Que adulto contemporáneo no recuerda esa memorable novela de una época pasada de la Caracas Bella, la que muchos queremos y añoramos, así como la célebre actuación del llamado galán de galanes, Raúl Amundaray encarnando a Albertico Limonta, sin mayores comentarios.

Es común en la actualidad novelesca de los escritores revivir aquellas telenovelas que fueron exitosas, un buen libreto (caso se la telenovela) en manos apropiadas es sinónimo de éxito, esto es lo que me ocupa hoy.
En la actualidad tenemos una novela muy pintoresca que rememora (solo en nombre) a la otrora telenovela antes mencionada, se trata nada más y nada menos que de La Entrevista EL DERECHO DE JODER, la misma es protagonizada por un payaso que se cree actor, Miguel Ángel Rodríguez, quien encarna a nuestro Albertico Limonta.

Este bufón miserable nos deleita todas las mañanas con un sarcasmo actoral propio de los metrosexuales (mis respetos a esta casta de nuevos machos), desgarra un lenguaje incoherente cargado de lo más irreverentes insultos subliminales y no subliminales contra todo lo que tenga olor a pueblo.
Sus incongruencias y su maldad más allá de desinformarnos, nos vislumbran a lo lejos una luz radiante de lucha que nos permite visualizar más aun, el porque estos testaferros de la ideología de la perversidad no pueden regresar.
Escudriña en la noticia y extrae, cual degenerado, el argumento de sus malolientes editoriales llenos de insípida elocuencia viseral y fustiga la vociferación excremental de su mente carcomida por su pasión antichavista hasta llegar a la hecatombe de su orgasmo intestinal, su risa y con ella, la labor cumplida.

Llegan los comerciales y comienzan las entrevistas.
De sus editoriales comienza el juego de manipulación con el apoyo de sus invitados, temas a tratar:

· CNE y joder al Gobierno y a Chávez.
· CORRUPCIÓN y seguir jodiendo al Gobierno y a Chávez.
· PRE-CANDIDATOS A CANDIDATOS, continuar jodiendo al Gobierno y a Chávez.
· VIDEOS de María y Juanita que quieren una casa de 70 millones, seguir jodiendo al Gobierno y a Chávez.
· PERU Y LA POLÍTICA INTERNACIONAL DE VENEZUELA, joder al cuadrado al Gobierno y a Chávez…………

Los invitados los rotan cada quince días, siempre son los mismos, bueno los que quedan, ya que hay un grupito que dijo me voy y están en Miami.
Ayer la desesperación cubrió mi mente, eran las 6 de la mañana y no empezaba mi telenovela, denigré de CONATEL y la Ley RESORTE, cerraron mi programa favorito, me dije, gracias a Dios a la 6 y 30, ví el rostro de Albertico explicando el porque no arrancó a las 6am.

Les confieso que pensé incluso encadenarme a las puertas de RCTV y desde ahí protestar formalmente, con pancartas de ¨CON MI RACION DE ODIO MAÑANERO NO TE METAS MARCEL GRANIER¨ por supuesto en calidad de infiltrado en ese pequeño grupo de disociados que lo sigue día a día, gracias a Dios no he tenido que llegar a esos extremos, Albertico Limonta tarde pero llegó.

Un mal libreto en manos inapropiadas es sinónimo de fracaso, es simple, la oposición seria de este país ya no sigue este programa por razones obvias, la catarata de payasadas con bicha incluida, mentiras y manipulaciones, son tan grandes que dijeron YA BASTA! (RECUERDEN LOS GRAFFITIS, CHÁVEZ VETE, NO QUEREMOS SABER MAS DE MARTHA COLOMINA), de ahí la decisión de Albertico de marcharse del país después de las elecciones de diciembre a USA y terminar de joder.

EL DERECHO A JODER, es hoy día uno de los programas menos vistos por la oposición seria de este país, su mayor audiencia proviene del Chavismo con el propósito de estudio y análisis del furor que representa el proyecto Bolivariano para Venezuela y América Latina y los inmensos recursos mediáticos que se utilizan para derrocarlo.

EL DERECHO A JODER que protagoniza Albertico Limonta es, sin duda, la antítesis del periodismo televisivo y la muestra más efervescente de palangrismo audiovisual, la esencia ilógica que utilizan para desestabilizar al país como vitrina de promoción del caos, del odio y la miseria humana de su conductor.

NO VOLVERAN.

P.D. te recuerdo el peo es conmigo no con mi mamá.
P.D. ¿qué pasó con Buenaventura que ya no lo nombras?

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