Comencemos por narrar, con pruebas en mano, como Teodoro y Luben resucitaron a su señora madre, Ida Malec de Petkoff, para evadir impuestos sucesorales (¿sería en esta materia que Teddy pretendió asesorar a Los Capriles cuando fue director de El Mundo?)
El caso se remonta a 1977. El Ministerio de Hacienda multó a la familia Petkoff por no haber declarado a tiempo los bienes dejados por Petko Tedoroff Petkoff Fresteff, cédula de identidad: 84.135, fallecido en Caracas el 28 de julio de 1974.
La respectiva planilla de liquidación, con multa agregada, se expidió a cargo de Ida Malec de Petkoff, cónyuge, Teodoro y Liubomir Petkoff Malec, hijos legítimos y herederos universales.
Entre los activos de la sucesión Petkoff se hallan:
a) Un apartamento distinguido con el número 11, piso 5 que forma parte del edificio Roraima, situado en la intersección de las avenidas Libertador y Arboleda, en la urbanización El Bosque, en aquel entonces, jurisdicción del Distrito Sucre del estado Miranda, hoy en día Municipio Chacao. Este inmueble fue adquirido por papá Petkoff, según consta en documento protocolizado por ante la Oficina Subalterna de Registro, el 30 de octubre de 1968. Y su valor para la fecha fue de 69.900 bolívares (alrededor de 18 mil dólares de la época y unos 200 mil dólares de los actuales). Es decir, que el mismo año en que Teddy y Luben abandonaban las montañas y se entregaban a la dulce pacificación, la familia prosperaba en bienes de fortuna. Sin dudas, los gobiernos de Caldera fueron muy provechosos para Los Petkoff-Malec.
b) Dos lotes de terreno y las construcciones en ellos existentes, ubicados en el lugar denominado Los Ravelos de Chacao, en aquel entonces, Distrito Sucre, del estado Miranda. Determinados así: lote 1 está distinguido con el N 114, mide 11,10 metros de frente por 35,60 metros de fondo y comprendido dentro de los siguientes linderos: Norte, terrenos que son o fueron de Escolástico Sosa; Sur, carretera del Este que lo separa de un inmueble de los sucesores de Alberto Sosa; Este, casa que es o fue de María de Jesús Sanoja, y Oeste, casa que es o fue de Salustiano Romero. Este inmueble fue adquirido por el cabeza de familia de los Petkoff, según consta en documento protocolizado por ante la Oficina Subalterna de Registro, el día 21 de noviembre de 1946.
c) Un segundo lote de terreno, contiguo al deslindado anteriormente, comprendido dentro de los siguientes linderos: Norte, con casa que es o fue de Carmen Rodríguez de Salas y en parte con terreno propiedad de Henrique Ochoa Palacios; Este, con el inmueble N 114, de Petkoff; y Oeste, con casa que es o fue de Abelardo Raidi. Fue adquirido por el causante según consta de documento protocolizado por ante la Oficina Subalterna de Registro, el día 26 de octubre de 1953. La suma de ambos lotes de terrenos ascendía a 633.776 bolívares (al cambio de aquellos años, alrededor de 211 mil dólares de la época y más de 2 millones de dólares de ahora) ¿Qué les parece? En pleno florecimiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
d) Y, por último, además de letras de cambio en monedas extranjeras, y muchas otras cosas (como un lote de terreno en El Valle) que no fueron valoradas ni declaradas, como las bienechurias sobre los terrenos de Chacao (locales comerciales, una vivienda y un galpón industrial), Petko Tedoroff Petkoff Fresteff dejó un fondo de comercio denominado Tipografía Sorocaima, valorado en 20.000 bolívares (alrededor de 7 mil dólares de aquellos años y unos 500.000 mil dólares de los de hoy), cuya maquinaria estaba destinada a la producción de papel carbón, papel parafinado y engomado. Con base en dicha actividad industrial, Petko obtuvo diversos créditos bancarios, entre estos uno del Banco Industrial de Venezuela, que, por cierto, jamás canceló, sobre el cual escribiremos en las próximas páginas. Lo curioso es que el BIV nunca lo embargo, a pesar de haber sido mala paga. Así la pequeña fortuna de los Petkoff se fue amasando con el aliño del maula y los privilegios de la política.
