La ingenuidad no es revolucionaria: notas a propósito de los actos fascistas del 12 de febrero

“a la burguesía no hay que creerle tantico así”
Che Guevara
 
Las acciones fascistas de la derecha venezolana reclaman un conjunto de reflexiones y posturas sobre lo que significa y a su vez implica hacer la Revolución, para construir el Socialismo como posibilidad real de cambiar con radicalidad los fundamentos en los cuales se basa toda sociedad capitalista independientemente de sus particularidades históricas, geográficas, políticas o de cualquier otro índole.
 
Es importante asumir desde el inicio que así como los actos no son neutrales, puesto que son movidos por específicos intereses sociales, las palabras de igual manera no son neutras, esto nos permitirá trazar una gran diferencia al caracterizar las acciones que impulsan determinados sujetos en su hacer; por ejemplo, seria un grave error colocar como radical una acción que tiene un profundo contenido fascista como la que está desarrollando la derecha en Venezuela en la actualidad, en el caso del radical estamos hablando y accionando para que el ser humano se dignifique, ser radical nos decía Marx es ir a la raíz e ir a la raíz es ir al ser humano, valga decir entonces es buscar las maneras que nosotros tengamos lo necesario para vivir como seres humanos, mientras al fascista lo mueve son solo intereses mercantiles. No es casual que en las marchas de la derecha aparezcan lemas como “No queremos Patria, queremos dólares” o que salgan descaradamente lamentándose que se le allá colocado un freno a la ganancia, para ellos la libertad de mercado es esencialmente que vendan sus mercancías sin los frenos legales que en muchas sociedades se a impuesto, no hacer  esto  significa una explotación doble para el ser humano que tiene que vender su fuerza de trabajo para sobrevivir, esto en tanto su salario se devalúa al adquirir ya sea su comida, al pagar los servicios, al pretender comprar una vivienda.
 
Fascista es también aquel empresario que produciendo determinado bien o producto construye un conjunto de medidas para que este no llegue al pueblo, recordemos que el grupo Mendoza arrojó al Lago de Maracaibo, mas de un millón de litros de leche durante el gobierno de Caldera, para que esta se escaseara y de esa manera salieran los doctos en economía a decir que el aumento era un producto directo de la demanda. Para el capitalista su mayor interés es que lo que ellos o ellas producen, a través del trabajo ajeno, se venda a libre precio para de esa manera adquirir unas jugosas ganancias.
 
La ingenuidad se hace presente al no caracterizar de manera adecuada los momentos históricos o a los sujetos, al desconocer las implicaciones sobre construir un mundo donde exista igualdad y libertad sustanciales para todos y todas, las Revoluciones sociales son luchas antagónicas entre grupos sociales, unas veces son violentas otras pacificas, pero lo cierto de esto es que el capital no abandona sus privilegios, sus escenarios por buena voluntad, hay que forzar, hay que luchar, hay que tensar. La lucha de clases no es invento, es una realidad cotidiana, la invisibilización es parte del proceso que desarrolla la derecha, los sectores que se asumen como revolucionarios o lo que algunos llaman de izquierda buscan las maneras que la gente salga de ese falso idilio, que sepamos que somos explotados, que tengamos conciencia que nos dominan, pero de igual manera que es posible cambiar esa realidad, por esto podemos decir una Revolución nace, se desarrolla y logra la consolidación en la misma medida que estamos formados para enfrentar los riesgos y construir las vías que nos permitan dignificar al ser humano, que esto se traduce en que no hay explotación, dominación y en que cada uno de nosotros y nosotras tenemos lo necesario para vivir. Por esto no caigamos en la ingenuidad de creer que existe una derecha constitucionalista y otra golpista, simplemente son jugadas para preparar escenarios, es falso esa aparente diferencia de los métodos entre Leopoldo López y Henrique Capriles, ambos persiguen lo mismo:  Leopoldo prendió la mecha y Capriles se encargara de colocar la pólvora, esto es una vinculación de estrategias, por un lado, fomentar la violencia en un ambiente preparado por la escases programada de alimentos y por el otro, esperar que los acontecimientos se desarrollen, de parte de Capriles, para que un preciso momento llamar de nuevo a que “drenen su arrechera”, en tal sentido ir cultivando la legitimación de la intervención armada.
 
Es de igual manera importante trazar una diferencia entre ser ingenuo y ser humilde puesto esta ultima expresión significa capacidad de escuchar, capacidad de procesar las diferencias y cultivar el dialogo, pero el o la ingenua por su desconocimiento es utilizado por otros; pero la burguesía y sus operadores no tienen pelos de ingenuidad, generalmente las inmensas multitudes de trabajadores y trabajadoras, de estudiantes, de campesinos, de amas de casa, sobre manera de niños son utilizados y les internalizan saberes, principios y sentimientos para que sean unos dóciles en el mundo de las injusticias capitalistas.
 
No es verdad también que con “el dejar hacer, dejar pasar” las diferentes tomas de calles y avenidas van a cesar, esto es parte de las resistencias que oponen y diseñan los y las contrarrevolucionarias y lo realizan para acumular fuerzas e intentar el golpe que les permitirá tener el control sobre la totalidad social, no olvidemos la lamentable experiencia de abril de 2002. De ingenuidad hemos pecado mucho en este proceso de transformación revolucionaria y en la confrontación social esto se paga muy caro, son vidas humanas las que se pierden, el capitalista y sus operadores no tienen corazón tienen intereses.
 
Es bien cierto que todo revolucionario o revolucionaria tiene profundos sentimientos de amor, si no fuese así no sería posible la lucha y los sacrificios que esto acarrea, pero también debe poseer una profunda claridad para no caer en la ilusión que con una simple conversa se extinguen los antagonismos. Hay que cuidar que detrás del dialogo no entre subrepticiamente la conciliación, el resultado, cuando mínimo, es el estancamiento de nuestra Revolución, cuando no, la perdida de lo que hemos logrado; recordemos también que Chávez nos alertó en el Plan de la Patria que era vital lograr el punto de no retorno para la transición al socialismo.
 
Debemos inventar críticamente, y esto significa dialogo, debate, las formas de confrontar la especulación y la escases programada, el Che nos decía que “con las armas melladas del capitalismo no es posible construir el socialismo”, tener claro que la agitación contrarrevolucionaria se posiciona en la misma medida en que tenemos un discurso revolucionario, pero una vida burguesa, en asumir con todos los riesgos que la única manera de buscarle soluciones a los problemas que se le presentan a la Revolución es con la profundización de la Revolución.
 
Definitivamente en los procesos sociales para la construcción e impulso del socialismo revolucionario el movimiento o toma la iniciativa o la derecha imponen sus líneas por la mentira, por la violencia, con suficiente razón Ali Primera nos cantaba “la inocencia no mata a un pueblo, pero tampoco lo salva”.
 
Cero tolerancias con los intolerantes, la negación de la vida y del amor es el fascismo cubierto de un discurso por una vida mejor.
 
Jesús Dávila
jesusgonzalod@gmail.com
 
 


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