Nueva estrategia fascista de Capriles

Cada día me convenzo más de que existe una definida e implementada estrategia fascista contra el gobierno del presidente Maduro, en Venezuela. Otro elemento más acaba de atestiguarlo: la derecha opositora, mientras se clama por lograr un clima de concordia nacional, lanzaron ayer un nuevo proyecto de claro corte violento dirigido a crear un clima de ingobernabilidad y de caos social.

La convocatoria realizada por Henrique Capriles a conformar comandos callejeros para presionar al gobierno bolivariano mediante la desestabilización, es una prueba más de este plan fascistoide. Impostar una matriz política sobre una supuesta necesidad de “cambios”, no busca otra cosa que lograr algo no logrado por la vía electoral: la derrota del chavismo por la fuerza. El diseño de estos grupos fascistas y violentos propuestos por Capriles responden a una táctica específica: dichos comandos de defensa, al estar integrados por tres miembros, actuando como células activas y multiplicándose en otros grupos, les permite actuar con impunidad, burlar la vigilancia de las autoridades y cometer fechorías indiscriminadamente. Son teams saboteadores y provocadores, alejados del discurso político racional, y perpetradores de hechos violentos coordinados y dirigidos con eficacia a golpear de acuerdo con el plan desestabilizador orquestado por la derecha y los servicios enemigos.

El lenguaje hipócrita de Capriles no es creíble, pues aunque dice que su iniciativa busca "dejar a un lado la agenda de violencia en la que quiere meternos el gobierno, para concentrarnos en los problemas sociales", difundida a través de su cuenta en Twitter y en su blog, existen evidencias de que las misiones de estos grupos no responderán al diálogo, sino a un discurso violento.

Una de las misiones de estos grupos violentos, ya en funcionamiento, fue la de afectar a los carnavales y el flujo de turismo nacional e internacional en distintos puntos del país, tal como ocurrió  Nueva Esparta, Mérida y Táchira, tal como denunció el ministro Izarra. En otros casos, como en la Isla de Margarita, fueron los alcaldes derechistas los que manipularon y manejaron la violencia y promovieron la intranquilidad ciudadana, suspendiendo por su propia decisión estas fiestas.

La evidente campaña para involucrar a la OEA en el análisis del conflicto interno, desconociendo a UNASUR y a otros sujetos políticos, tiene la intención de inmiscuir más abiertamente a Estados Unidos y crear las condiciones para una intervención directa en Venezuela. Tal fue el propósito de los provocadores, capitaneados por María Corina Machado y Antonio Ledezma,  al llevar ayer un documento ante la OEA y pedir una reunión de la misma para iniciar un proceso de deslegitimización del gobierno –ya sobredimensionado mediáticamente-, mediante una feroz guerra ideológica. El Nuevo Herald informó hoy  sobre una próxima reunión de la OEA, en Washington, en la medida que las condiciones climáticas lo permitan.

Como resultado de la distorsión de la realidad y de la manipulación descarada de los hechos, la derecha comienza a divulgar decenas de falsas denuncias sobre hechos de represión, torturas, secuestros y otras acciones hostiles contra la oposición. Ejemplo de ello, por citar alguno, fueron las declaraciones de Alfredo Romero, director de Foro Penal, quien manipula la existencia de  33 casos de torturas a los detenidos durante las protestas.

Un aspecto central avivado en los últimos días es denunciar el desabastecimiento de productos básicos, cuya carencia obedece no solo al acaparamiento de los mismos por los propios derechistas, sino también a la propia violencia generada por los guarimberos contra almacenes y otros centros de abasto de estos productos. Las fuerzas élites de la derecha tienen un bien diseñado plan para atentar contra los centros de distribución de alimentos para agudizar la carencia artificial de los mismos, como parte de la estrategia desestabilizadora actual.

El propio canciller venezolano, Elías Jaua, dijo ayer ante el  Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, lo siguiente: “Han pretendido ver en el país un caos generalizado, represión discriminada y desproporcionada para así justificar la intervención extranjera en asuntos internos”. 

El llamamiento hecho por Capriles a la creación de estos grupos auto titulados por él  como “grupos de defensa populares” tiene cierta analogía con las Autodefensas Unidas de Colombia, expresión de la violencia paramilitar y de la ideología del uribismo colombiano, implicados directamente en las acciones de desestabilización contra Venezuela, a la vez que repiten las acciones de mercenarios chechenos, grupos neonazis, tropas israelíes y sauditas en las recientes protestas en Ucrania. ¿Libretos que se quieren repetir?

Capriles está en busca desesperada del protagonismo perdido y de reverdecer su debilitada imagen. Es por ello que ha dado varios pasos en esa dirección. Uno de ellos es tratar de erigirse como vocero de la derecha venezolana ante la ONU. Otro, convocar una marcha provocadora para el próximo sábado, 8 de marzo, denominada  “Protesta de las Ollas vacías”.

El pueblo sabrá responder al fascismo unido y sereno.

 



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Percy Francisco Alvarado Godoy


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