El monto o avalúo de los bienes de la sucesión Petkoff, aunque parezca ahora insignificante, para la época sobrepasó los 250 mil dólares, que equivaldrían actualmente alcanza los 16 millones de dólares (sin contar los bienes no declarados). Lo significativo en este relato se halla en la prosperidad de una familia conformada por “guerrilleros inmigrantes” y el abismo entre lo que siempre predicaron y la manera como actuaron. Queda Teddy como muestra.
Transcurridos escasos meses de la muerte de Petko, Ida Malec de Petkoff, profesión médico, cédula de identidad 94.630, y Teodoro, profesión economista, cédula de identidad 613.358, deciden otorgar un poder general amplio y bastante, en cuanto a derecho se refiere, a Luben, profesión comerciante, cédula de identidad 606.363, quien pasó a ser el heredero apoderado de la sucesión Petkoff. Así consta en el documento presentado el 12 de diciembre de 1974 ante el Subalterno del Tercer Circuito de Registro del Distrito Sucre del estado Miranda. Es decir, a escasos cinco meses de la muerte de Petko. Queda así en manos de Luben la administración y multiplicación de los panes. ¡Y mire como se multiplicaron!
El 10 de octubre de 1979 es sepultada en el Cementerio de Municipio El Hatillo, mejor conocido como La Guairita, Ida Malec de Petkoff. El deceso de la viuda de Petko y madre de las joyitas Teo y Luben pasa inadvertido para el fisco nacional. Los hermanitos búlgaros se hacen los “suecos” en relación con el correspondiente 50% de los bienes patrimoniales de la sucesión propiedad de la madre que los parió.
Haciendo alarde estratégico, digno de un aguerrido comando de “evasión fiscal”, Teddy y Luben en 1993, después de haber multiplicado por diferentes vías poco ortodoxas el patrimonio heredado, crearon una compañía anónima: Inversiones Foktep (Petkof, leído al revés) relacionada con actividades mercantiles conexas con el ramo de la construcción, importación, exportación, compra y venta de materiales y equipos de construcción. La empresa quedó constituida de la siguiente manera: 50% propiedad de Teo y 50% de Luben, ambos Directores Gerentes. Y con un capital inscrito de 400 mil bolívares. El documento se formalizó el 21 de noviembre de 1993 en el Registro Primero Mercantil del Distrito Federal y estado Miranda, a cargo de María Teresa Lusinchi Castillo, hija de Jaime Lusinchi, otro ex presidente amigo intimo de Teodoro Petkoff.
Además de mampara para negociados diversos, Inversiones Foktep sirvió para contratar obras y traer insumos importados para Cantv. Luben había dejado contactos claves allí, gracias al cargo que Lusinchi le había asignado en la nómina de la telefónica. Pero la actividad encubierta y más productiva estaba centrada en el contrabando y tráfico de sustancias ilícitas utilizando a Cuba como puente. Cuando de pillaje se trata, todo se vale. Las mafias del Caribe encontraron en la empresa de los Petkoff una excelente lavadora de dinero ilícito, incluso procedente del narcotráfico o de asaltos bancarios. Otro tanto hacía Teddy con Pompeyo y las cuentas bancarias del MAS.
Pero un toque maestro de los “búlgaros brother”, se realizó en 1994. Los bienes raíces de la sucesión Petkoff, ubicados en el lujoso y costoso Municipio Chacao no habían cumplido con sus obligaciones fiscales a propósito de la muerte de Ida Malec viuda de Petkoff. Entonces, Luben y Teddy otorgaron un poder ad affectum videndi a María Teresa Azcuna Collante, cédula de identidad 4.081.777, quien se convirtió en representante plenipotenciaria de Inversiones Foktep.
¿Quién era para ese momento María Teresa Azcuna Collante?, pues ni más ni menos que la esposa de Luben, según consta en el acta que reposa en la Prefectura del Municipio Los Salias, del estado Miranda, de fecha 17 de octubre de 1988, día en que la pareja formalizó su concubinato y legitimó a Ida, hija de ambos nacida el 14 de abril de 1986.
