Pildoritas 69 (año IX)

Villa Rosa, un trueno que pretendió ser tormenta

La única explicación que cabe sobre el regodeo y la alegría orgásmica que la oposición, por sus medios ha manifestado por el  supuesto cacerolazo que recibió el Presidente Maduro en Villa Rosa, Estado Nueva Esparta, es que desconocen que en política, y más cuando vivimos una polarización en la que dos modelos se enfrentan, y uno de ellos, al ver cómo el otro se diferencia sustancialmente del  suyo, por sus ejecutorias y realizaciones, en función de lo que debería ser el verdadero objetivo de cualquier gobierno, que no es otra cosa que el mayor bienestar y la mejor calidad de  vida del pueblo,  es puesto a reaccionar de manera que raya en lo irracional.  

Pareciera que no han vivido la historia, no solo de lo que aquí sucede sino en cualquier país del mundo, en donde, dentro de la lucha política, hay quienes utilizan estrategias como la del llamado cacerolazo,  para dar la impresión de que lo que un grupúsculo hace, con premeditación y a alevosía y en el mayor de los casos a cambio de un buen dinero, como ya es costumbre de la derecha, es un rechazo generalizado, en este caso a un presidente a quien desprecian sobre todo por su origen humilde y porque no pertenece a la clase privilegiada, sangre azul, de la que hacen gala sus líderes, que como sabemos, casi todos provienen de familias acomodadas, de cuna de oro y con la creencia de que están en la cúspide de la oligarquía venezolana y por lo tanto tienen el derecho, como ahora lo intentan, de hacerse del poder por cualquier vía.

Los medios de la derecha  pretenden crear la sensación falsa como casi todo lo que hacen, de que lo que sucede muy esporádicamente, como lo de Villa Rosa,  refleja la generalidad del país, obvian registrar eventos, multitudinarios si los comparamos con la pírrica protesta abultada sobre todo por las redes, como los que casi a diario manifiestan su respaldo y apoyo al presidente, siempre con manifestaciones de gratitud por el enorme esfuerzo que está haciendo por defender al pueblo de los arteros ataques a que está sometido, precisamente por quienes organizan los llamados cacerolazos que lo que logran es contribuir a que el fervor chavista se refuerce, se amalgame y se agrupe alrededor del líder, a quien el creador de esta Revolución entregó las banderas para mantenerlas izadas y nunca arriadas, en defensa de un pueblo, sobre todo el más pobre, por primera vez en la historia visibilizado y tomado en cuenta, para que fuese el primer objetivo de las políticas de inclusión de un gobierno humanista como el que desde hace casi 18 años está al frente de los destinos de la Patria.

Sufren pues de ingenuidad quienes creen que con un cacerolazo aislado como el de Villa Rosa, que lo único que  en verdad logró fue hacer saber que existía un territorio con ese nombre, que va a pasar al olvido y a las hemerotecas como un incidente intrascendente, se va a tumbar un gobierno o que un hecho aislado como ese les va a servir como la chispa que en 1989 en Guarenas, dio origen a los dolorosos  hechos del llamado caracazo, que demostraron cómo un pueblo expone su vida por defenderse de la opresión y de una gestión de gobierno que al contrario de la que hoy vivimos, multiplicaba a pasos agigantados la pobreza y la exclusión, mientras los ricos llenaban cada día más sus arcas, por lo general apropiándose de lo que al pueblo le pertenecía, ello sí,  como una práctica generalizada y no, aceptando que como ahora dicha aberración  aun existe,  pero como hechos aislados, muchos de los cuales han recibido respuestas de la justicia, eso sí dejando claro que bastantes de los delincuentes por corrupción comprobada, provienen precisamente de esa derecha malsana y hoy disfrutan de lo mal habido y de  la protección de sus amos del Norte.

Prueba irrefutable de que lo de Villa Rosa, fue planificado con premeditación y alevosía, es que el llamado nacional que la MUD hizo una vez culminado con fracaso el evento llamado “Toma de Caracas”, que a la final fue toma del Este, para tocar un cacerolazo nacional, terminó pasando desapercibido, por lo pobre en participación y de allí los desastrosos resultados obtenidos, previos al posicionamiento en las redes de una etiqueta que salió de la propia oposición:@MalditaMUD, que revela en una sola frase la frustración ya inocultable de un sector de la sociedad, que se encuentra a la deriva, sin una dirección, sin líderes con credibilidad, que pretenden ejercer un liderazgo, cuando no tienen las credenciales, ni morales ni políticas para dirigir un pueblo, que cada día demuestra que ha cambiado para bien y que no está dispuesto, aun no siendo simpatizante de la Revolución, a prestarse para aventuras peregrinas que lo que traerían sería dolor y retroceso para una Patria, que lucha a brazo partido por defender los logros alcanzados y evitar que una crisis que es mundial nos arrastre inevitablemente.



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Saúl Molina


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