Malinchismo y racismo cultural pro-anglosajón en Domingo Alberto Rangel

Todos los estudiosos del racismo sabían de antemano, que tanto el racista como sus víctimas somos seres enfermos. Fanón, Memmi, Sastre, entre otros, lo afirmaban Es así como chauvinismo, xenofobia, malinchismo ,” raza cósmica”, son caras distintas del mismo musiú con diferente cachimba . Que yo sepa, Noam Chomski, de la izquierda más brillante de Estados Unidos, por demás bloquedado allá, no mira hacia el norte, como Telesur, mira hacia el Sur…

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El mejor alumno de Alberto Adriani, Domingo Alberto Rangel, padre criollo y encubierto del racismo anglonorteamericano del apartheid, hijo de una izquierda de encomenderos, espíritu santo de una revolución de nuevos conquistadores, después de despotricar contra los pueblos caribes, en quienes encontró la reencarnación de Hitler y de Bush, acaba de descubrir, cual Cristóforo Colombo de nuestra época, que sólo el imperio que oprime, también “libera” y “civiliza” contra “la barbarie”… Es curioso su último artículo de Quinto Día: Crece la izquierda norteamericana..(Quinto Día 18 al 25 de mayo 2007) El problema no está en su admiración por un tipo “Tal o Cual” de izquierda norteamericana, sino en la negación radical de todas nuestras potencialidades creativas y realidades actuales por la segunda independencia y liberación socialista. No es un problema de “izquierdas” sino de malinchismo y racismo visceral. Más aún en su ceguera egoísta y retrógrada, de negarse a reconocer los nuevos liderazgos es capaz de cualquier locura intelectual.



No hay para él en América Latina y el Caribe, ninguna esperanza y nada nuevo bajo el sol. Todo lo nuevo sólo puede provenir del Norte, donde hay una izquierda estudiantil en crecimiento y que nos quitará las cadenas cuando el imperio decline. La ancianidad que en muchas civilizaciones es un signo de sabiduría, en Domingo se ha convertido en impertinente chochera babosa de un racismo descomunal, malinchista, agresivo y grosero contra nuestros pueblos. Se olvida que malinchismo y xenofobia son hijos legítimos de la misma enfermedad. Particularmente Domingo levanta su voz contra los nuevos liderazgos y movimientos sociales de este continente sudamericano: Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega, incluyendo el Movimiento Zapatista de Liberación Nacional de Chiapas, todos representan para él, más de lo mismo y sólo están movidos por un simple “sentimiento electorero”. Aparte de ello, pertenece al marxianismo más peorro y decimonónico la creencia de que debemos esperar hacer la revolución en los Estados Unidos y en el norte de Europa para poderla intentar aquí.. (Idea que subyace a veces hasta inconscientemente en los racistas eurocéntricos y nostálgicos de las razas y culturas norteñas)… No tenemos para estos malinchistas ningún derecho a intentar hacerla bajo nuestra configuración histórica y cultural, a riesgo de caer –según ellos- en un nacionalismo estúpido. Hasta Mariátegui pasa a ser sospechoso de “chauvinismo”, de romanticismo bobalicón y de “racismo pendejo”, pro-inca o pro-caribe como Chávez, hasta ponerlo en su imaginación perversa a pronunciar un discurso de orden ante los restos de Guaicaipuro en el Panteón Nacional. El inventamos o erramos, sólo es privilegio de las “altas culturas” del Norte. La cultura tiene, en el fondo de sus sueños oceánicos, ojos azules y piel muy clara….como Blanca Nieves ante los siete enanitos. Líderes como Domingo Alberto, cuyo liderazgo no es suficientemente valorado entre estos caribes criollos, debieron nacer en los Estados Unidos, así como Rafael Caldera, en el decir de algunos copeyanos, debió haber nacido en Alemania para ser otro Adenauer de allá. Aunque Domingo pudo haber sido legítimamente –de haber nacido en USA- un Bush de “izquierda” para liberarnos de una vez por todas.

