Mi palabra

Ataques del imperialismo a Venezuela. María Corina la marioneta vedette

"La prueba de lo irracional es la experiencia

y la prueba de la experiencia es lo racional"

Novalis

El comienzo de este proceso bolivariano se levantó con grandes perspectivas y esperanzas para el pueblo venezolano. A cualquier ciudad, pueblo y caserío, donde usted llegaba podía notar la euforia, prácticamente colectiva por reconstruir el país de las ruinas dejadas por los otrora grandes partidos: AD y COPEI. Pero rehacer en medio de un enemigo tan poderoso, como es el imperialismo, el cual se ha creído el dueño y amo de un país, al cual habían sometido por años bajo un atraso espantoso, no es tarea fácil y de ahí precisamente se ha apoyado para arremeter y desbaratar la mayoría de los logros alcanzados sobre todo en la parte económica, pero, como esto, no es, como dice la canción del recientemente fallecido el salsero Johnny Pacheco ¡Quítate Tu Pa' Ponerme Yo! Por eso estamos en el eterno enfrentamiento de la lucha de clases. Una burguesía por demás dependiente del imperialismo, haciendo lo posible e imposible por complacer a su amo y los de abajo tratando de salir del foso, en primer lugar, con el comandante y ahora el presidente Nicolás Maduro, quien sin duda alguna, le ha tocado llevar la carga más pesada.

Apenas dio sus primeros pasos el gobierno del comandante Chávez, la jauría de los desplazados, con la orientación solapada –al comienzo– del gobierno de los Estados Unidos, empezó a organizarse sin poder olvidar la derrota electoral. El primer zarpazo lo dieron para colocar, como cabeza visible a Pedro Carmona Estanga, pero la sonrisita, como si le estaban haciendo cosquilla por detrás, no le sirvió para engañar a nadie y en cuestiones de horas se apareció en Colombia y Chávez en Miraflores, con el pueblo y los militares patriotas a su lado. El avance del proceso se notaba en medio de los grandes obstáculos interpuestos, desde el norte, pero luego se presentó la lamentable enfermedad y posterior muerte del comandante Chávez –en extrañas circunstancias– pero antes, con demostraciones de valentía y amor por la patria, hizo, quizás su última gran orientación: mandar a votar, por el hoy presidente Nicolás Maduro.

A partir de este momento los aletesos del imperio y sus títeres, aumentaron desesperadamente, hasta atizar las guarimbas, con las conocidas consecuencias, apoyadas por casi todos los precandidatos a las primarias de la oposición, pero algunos, entre ellos: María Corina Machado, quien, parece que primero hizo un curso de teatro para salir al ruedo político y en esto tiene que ver la cuna, donde son analizados y amaestrados, ya que, en todas sus intervenciones por cualquier medio, apoyaba a Guaidó, sin dejar de pedir la intervención militar. Ahora, adopta la misma actitud de los miserables mercenarios: reciben el pago y siguen a la orden del empleador, ya que, poco les importan los crímenes cometidos.

Al fallar las guarimbas y desenmascarar a la mala comediante, eterna pedigüeña antipatriótica de la invasión, pasaron a la dolarización –tan criminal, como el mismo Guaido– violando la constitución bolivariana, hasta pisotearla, como hizo en una oportunidad el presidente de la federación ganadera. En esa estrategia metieron un número importante de incautos e inocentes, porque al comienzo muchos pobres lo percibían, como una ventaja para comprar, pero con el tiempo no muy lejano, se presentó la verdadera guillotina con sus efectos desbastadores en el bolsillo de los más pobres y en amplios sectores no tan pobres. La presión la ejercieron, con casi todos los más allegados al presidente Trump y Guaidó de vocero, más la dolarización, aprovechando la pandemia para gritar a todo pulmón los deseos de la Corina: la presencia de los militares gringos en suelo venezolano, como si trataba de un paseíto turístico. ¿Cómo les parece? Todo esto, sin nombrar a la CEV, para no seguir hiriendo susceptibilidades de un pueblo eternamente católico y seguidor de los pasos de Jesús de Nazareth, pero los jerarcas no tienen una chispa de vergüenza.

A pesar de todo ese tiempo preñado de ataques virulentos incesantes, la moral y la dignidad del gobierno y el pueblo venezolano se mantiene con la mirada fija en la bandera traída por Francisco de Miranda y siguiendo las enseñanzas antiimperialistas del Libertador Simón Bolívar, reafirmadas por el comandante Chávez, más el temple y la firmeza del presidente Nicolás Maduro; desenmascarando a todos los precandidatos de las primarias de la oposición, quienes se aprovechan de la misma crisis creada por el imperialismo y ellos, como sus colaboradores inmediatos. Como siempre no dan la cara, en temas álgidos, donde los más resaltantes son la dolarización y la negada invasión, el cual intentaron en varias oportunidades, con música y todo por los lados de la frontera con Colombia, bajo la presidencia de Iván Duque, quien no habla, ni siquiera para dar muestras de estar vivo y no es raro, que se encuentra en la situación de Juanes, quien recientemente declaró estar padeciendo de una depresión por más de 30 años. La misma historia de todos los canallas.



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Narciso Torrealba


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