(No se extrañen, siempre han sido así)

Parada de manos

La primera vez que presencié esa vaina me pareció rara. Uno escuchaba al Comandante y pensaba: Claro, de bolas que es así, tiene razón, hay que acabar con tanta injusticia, hasta cuando la guanábana. Lo arrecho era que los tipos caminaban de manos, pero no solo eso sino que estaban enfiebrados con el juego ese de los carajitos de “el día al revés”. Para muestra un botón: si la revolución avanza, se arrechan, si se detiene se alegran. Si hay barrio Adentro, se enferman, si no hay brincan en una pata.

Claro, al principio eran pocos o estaban entaparados, pero llegó un momento en que salieron en cambote y se la pasaban coreando la cancioncita esa de Rosario: ¡Marcha, marcha, queremos marcha! Sin embargo sus líderes más torcidos los convocaban a una concentración y no hablaban, les decían que la cosa era seria pero les presentaban un show con cuanto artista o humorista se les atravesaba. “Debemos tener sobriedad ante el tirano”, pero regaban la comparsa con “polar ais”

A veces me daba cuenta que algunos caminaban de pie pero con el lomo doblado. Creí que recogían algo del suelo. Me percaté que no era un problema ortopédico sino psiquiátrico y que solo lo hacían por la orilla de la acera donde yo caminaba. De repente uno dio un brinco y cayó de manos en la otra acera y me pego un leco: ¡todo lo ves al revés! Claro, me dije, estos carajos son los traidores. Ahora que soy mas pilas en la vaina, los puedo detectar con facilidad: apenas alguien se agarra la cintura o dice que le duele la paleta del lado izquierdo, hay que ponerlo en observación. Cuando Stalin y sus compinches sacan las manitos blancas como aguantando un paredón, en realidad es que están practicando la parada de manos.

Pero yo no dejaba de preguntarme ¿porque caminan así? Podrían caminar correctamente aunque piensen diferente. Ya no es un secreto que firmaron el decreto pero habrá quien les tenga respeto ¿Por qué si el cirujano que opera a tu hermano resulta que si es cubano, prefieres un matasanos?


Un día, mientras esperaba a mis hijos en la salida de la escuela escucho a dos chamos hablando: pana ¿será que tengo mal aliento? El otro le contesta: ¡Uff, parece que estuvieras caminando de manos! Y se me prendió el bombillo: ¡Claro, como todo lo ven al revés, entonces el trasero lo tienen pa’ rriba!

Ahora les pregunto yo a ustedes ¿Les extraña que los escuálidos tengan la cabeza hecha un c…úmulo con la propuesta de reforma?

pladel@cantv.net





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Plácido R. Delgado


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