Las tareas de la Dirección del PSUV

Considero fundamental que toda la militancia socialista dé un voto de confianza a la Dirección Nacional recién electa y que aunemos esfuerzos por su éxito. Será el éxito del proceso revolucionario. Tienen en sus manos un reto muy difícil y una oportunidad histórica.

En primer lugar deben construir caminos legítimos entre el líder y la militancia. Esto significa, interpretar las expectativas de ambos y plasmar esa síntesis en políticas concretas. Tejer una organización territorial y sectorial que logre asumir su rol de conductora de la sociedad sin perder su raíz popular, sin recaer en el perverso burocratismo y sin perderse en lo meramente electoral. Es el tortuoso sendero de consolidar un partido para la revolución.

En segundo lugar, está el no menos complicado acompañamiento a la acción de gobierno. El gobierno es el principal frente de masas del PSUV. Allí se juegan las concreciones de la política y la verificación del discurso. Cada esperanza, cada sueño, cada oferta, cada palabra empeñada, se pone a prueba en ese enredado andamiaje de viejas y nuevas estructuras que es el gobierno. El partido todo debe contribuir a lograr ese objetivo estratégico de hacer un gobierno eficiente y justo. Hay áreas en las que la participación social es clave, como la vigilancia del abastecimiento de bienes de primera necesidad y la lucha contra la especulación, o la contraloría social sobre las obras de infraestructura. En todas ellas el partido debe activarse como actor directo y como multiplicador de fuerzas.

En tercer lugar, hay una pata coja de la revolución que debe asumirse en serio por primera vez, porque sin ella no habrá revolución que se sostenga en el tiempo. Es la formación política-ideológica. En eso hemos avanzado sólo lo que se podía por generación espontánea a partir del cambio político mismo que ha experimentado el país y desde el contacto comunicacional masivo del líder con el pueblo bolivariano, pero nada más. El salto en cuanto a toma de conciencia ha sido espectacular. Ni que decir del antiimperialismo asumido por la mayoría de nuestro pueblo en los últimos seis años. Pero eso no basta. Hay que echar unas bases sólidas e incólumes de formación ideológica con base en la doctrina bolivariana y la contribución del pensamiento revolucionario universal, que cristalice una unidad revolucionaria capaz de enfrentar al enemigo político interno y externo, y de combatir las prácticas politiqueras que destruyen el sistema inmunológico de la revolución. La formación política-ideológica de la militancia socialista y del pueblo en general debe hacerse en forma permanente y sistemática, sin dogmatismos, pero con disciplina y profundidad.

En cuarto lugar, una tarea también pendiente de formalizar. La constitución del frente antiimperialista como expresión más amplia y plural de la alianza social que da piso a la lucha por la defensa de la soberanía en todas sus manifestaciones. Más allá de nosotros mismos, debemos sumar a los aliados estratégicos del campo revolucionario y a quienes, desde un sentimiento patriótico, rechazan la intromisión extranjera y agresiones imperialistas al país.

En quinto lugar, quedan las tareas de corto plazo, como la de culminar el cronograma trazado para la estructuración regional y local del PSUV, el registro en el CNE, y la preparación para las próximas elecciones de gobernadores, alcaldes y legisladores estadales. Tareas que debemos emprender con la mayor eficacia, para profundizar nuestro radical carácter democrático y vocación de poder.

Enhorabuena por la Dirección Nacional del PSUV. Es tiempo de triunfar.


caciquenigale@yahoo.es


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Ildefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

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