¿Qué hacer con Juan Guaidó?

No soy experto en nada y mucho menos en lo que respecta a la elaboración e interpretación de encuestas, una manera científica de mentir. Pero esto no me exime de preguntarles a muchas personas sobre los problemas que nos afectan. Sin pretender que dichas respuesta se tomen como referencial para sacar conclusiones, pero sí para conocer lo que piensan algunas personas sobre un tema de interés nacional.

Son evidentes los fracasos en todas las actuaciones de Juan Guaidó, por ejemplo, como: presidente de la AN en desacato, político, presidente encargado, conspirador, guarimbero nalgas al aire, líder de masas, jefe político de la oposición, rastrojo, vocero de la derecha internacional, orador, ingeniero, entre tantos de los roles que ha querido representar. Todo esto debido a que, por su ignorancia, su estupidez y su desarraigo cultural, le han impedido alcanzar, al menos un objetivo que no sea el ridículo universal. Ante tal bochorno y pensando futuros y reiterados fracasos me hice la siguiente pregunta ¿Qué se puede hacer con Juan Guaidó? Yo estoy claro al respecto, pero me interesaba conocer la opinión de otras personas y para eso interrogué a varias de ellas, logrando inusitadas respuestas. Veamos alguna de estas:

Yo lmetería preso a ese cdm y le ordenaría al carcelero que botara la llave para que más nunca saliera a la calle para hacer el ridículo. Esta respuesta la compartieron seis personas.

Ese carajo cada vez que abre la jeta lo que hace es hacer el ridículo. Yo le pediría al gobierno chino que construyera un satélite y metiera a Juan Guaidó dentro de una cápsula espacial y lo pusiera a girar, de por vida, al alrededor de la Tierra. De vez en cuando le enviaría un cohete con alimentos y agua. Es imperativo que más nunca regrese a nuestro país para que no joda más.

No entiendo como un loco puede llegar a ocupar puestos relevantes en la política. La última locura, entre tantas, que le escuché a Juan Guaidó fue que Correa, el ex presidente de Ecuador, estaba en Barquisimeto. Así mismo, afirmó el demente que él movería todo su organismo de inteligencia para buscar y entregar al dirigente ecuatoriano a la Interpol. ¡Habrase visto mayor locura! Yo, por mi parte, si estuviera en mis manos, a ese loco del carajo lo internaría en un manicomio. Muchos de los encuestados fueron solidarios con esta opinión.

Juan Guaidó es un gran hijoeputa, con el perdón de la meretrices que hacen un trabajo digno, el cual contribuye a mantener el equilibrio sexual entre tantos licenciosos. Yo buscaría una isla solitaria ubicada en el océano Pacífico, allí lo mandaría acompañado de otros como él, entre los que debo destacar: Julio Borges, Carlos Vecchio, Delsa Solórzano, Tamara Sujú, Patricia Poleo, Freddy Guevara, Antonio Ledesma, Gaby Orellana, Cecilia García Arocha, Diego Arria, Iván Duque, Luis Almagro, Lenin Moreno, Mauricio Macri, Donald Trump, Sebastián Piñera, Jair Bolsonaro, entre tantas joyitas de la política nacional e internacional, para ver quien sobrevive en este experimento. Si al cabo de veinte años Juan Guaidó logra subsistir, vencer esta prueba y salir airoso (vivo) podría otorgársele un premio internacional que todavía no se ha inventado.

La medicina moderna es increíble, está haciendo uso de la nanotecnología que permite el abordaje de las enfermedades desde el interior del organismo, tanto en el ámbito celular como en el molecular. Con tales adelantos yo pienso que podría inventarse un tratamiento para erradicar la gafura de la faz del planeta. En caso que esto sea posible, no se puede dejar deambulando por las calles del mundo a tanto gafo. Por lo tanto, mientras se le corrige tal padecimiento debería internarse a estos pacientes en una especie de gafocomio. En una institución de este tipo es donde debería internarse a ese Juan Guaidó. Este imbécil lo único hace, perennemente, es decir y hacer estupideces en público, ante la mirada estupefacta de los escuchas. Creo que, como muy pocos conocen de la existencia del gafocomio, nadie lo secundó en esta sugerencia.

