La vida de Timoteo Zambrano

Timoteo Zambrano, diputado a la Asamblea Nacional y Parlasur, Secretario de Política Internacional del partido de derecha Un nuevo Tiempo y coordinador internacional de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), ha sido removido de algunos de tales titulares por sus controvertidas declaraciones a favor de Venezuela luego de que miembros del Mercosur la sancionasen y excluyesen como miembro. Timoteo, en un comunicado posterior a sus preocupadas palabras sobre el país, insiste en que "la suspensión de Venezuela del Mercosur […] atenta contra los intereses de los venezolanos y es contrario a la política integracionista latinoamericana."

Su contravención al lineamiento sagrado de la MUD de deponer al gobierno de Nicolás Maduro a cualquier costo, atacando en todos los frentes de la actividad política, nacional e internacional, sin concesiones de ninguna índole, ha acarreado que lo amenacen hasta de muerte, como públicamente lo denunció. Y es aquí donde seriamente se tuercen los nudos para reflexionar sobre reales riesgos contra su vida.

Fácil y doloroso es rememorar el accionar violento de la tolda política en la que milita, empezando con los hechos criminales del puente Llaguno en 2002, pasando por las conocidas guarimbas y los asesinatos selectivos que acomete permanentemente el extremismo opositor. Su gente no juega, habría que decir, y lo induce preocupado a acudir a la Fiscalía a denunciar. Sabe que si al asesino, a quien no le cuesta nada matar, te amenaza, hay que tomar su propuesta en cuenta. Por eso la alharaca de Timoteo, quien debe de tener la certeza de que, si al Departamento de Estado de los Estados Unidos de América se le ocurre ordenar su muerte para proyectar el escenario de una Venezuela enrarecida y aterradora, sus días están contados.

Una de sus pesadillas podría ser que, como al final es un hombre de derecha que juzga por su condición cuando se ha opuesto con injusticia al gobierno, imagine que un chavista podría asesinarlo aprovechando la circunstancia política de su condena a muerte dentro de sus propias filas. La opinión pública diría luego que se lo zamparon extremistas de la MUD. Pesadilla dos: que lo mate uno de los suyos, aprovechándose de este mismo razonamiento para inculpar a algún filamento gubernamental. La opinión pública razonaría que se lo zamparon miembros criminales del "régimen".

Un asunto espinoso por ambos ángulos, y de grande angustia en noches oscuras a solas con los propios pensamientos. Timoteo necesariamente tiene que saber de lo que es capaz su gente, gente que cazó como a conejos a venezolanos inocentes el 11 de abril de 2002. Algunos de esos fantasmas pueden asomarse en su ventana y mostrarle el hueco de entrada de la bala. No hay juego en las amenazas.

Por el otro lado, lado de los chavistas, del gobierno de Nicolás Maduro, del Partidos Socialista Unido de Venezuela (PSUV), lado ideológico, humanista y revolucionario, podría decírsele que puede dormir tranquilo. De ser las cosas como la propaganda detractora las pintas ("los asesinos del puente Llaguno" y tal), es decir, que el gobierno es asesino, estaría muerto desde hace mucho rato aprovechándose oportunidad tan dorada para un montaje. Dada la amenaza de sus propios correligionarios, su muerte quedaría atribuida a ellos mismos, en familia.

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Oscar J. Camero

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental. Animal Político https://zoopolitico.blogspot.com/

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