Mientras los sectores más lúcidos de los Estados Unidos y del norte de Europa miran hacia el Sur, Domingo Alberto mira sólo hacia el Norte. Como Guillermo Morón se quedó viendo sólo hacia España, Sarmiento, Adriani y Domingo Alberto se quedaron viendo sólo hacia los Estados Unidos como el caballo del cuello torcío del viejo escudo patrio: el imperio cuidando su patio trasero.



Lo inédito en la revolución bolivariana, Chiapas, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, MERCOSUR, el proceso de construcción del ALBA, la lucha para enterrar el ALCA, son para él, en su internacionalismo globovisionario, sólo una alkaseltzer electoral. Mientras los sectores más lúcidos de la izquierda norteamericana luchan generosamente para que aquel pueblo nos entienda entre iguales y diferentes, con respeto a las diferencias linguísticas, culturales y de civilizaciones distintas, Domingo insufla el racismo del norte, desde aquí y desde allá, contra nosotros los indoamericanos-caribeños. Mientras la revolución bolivariana lucha por desbloquear a las voces más lúcidas de la izquierda norteamericana y sus movimientos político sociales, indígenas, afrodescendientes, luchadores por los derechos civiles, DAR, lucha por negar la conexión real entre pueblos y movimientos a lo largo y ancho del continente. Es la vieja lección que aprendió de aquel otro renegado de sus orígenes, Alberto Adriani, especie de Francisco Fajardo contemporáneo, de que aquella es la “raza superior”, de donde surgirá el “Supermán de América”.(*) Pensaba Adriani que todo progreso sólo podía llegarnos del norte, que a imitación de Australia hace 200 años, pueda barrer todo ese estercolero de indios, negros y mestizos, hispanos y blancos de orilla para poblar de nuevo con anglosajones, alemanes y noruegos. Quiere Domingo Alberto, ser el Domingo Sarmiento tropical, el mismo que a mediados del siglo XIX proponía incrementar la matanza entre el indio y el gaucho para abonar con su sangre las pampas argentinas. Nada inventamos, todo responde al seguimiento de una conducta sostenida durante años. Ya este no es, para tomar sus propias palabras, el “racismo pendejo” de los caribanos criollos, sino el racismo en mayúscula de los criollos pro- anglosajones. De allí su nostalgia por la conquista del oeste norteamericano, como se expresa en su libro sobre Cipriano Castro al aludir la frontera de Táchira con Colombia, como la única frontera sin indios….

Por la caca conocemos al pájaro.

Tató makum….

Tierra de Guaicaipuro, mayo de 2007

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(*) Veamos la relación de afinidad entre la ideología de la raza cósmica de José de Vasconcelos y la ideología euronorteamericana de los pueblos transplantados. La postura de Domingo Alberto Rangel, de devaluar todo lo nuestro y exaltar siempre todo lo que viene de afuera hasta llegar al modelo: los Estados Unidos, no es una posición coyuntural, responde a una larga formación donde cuenta mucho su admiración por Alberto Adriani: ¿Qué proponía Adriani? Que hiciéramos una nueva réplica de la conquista del oeste norteamericano aquí en Venezuela y Sudamérica. Como en Australia hace 200 años…Civilizar es poblar de nuevo…. La devaluación de nuestras nacionalidades en Domingo Alberto Rangel, es progresiva, por escalas: si está en Táchira, por ejemplo, todo lo nuevo y todo lo progresista, viene del Virreynato. Y así sucesivamente, hasta llegar al espejo mayor: los Estados Unidos.

Es una constante en el malinchismo de los adherentes del modelo norteamericano de poblamiento, su resistencia en nuestros países a hablar de nación, nacionalidad, identidad nacional y cultural para adoptar subrepticiamente una pseudo-identidad extraña a nuestros pueblos, lenguas y culturas. El discurso que le hace sombra, es el mito del progreso y desarrollo unilineal. Para Juan Nuño, por ejemplo era una gran necedad reivindicar el castellano y la cultura hispánica o latina en los Estados Unidos… Carajo, Domingo, apúrate, vete para allá. Para que mañana se pueda decir de ti, lo que hoy se dice de Páez: murió en Nueva York…. Como un héroe del progreso y el desarrollo…

yucutave@yahoo.es


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Saúl Rivas-Rivas


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