La mitomanía, también denominada pseudología fantástica, hace referencia a un trastorno sicológico, por el cual la persona afectada, denominada mitómano o mentiroso patológico, tiene una conducta repetitiva en el acto de mentir lo que le proporciona una serie de beneficios inmediato, como es la atención y admiración. La mitomanía es una enfermedad patológica y es utilizada por el embustero como medio de protección de una realidad que no le es agradable. La realidad de Juan Guaidó es su fracaso continuado que no le atrae y por eso se obliga a mentir. Como las enfermedades patológicas se curan en clínicas especializadas, losocomios, allí es donde debería internarse a ese mentiroso malnacido. Y cada vez que exponga una mentira debe ser sometido a electrochoques o terapia electroconvulsiva para que aprenda a decir la verdad. En esto estuvieron de acuerdo varios de los presentes en la disertación.

Una de las características relevantes de Juan Guaidó es que es un fantoche. Un sujeto con estas peculiaridades trasmite una imagen grotesca y ridícula, cuya apariencia resulta un tanto repulsiva. Con este término también se describe al títere, aquel personaje que es manipulado por otro, bien por medio de unos hilos a directamente con la mano. Una de las fantochadas de este petimetre es amenazar el gobierno del presidente MM con invasiones militares provenientes del extranjero y sobre todo, de EEUU. Como este badulaque parece ser amante de la guerra y no de la paz, debería alistarse en las tropas de los marines de EEUU, una de las ramas de sus fuerzas armadas y con su uniforme y fúsil ir a combatir a los terroristas del estado islámico en Siria. Al parecer muchos de los presentes secundaron al proponente.

Juan Guaidó es un desarraigado, no tiene un mínimo interés o relación afectiva con el lugar donde vive o con su entorno, por motivos que solo él conoce. Son muchas las veces que este ignorante ha dado muestra de su desconocimiento sobre las raíces históricas y culturales de nuestro país. Yo le recomendaría que metieran a ese desnacionalizado dentro de una biblioteca llena de libros de historia, geografía de Venezuela, escuchar música representativa de las diversas manifestaciones culturales enraizadas en nuestra tierra. Sobre todo, asignarle un tutor para que aprenda a departir en público, además de recibir un curso de oratoria.

A juan Guaidó yo le metería en una lancha, lo enviaría a alta mar, le rompería el tanque de gasolina y mensualmente le enviarían agua y alimentos, muy poco, para que pase hambre y sed como millones de venezolanos. Tal acción sería una consecuencia de sus nefastas acciones contra el pueblo de Venezuela. Esto ocurriría por secula seculom arrimó uno los escuchas.

No cabía duda, de la investigación colegí que el vendepatria de Juan Guaidó no es bienquisto por millones de venezolanos y extranjeros que viven en nuestro país. Esto no es una apreciación mía, basta interpretar los análisis de algunos de los sondeados y los otros que se solidarizaron con aquellas opiniones. Esta indagación no permite hacer una generalización sobre la aceptación o no de Juan Guidó en su accionar político, eso de lo dejo al lector.

Las recientes actuaciones de muchos seudo dirigentes y presidentes, como el caso de Juan Guaidó, Lenín Moreno, Iván Duque, Macri, Bolsonaro, Piñera, entre tantos ignominiosos demuestran, por sus opiniones, el deprecio que tienen sobre los excluidos. Aquellos son representantes de una minoría cuya único interés es aprovecharse de las riquezas de sus naciones y explotar la fuerza de trabajo de su pueblo. Más allá de todo análisis, esos individuos arrastran el germen de la maldad heredado de aquello colonizadores. Por esto es bueno recordar las palabras de Martín Luther King: "El que acepta pasivamente el mal está tan involucrado con él, como el que ayuda a perpetrarlo". Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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