El reloj de la Reforma

La única democracia que tiene sentido es aquella que plantea hacer la revolución con el pueblo; de allí que apoyándonos en la ideas de Michael Hardt y Antonio Negri, expresadas en su libro “Multitud”, afirmamos que la democracia revolucionaria no es una exigencia inalcanzable.

Por supuesto, en medio de las interacciones políticas aparecen los discursos del miedo que pretenden manipular la conciencia de las personas. Y en muchos casos han llegado a influir con sus mensajes cargados de odio político y humano. Así, movidos por esas confusas visiones han intentado frenar el impulso del proceso de transformación que se vive en Venezuela No obstante, aunque parezca una tarea ingente, el proyecto revolucionario está claro y definido; es decir el reloj de la revolución no avanza hacia atrás sino hacia delante.

En vez del tic-tac o de los impulsos eléctricos, hablamos acá del reloj biológico de la sociedad venezolana. Según la teoría de Hardt y Negri, y de otros autores, las sociedades son “organismos” vivos que se desarrollan en base a una dinámica intensa de interacciones. Precisamente, son los ritmos circadianos lo que establecen los patrones de la conducta diaria.

La naturaleza política debe procurar la armonía con cada latido del reloj biológico de la sociedad, de lo contrario sus ritmos serán de palpitaciones aceleradas que bien pudieran generar daños colaterales. De esa manera, si por un lado observamos el comportamiento político del Estado y la sociedad venezolana, vamos a encontrar que hay una mayoría que anda al ritmo con el reloj, compenetrado con su realidad y propiciando la búsqueda de un nuevo Estado y una nueva sociedad.

Por el otro, hay un grupo minoritario, de aspecto casi escuálido, que no quiere escuchar el reloj de la historia. Al parecer están privados de las señales internas y externas, por ello andan desfasados de la propia naturaleza política. No comprenden las variaciones rítmicas ni responden a estímulos sensoriales, lo que le impide ajustar sus tiempos. Como vemos, se trata de un error cronométrico, por lo que el reajuste político puede tardar años. Y eso es lo que le ha ocurridos a los grupos opositores, todos o casi todos sufren del jet-lag, una expresión en inglés, para referirse al conjunto de alteraciones de malestar general, mareos, trastornos del sueño e insomnio, asociadas a los vuelos de largo alcance a través de varios usos horarios.

Los grupos opositores saben que los espera un vuelo de largo alcance, quizás sin retorno para muchos. El año 2021 los atormenta y el reloj de la reforma que dará las doce campanadas el próximo diciembre, a cada segundo les recuerda que pronto tendremos una Constitución reformada y bañada en las fuentes del rojo-rojito.

eduardojm51@yahoo.es


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Eduardo Marapacuto


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