El caso es que Teddy y Luben valiéndose del viejo poder otorgado por la madre, vendieron a Inversiones Foktep todos los bienes de la sucesión Petkoff. Esto implicó pasar por alto el fallecimiento de Ida Malec viuda de Petkoff; cuyo deceso dejó sin ningún efecto el poder utilizado para vender a Inversiones Foktep los activos citados. Luego, para obtener copias certificadas de dicho poder era necesario el Registro de Información Fiscal de Ida Malec, quien ya para la fecha descansaba en paz en una fosa del Cementerio del Este, así que los hermanitos hicieron “firmar” a la difunta madre su inscripción en el Ministerio de Hacienda el 17 de diciembre de 1993, catorce años después de haber fallecido. El documento tiene como dirección fiscal la avenida El Picacho, Quinta El Cigarral, San Antonio de los Altos; es decir, que en 1993 se hospedaba con su hijo Luben y su nuera María Teresa Azcuna de Petkoff, y no en la bóveda donde fue sepultada. ¡Qué poco serio ese cementerio!
En síntesis: a la muerte de Ida Malec de Petkoff, el 10 de octubre de 1979, no se hizo las respectiva declaración sucesoral, lo cual implicó una estafa al Fisco por aproximadamente 30 millones de bolívares de la época, a alrededor de 7 millones de dólares de aquellos años (unos 30 millones de dólares de ahora).
Los otorgantes de esta venta fraudulenta fueron Luben Petkoff (fallecido el 21 de enero de 1999) y María Teresa Azcuna, con la participación del varias veces diputado y ex candidato a Presidente, también ex ministro de Cordiplan, y ahora Director de Estrategia Electoral de Manuel Rosales, nos referimos, por supuesto, a Teodoro Petkoff.
En esa venta se usó un poder prescrito el 10 de octubre de 1979, a raíz del fallecimiento de Ida Malec, quien en 1994 fue resucitada por sus hijos para que sacara un RIF en el Ministerio de Hacienda.
Sería interesante que el Seniat, la Fiscalía General de la República, la Procuraduría General de la República y el Ministerio de Finanzas hicieran una investigación propia sobre esta conspiración de fraude contra la nación y, por ende, contra la sociedad. Teodoro Petkoff y su cuñada Maria Teresa Azcuna de Petkoff deben responder penalmente por sus conductas delictivas contra el Estado venezolano, más aún habiendo sido Teodoro Petkoff figura pública en el segundo gobierno de Caldera.
El Crimen Sí Paga….cuando pide fiado... (Por cierto, del Batey no es)
El año de llegada a Venezuela de Petko Tedoroff Petkoff Fresteff, su esposa, Ida, y sus hijos Teodoro, Milko y Liubomir, está claramente determinada en una declaración notariada que realizó Luben ante el Notario Público Noveno de la Parroquia el Recreo. Documento que gestionó a raíz de la muerte de su padre y para complementar la respectiva declaración sucesoral.
Liubomir, respaldado por dos testigos y su partida de nacimiento expedida en Bulgaria y traducida al español, afirma haber nacido en Sofía, capital de Bulgaria, el 11 de mayo de 1933, un año después que Teodoro; ser hijo legitimo de Petko e Ida; aclara que su nombre Luben es un diminutivo búlgaro del nombre Liubomir; y, entre otros aspectos, señala: “He vivido en Caracas desde antes de cumplir un año de edad”, lo cual ubica la llegada de la familia Petkoff-Malec al Puerto de la Guaira, durante el primer trimestre de 1934. Esto deja por sentado que ni Teo ni sus hermanos nacieron en el Batey, estado Zulia. Definitivamente Teddy es búlgaro de nacimiento.
En sus primeros años en el país, Petko trabajó en el ministerio de Fomento. Químico de oficio, logró ascender con rapidez en una economía que daba sus primeros pasos en la actividad petrolera y abandonaba precipitadamente su vocación agrícola.
En 1949 ya había adquirido importantes lotes de terrenos en el sector denominado Los Ravelos, hoy Municipio Chacao. Olfateó sin duda una excelente ubicación entre el oeste y el este del valle caraqueño. Incluso sufrió la expropiación de 50,50 metros cuadrados del frente de sus terrenos, cuando en enero de 1954 la Junta Asesora de Ensanche de la Avenida Generalísimo Francisco de Miranda, por decreto del extinto Concejo Municipal del Distrito Sucre, procedió a la ampliación de lo que hoy conocemos como la avenida Francisco de Miranda. Por supuesto, que le fue cancelado hasta el último céntimo de la expropiación.
