es tarde y, la bendita gasolina que no llega, pero esa es su batalla de tiempo que tiene que ganar para salir de la gasolinera contento con su aparato de sonido a todo volumen que la gente sepa que es feliz, no por la frase latina de "Veni, vidi vici", no señor, sino por la suya, hice cola, días y días, llegó la gasolina y vencí al gobierno, le demostré, que el que espera no desespera.

Esa es parte de la vida del margariteño que entre tantas cosas por hacer, mejor es meterse en una cola, aunque habrá también quien deje su me dio de transporte en cola y no se dé mala vida de espera que, con una vuelta al día el tiempo pasa, para qué pescar, trabajar, hacer algo fuera si eso no deja, los dólares sobran y algún día caerán que ellos van y vienen, pero la gasolina no, el motivo los distrae, aunque la familia padezca porque falta de todo, pero qué importa si la decisión fue tomada, me meto a la cola, si ellos lo hacen por qué este no, ni que fuera pendejo que, eso si es viveza y esa es la forma de demostrarle a la sociedad que existimos y que el gobierno tiene que complacer como sea nuestras demandas o, es que la gasolina no es un medio sustancial como parte de la propia vida, qué es eso de caminar pudiendo rodar, eso es tiempo pasado.

Los margariteños que no son todos pero si "argunos" de la picaresca criolla margariteña que redunda de fertilidad de un sentir que nada pierde en probar que de algo hay que vivir: sí más de uno no tiene más que hacer y como soñar no cuesta nada, mejor es probar o acompañar a los que juegan con su paciencia sin perder nada que, el tiempo pasa y pasa y tras de una cola la realidad es otra y la experiencia queda que de algo educativo debe servir.

Bien por los margariteños que de pendejos quién los puede acusar que aprender a vivir es un paso más que se va con el tiempo y el tiempo dejó de ser oro con un covid-19 que día a día en Margarita asusta, pero en cola la vida es más amena y hasta placentera será -¿quién lo duda? Si en cola también se vive.



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Esteban Rojas


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