o turismo de aventura para los hijos de papi…

La revolución rosa quiere ir al centro…

Cada generación escribe su propia historia… ¿La actual… será que la garabatea?...

En su afán de conquistar el Centro de Caracas, y luego de una agotadora lucha cuerpo a cuerpo con la valla de una barricada policial, Yon y Stalin, caen heridos en combate… tenían sus ojitos “sumamente” irritados… el Picante de Cayena los llevó al “borde de la desesperación”… Yon y Stalin consiguieron su premio… ya son mártires de la “Revolución Rosa”; me figuro que esa noche mami, al cambiarle los pañales, les puso vaselina alcanforada en sus heridas… Los nenés, al día siguiente, con una pauta “debidamente” elaborada en ARS irían a denunciar el “salvaje” atropello policial ante la fiscalía…

Ese “salvaje” atropello policial, que sufrieran de Yon y Stalin, me lleva a recordar la historia de un buen amigo: Transcurría la Venezuela de los sesentas… aquella Venezuela adecopeyana, donde el Br. Carlos Sangrés Pérez era ministro de policía… Los líderes estudiantiles sencillamente aparecían muertos es las calles de Caracas… “riña entre pandillas”, decían los medios genuflexos al Pacto Puntofijista… El “Observador Creole”, de la difunta RCTV, ni siquiera mencionaba el asunto… Es de hacer notar que Granier, en esa época, cultivaba su bigote como instrumento para su braguetazo… así que esta vez no le echaré la culpa a él… Teochoro era un “héroe fogueado” con varios lustros como “Líder Estudiantil”… Teochoro ya había transformado un picnic de estudiantes en El Encanto en una emboscada para unos y el la rotura del record de los cien metros, con obstáculos, para si mismo... las demás batallas las libraría en fincas de amigos en medio de una ternera y abundantes tragos de ron… Poleo, Mata-Curas y otros se entrenaban en la “Escuela de las Américas” copmo cancerberos de los predios de su amo… Muchos de los líderes de aquella izquierda paseaban en Europa con el dinero de aportes, bien sea de la guerrilla urbana o los amigos internacionales, otros simplemente “cuidaban” lo que años después sería “su fortuna personal”… los pendejos, los que realmente crían en una revolución… se fueron al monte en busca de quimeras y para salvar sus propias vidas…

En el cerro de bachiller se peleaba una guerra desigual… David contra Goliat… Por los lados de Paso Real de Gallegos (Guárico) coincidieron dos sucesos: Mi amigo con su compañera y un tercer Camarada llevaban algo de medicinas y comida a alguno de los grupos… Esta ayuda provenía de la UCV, se enviaba vía Altagracia de Orituco y mi amigo se la entregaba a los campesinos del lugar quienes pasándolo de mano en mano los hacían llegar a su destino… Mientras por la misma vía, en dirección contraria, tratando de salvar su vida… bajaba el bachiller Víctor Ramón Soto Rojas… levaba un par de semanas caminando en la selva… huía… lo seguían de cerca los cazadores, tropa élite del Ejercito Venezolano entrenada en Panamá… Soto venía caminando ya con la planta de los pies en carne viva… Sin casi poderse mantener en pie, el Bachiller Soto, llega a la carretera negra… le pide la cola a un panadero… pero éste, asustado, se lo entrega al Comando de la GN a la entrada de Altagracia, irónicamente a menos de un kilometro de la casa de sus padres, la GM se lo entrega a una comisión de la DISIP que pasaba… esta lo tortura durante varias horas y luego lo entregan agonizante al Teatro de Operaciones Antiguerrilleras…

Mientras tanto, mi amigo y sus compañeros se encuentran la patrulla que seguía a Victor Ramón… un par de ráfagas bastaron… mi amigo cae herido de dos disparos… una pierna y el pecho… en el camino quedan, sin vida, su compañera y el camarada con un tiro de gracia en la nuca… Los tres, dados como muertos son tirados en la parte atrás de una camioneta y trasladados al Teatro de Operaciones Antiguerrilleras… al llegar ven que mi amigo está aún vivo y lo pasan a la enfermería... Al día siguiente llega Víctor Ramón salvajemente golpeado… mi amigo, por una de esos milagros del destino había tenido un “efecto sedal” en el disparo que hizo blanco en su pecho (se llama efecto sedal cuando el plomo viaja por la región intercostal sin penetrar el tórax, pero a simple vista parece que el disparo entra en el pecho y sale por la espalda).

Entra el medico, él, Víctor Ramón y mi amigo, cruzan miradas en silencio… De repente se escucha el motor del helicóptero… el primero dice al Bachiller, te jodiste muchacho… y se voltea a donde está mi amigo… cierra los ojos, y cuando entren no respires… El tiempo pasa con ritmo de eternidad… se abre la puerta y se escucha decir “venimos a buscar dos traslados”… El médico dice: “será uno porque éste ya peló bola” mostrando la camilla donde mi amigo cubierto de sangre seca… Nadie ha visto nunca más a Víctor Ramón Soto Rojas… ni vivo ni muerto… dicen que lo lanzaron aún con vida del helicóptero por los lados del Morro de Macaira… Esa tarde, en la maleta de su carro, el valiente capitán, médico de la GN, saca a mi amigo y lo entrega horas después en el Hospital Universitario de Caracas…

En aquella época no existieron héroes… los nombres de muchos de los camaradas caídos no los recuerda nadie… nunca fueron mencionados… no existieron monumentos… no entraron en las estadísticas… mucho menos se levantaron voces que reclamaran sus derechos… el cómplice silencio de los medios genuflexos sepultó la historia de esa época… Felicidades hoy para Yon y stalin quienes entran en la historia como los primeros “Mártires de la Pimienta de Cayena”…

HONOR A LOS HÉROES DE LA REVOLUCIÓN ROSA…

Nos vemos en las teclas…

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JotaDobleVe

Activista venezolano-holandés. Alias Jota Dobleve.

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