Dos superhéroes venezolanos en España

Como España vive tiempos difíciles por demás y, ahora más con la metida de pata con lo del avión donde iba Evo Morales que, no le dieron espacio terrestre para aterrizar por no aceptar más espejitos por un espía imaginario, ha llevado a Aznar en favor de su pana Rajoy a sacarle las patas del avispero internacional en que se metió por órdenes imperiales bien precisas sin refunfuño.

Por lo que la mujer maravilla en que se ha convertido, María Corina, se fue de inmediato a ese país con las alas del corazón partido de angustia y rebrotado de experiencias similares, no lo pensó dos veces como buena “internacionalista” a escondidas, que sabe poner las cosas politiqueras donde deben estar y, que con su desfachatez de emprendedora simulada: abrirá las compuertas de la cooperación sin disimulo a ver si tapa el hueco del arbitrio de la ligereza torpe que, tiene al gobierno español de rodillas frente a UNASUR que le exige disculpas entre otras cuestiones a ver si se olvidan con gallardía del pasado de los 500 años que nos mantuvieron en jaque económico-político-social-cultural que parece ser, aún, hoy día, persisten entre los europeos y nos siguen viendo como indios que todavía nos observamos en los espejos de la inmoralidad, dándoles a placer ratos de picardía a su antojo.

Pero, la mujer maravilla con su nueva nariz, que no es otra que, María Corina, puso como condición -sine qua non- que fue aceptada de inmediato por el ambiguo Aznar de que ella, viajaría con el trasnacional Zorro como se conoce a Julio Borges que piensa con las cejas del corazón por delante y, en cualquier momento dispara chispas humeantes de sensatez y, para ella sería su compañero que bien pudiera desenredar con confianza abierta los enredos que surten a España por su gobierno que no sale de una para meterse en otra, como si estuvieran marcados por olas discapacitadas del neoliberalismo y de la corrupta monarquía que no cesa ambicionar más de lo normal y tiene al rey al borde del precipicio brutal, mandando a callar a quien menos se le piense cuando no está de cama.

Ambos, la mujer maravilla y el Zorro por desacuerdos más climáticos que políticos no se pudieron llevar a su presidente en puertas en que se ha convertido el caprichoso que, no cesa de implorar al cielo que le pasen lo más pronto el veredicto de su ganancia que lo pondrá a valer con tranquilidad de llegar al poder y, salirse del lío que entrapa a mandatarios que nada que ver con su política de inmoralidad extra Estado y, en la despedida de los tres políticos a puerta cerrada se dispararon a quemarropa cartuchos de incomprensión que los puso en guardia electorera, aunque el zorro siempre sale como el perrito regañado de la encerrona, no dejó de criticar a, María Corina, por su abierto enfrentamiento con Capriles y con Guillermo Aveledo que tiene a Washington en aprietos de confianza. Y, como Enrique no es bobo del todo, hizo escribir varias cartas a destinatarios engañosos de Europa que con concienzuda tranquila mandó a vaciar solicitudes de encuentros fuera del país en vísperas que pueden ser positivas de causas acción-reacción de desafectos y, con firmeza sabia exige más atención a su persona que trepa alto en la oposición venezolana y mundial.

Lo cierto que, María Corina, además de largarse con Julio Borges, se llevó un divieso por demás emotivo y fastidioso en el ojo izquierdo que la tiene viendo dispersa y, teme que se desboque de ira en las primeras de cambio que le apriete la amargura que siente en contra del indio Evo que le evapora la calma de su alma en PJ. No así, Julio Borges, que no deja de pensar en las tapas españolas que hagan posible un buen aperitivo reencuentro con sus enlaces reales que mantiene en la Eurocámara que le den más agallas de parlamentario ducho que no tiene nada que envidiarle a nadie cuando de actuar se trata micrófono en mano que, desenvaina pancartas entreguistas de lucha abierta contra el gobierno.

El pueblo venezolano se mantiene ávido de información y en ascua fluida: por los resultados precisos que deben emanar en serie por nuestros dos superhéroes, una femenina vibrante y el otro un valiente talentoso de signos positivos que surte efecto como un positrón que elimina electrones de reacomodo a la deriva en el espacio de las contradicciones en que han caído algunos países de la vieja Europa y, que ellos deben destrancar ese juego que no es de la ruleta rusa y todavía mantiene algunos pasodobles en que tanto ella como él bailarán con un ¡Olé de chavales!

Que el rey salve a ese par de superhéroes prestados por la paz de España hasta ahora empeñada al imperio gringo como a la banca privada.


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Esteban Rojas


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