Pildoritas 05 (año VIII)

De la utopía a la realidad ¿Será posible?

Comenzó el año, como sabemos, con anuncio de la ultraderecha para de nuevo tomar las calles de la manera violenta y criminal con que iniciaron el año anterior, seguramente otra vez, con el asentimiento de la derecha en general, como siempre ha sido, pues calla, otorga, apoya, tergiversa; para ellos los guarimberos, piromaníacos y asesinos en potencia, son los buenos y la fuerza pública que actúa por mandato de la Ley para proteger a la mayoría son los malos.

Ya los medios han reseñado conatos de guarimbas en varios sitios del país, lo cual nos hace pensar que, o ha habido una falla de la inteligencia oficial, o que los guarimberos están de tal manera organizados, que burlan las acciones de investigación que a estas alturas deberían saber con exactitud quiénes son y en dónde están, los que no son otra cosa que mercenarios que en su mayoría actúan a cambio de dólares, droga y licor como quedó demostrado el año pasado con los resultados fatales que todos conocemos y que en muchos casos quienes son los responsables, andan muy orondos como en el caso de María "Violencia", paseándose por el país en la activación de lo que ahora ya anuncian, como si fuese "la batalla final" para derrocar a un gobierno, que ha sido el más legítimo de la historia, para lo cual según lo afirmó la susodicha, tiene más plata que el gobierno.

Igualmente a los intentos, fallidos hasta ahora, gracias a Dios, de reactivar las terribles guarimbas, sigue casi que inalterable la guerra económica, que a la postre, no sabemos, si los daños que ella logra son mayores que las mismas guarimbas, pues han reaparecido las colas, los precios, especialmente de los productos de la cesta básica, que de un día para otro desaparecen, para aparecer cual estrella fugaz a elevadísimos precios, el bachaqueo sigue campante pues de otra manera se hubiese acabado el expendio de productos venezolanos que aquí escasean, en Cúcuta y otras poblaciones de Colombia.

Hay que preguntarse cómo, por ejemplo hace una madre para alimentar a su hijo recién nacido, si por alguna razón muy común, no puede amamantarlo, cómo hace para conseguir los pañales desechables o los de tela, pues no se consiguen por ningún lado y cuando aparecen por muy poco tiempo, son el medio para que la mayoría de los comerciantes que los expenden, aprovechen por esa vía para contribuir con la guerra económica y darle armas a la derecha mediática para que siga, sobre todo en el exterior, intentado deteriorar la imagen de la Revolución.

No podemos negar que no sólo las llamadas guarimbas afectan a la población que se ve sometida a ellas, también el desabastecimiento de productos necesarios para la subsistencia vital, trae graves consecuencias a la calidad de vida de los venezolanos.

Ya Luis Brito García, con su credibilidad incuestionable y otros entre los cuales me cuento, nos hemos preguntado, cuál es la razón por la cual el gobierno no toma la decisión de importar directamente todos los productos que han servido para que la derecha utilice como armas, al encarecerlos infinitamente, desparecerlos, contrabandearlos etc., en una cadena que cada vez hacen más larga, pues a veces hay más de un distribuidor que con su participación se lleva una buena tajada de lo que los consumidores finales pagamos, encima de los llamados mayoristas, todo lo cual conspira contra la economía, de tal manera que da la sensación que el gobierno está, contra las sogas, lo cual, no nos caigamos a mentiras, logra que el pesimismo cobre fuerza en muchos que han acompañado este Proceso y como respuesta a la rabia, más cuando el respaldo ha sido sin el acompañamiento de sólidas bases ideológicas, o dejan de votar, o lo que es peor optan por el llamado voto castigo, sin medir las consecuencias en una especie de harakiri político, del cual se podrían arrepentir, más temprano que tarde, en el caso de que la Revolución fuese defenestrada y comience, quien así actúe, a sufrir en carne propia lo que significaría un gobierno de derecha, entregado al imperio, como fue lo que vivimos en la llamada cuarta República, sin necesidad de guerra económica, ni de guarimbas.

Lamentablemente tenemos que aceptar que no hemos logrado revertir la condición del país, casi que monoproductor, dependiente en alto grado del petróleo, lo cual ha quedado en evidencia con la caída programada de los precios como ha quedado evidenciado, por el gobierno de Obama, aun en un altísimo porcentaje casi todos los sectores de la economía están en manos de enemigos de la Revolución y se activan con propósitos golpistas, como se ha podido comprobar fehacientemente en las acciones de las autoridades, que lamentablemente no alcanzan a cubrir todo el espectro del comercio y hacer un control general, pues habría que tener funcionarios que cubran todos los comercios, fabricas, distribuidoras etc., desde las Aduanas hasta los consumidores finales, en caso de los productos importados y desde los productores hasta los consumidores finales en el caso de los productos nacionales, y ello es más que imposible, por otro lado, como ya ha sucedido, los funcionarios se venden, se dejan sobornar, se prestan para avisarle al comerciante, antes de que llegue el organismo contralor, además a muchos no les importa pagar la multa, pues seguramente el billete que la derecha tiene para esta guerra es tanto, más que el que tiene el gobierno, que no cabe duda, quién paga la multa, al final es el imperio a través de personajes como María Violencia, pagan la multa y siguen vivitos y coleando en su contribución con la estrategia de guerra económica, a la cual no vemos ceder espacio, a pesar de las 28 mil toneladas comisadas, de las multas, de las detenciones que lucen esporádicas.

La solución entonces es que sea el gobierno quien importe y comercialice directamente los productos eliminado las cadenas de distribución pero que además ejerza control estricto sobre los precios de los productos nacionales logrando que los productores, incluso con mejores precios de venta, le vendan al gobierno quien se encargue de comercializarlos, sin intermediarios especuladores y así permitir que lo que pareciera hoy una utopía del precio justo, deje de serlo y se convierta en una realidad, como en otros países de América y del mundo.

Si así fuese no hubiese sucedido lo que se vivió en todo el país en los abastos Bicentenario, que amanecieron pelados, pero también en Macro y otros expendios grandes, medianos y pequeños y la explicación es que los proveedores no habían operado en los últimos y primeros días del año, lo cual no pasaría si, a sabiendas de la posibilidad de que suceda esa eventualidad, se toman con tiempo las previsiones lo que serían más factibles si el control lo ejerciera el gobierno.

Claro, habrá quienes no comulguen con esta propuesta y dirán que se quiere violentar el derecho al libre comercio, pero es que no estamos en condiciones normales, estamos frente a una guerra económica que hay que enfrentar como se enfrentan las guerras, con todos los recursos incluso los excepcionales y habría entonces que preguntarse: ¿Dónde quedan los derechos a la alimentación y a una vida de calidad que tenemos todos los venezolanos, si por culpa de inescrupulosos que manejan todo el entramado del mercado, estamos siendo sometidos a vivir situaciones que se hacen cada vez más insoportables?

 



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Saúl Molina


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