Lo cierto es que la adquisición de esos terrenos valió a Petko para muchas otras negociaciones. Allí construyó su vivienda y una pequeña industria para la producción de papel parafinado y papel carbón. En 1949, cuando el país se montaba en el paternalismo estatal que tanto detesta Teo, su padre solicitó un crédito al Banco Industrial de Venezuela por 13.000 bolívares, unos 4 mil dólares de la época (cerca de 40 mil dólares de hoy), a un plazo de un año, en el cual se pactaron intereses convencionales a 6% anual, todo lo cual se evidencia en el documento protocolizado por ante la Oficina Subalterna del Primer Circuito de Registro Público de la Circunscripción Judicial del Distrito Sucre del Estado Miranda, en fecha 21 de marzo de 1949, bajo el Número 7, Tomo 2Adc, Protocolo Primero.
Para tal fin, Petko hipotecó la casa, los terrenos y la fábrica. Esto demostraba mucha osadía y decisión por parte del búlgaro empresario. No obstante, lo anecdótico y extraño es que Petko nunca pagó un centavo por dicho crédito al BIV; y la institución financiera nunca ejecutó la hipoteca. Fue en agosto de 1996 (en pleno auge de la Agenda Venezuela) que los hermanitos Petkoff solicitaron al Industrial un estado de cuenta de la deuda contraída por su progenitor hacía 47 años y la cancelaron. Y esto porque Inversiones Foktep (léase ellos mismos) estaba gestionando ante Banfoandes un crédito a cuenta de los bienes hipotecados. Era ya Teddy ministro de Cordiplan y arengaba con verbo encendido a que todo el mundo se apretara el cinturón, mientras él hacia sus negocitos con el BIV.
La vicepresidencia de crédito y la consultoría jurídica del Industrial, respondiendo a la solicitud de los Petkoff-Malec, procedieron a recalcular la deuda y los intereses correspondientes a los 13.000 bolívares, eso sin afincarse mucho con cálculos indexatorios. Exactamente, el 28 de agosto de 1996 en comunicación enviada a Luben Petkoff, con llamado de atención a Jhonny Pacheco (quizás un gestor de los Petkoff), el gerente de registro de operaciones del BIV, Roberto Caripa Martel, señala: “A este respecto nos permitimos informar que del estudio de la obligación en comento se desprende que en la actualidad se adeuda la cantidad de CINCUENTA MIL QUINIENTOS CUARENTA Y OCHO BOLIVARES CON TREINTA Y TRES CÉNTIMOS (Bs. 5O.548,33, los cuales se especifican de la siguiente manera: Desde: 21/03/49; hasta: 31/08/96; días: 17.330; tasa: 6%; capital: 13.000,00; intereses: 37.548,33; mora: 0; suma total: 50.548,33, bolívares”. ¡Qué golilla!
Y así con un cheque del extinto Banco Unión, de fecha 20 de septiembre de 1996, Luben Petkoff Malec libró la hipoteca que pesaba sobre los inmuebles heredados de su padre, los cuales extrañamente con todo e hipoteca pasaron a manos de la sucesión Petkoff; que con todo e hipoteca fueron vendidos a Inversiones Foktep; y que en 1996, ya Teddy flamante ministro de Cordiplan, serían utilizados como garantía para nuevas operaciones financieras con Banfoandes.
En otras palabras, Petko Tedoroff Petkoff Fresteff obtuvo un préstamo por unos 4 mil dólares en 1949, equivalente a unos 40.000 dólares ajustados por inflación. Y sus hijos lo cancelaron, 47 años después, en 1996, con apenas 100 dólares de la época. Mientras el crédito se devaluaba en prejuicio del Banco Industrial, las propiedades de Chacao se revaluaron “ene” cantidad de veces, a favor de Los Petkoff. Una verdadera hazaña de ingeniería financiera. Sin duda, que el viejo Petko hubiese sido más tramposo como ministro de Cordiplan que su hijo Teddy. Aunque algo bueno le sacó Teo a la macrodevaluación que impulsó con el FMI. Todo un genio para licuar sus deudas.
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