Primarias de la oposición venezolana: Ni partidos ni candidatos estrellas

Quizás una de las mayores tragedias que está viviendo la clase política opositora venezolana es que no cuentan ni con partidos ni con candidatos estrellas. Y eso de verdad más que una tragedia es la muerte eterna. Precisamente, cuando muchos pensaban –particularmente los escuálidos y otros ingenuos- que los partidos políticos del régimen puntofijista estaban de vuelta, sufrieron el desgarramiento de la espina dorsal que los devolvió al infierno de las contradicciones y la nostalgia.

A veces el pensamiento alucina creyendo que ha llegado al umbral de la felicidad, pero los cambios de conducta matan los sueños y desbaratan los planes y proyectos. Y eso fue lo que le pasó a los escuálidos de este país, que alentados por las ráfagas de vientos propagandísticos y mediáticos, creyeron que las banderas de la victoria se les enarbolaban en el horizonte electoral. Todo fue una mera ilusión, porque estando a media asta, los partidos recogieron sus banderolas que más que eso eran trapos desteñidos y se devolvieron a buscar a sus candidatos. Escudriñaron y miraron a todos lados y por no tener generación de relevo, escogieron a los más malos del jardín en llamas. A

Apenas vieron las pequeñas llamas pensaron que eran estrellas y las embarcaron en la MUD, especie de nave infernal que anda por allí, por los infiernos, recogiendo candidatos majunches. Por más que intentan construir razones para justificar a los mismos, todavía no han logrado salir de los espacios de la derrota; por más que se empeñen en los gritos siderales, no han logrado convencer ni siquiera a sus propios seguidores, que en voz baja comentan que lo de los candidatos es la estafa política más burda que se ha podido cometer contra la fe de los opositores. Son escuálidos, pero también se merecen el respeto como votantes.

En ese sentido, en voz baja muchos comentan que cómo es posible que los obliguen a ir a unas primarias y votar por unos candidatos que ni siquiera reúnen el perfil político, que ni siquiera presentaron una propuesta de gobierno, sino que todo fue una pantalla, un montaje prefabricado en estudios de televisión. Ahora bien, como serán de malos, que allí tampoco fueron estrellas. Los debates eran vacios, sin contenido, sin fondo musical. Parecían la proclama de la muerte. Según mediciones realizadas fue poca la audiencia que se detuvo a mirar los mismos. Al parecer nadie se detuvo a mirar y escuchar lo que decían los candidatos opositores, tal vez porque no había nada que escuchar.

Igualmente ocurrió con la publicitada presentación del programa de gobierno, que también resulto un chasco, porque más que una presentación seria y de racionalidad teórica, resultó ser un show mediático donde al final lo que se presentó fue un panfleto, un “paquete chileno”, tal vez una carpeta anillada con hojas blancas, porque los candidatos que no son estrellas ni son nada, no asomaron ni un planteamiento de su respectivo plan de gobierno. En realidad eso es una estafa a la buena fe de sus huestes escuálidas.

De allí pues, más que por el show de la derecha que realizarán este domingo 12 de febrero, debemos estar pendientes de los dramas que ocurran ese día en las primarias de los grupos opositores. Tal vez allí se desaten los demonios y los diablillos terminen devorándose ellos mismos y terminen despezando a la MUD y proclamándose todos candidatos. Tal como le hemos señalado en anteriores reflexiones, después de ese sub-evento político, se desdibuja el panorama opositor y se le abre el camino hacia las llanuras de la eterna derrota y la muerte eterna.

Analizando en prospectiva, pudiéramos considerar dos cuestiones importantes. Primero, que que el final de los partidos políticos Acción Democrática y Copei está cerca, a la vuelta de la esquina. Porque perdiendo su candidato, Pablo Pérez, habrá que ir preparando el velorio definitivo y como buenos cristianos darles sepultura, al menos que ellos quieran quedarse siendo cadáveres insepultos. Segundo, que de ganar Capriles Radonski o María Machado, más enterrados quedarían los partidos mencionados, en tanto el que resulte ganador de la cayapa opositora, inmediatamente será un fantasma, un alma en pena que no asustará ni siquiera a la oscuridad.

Como vemos resulta difícil el panorama para la oposición venezolana. Lo único que tienen ganado es el camino de regreso a los escenarios del silencio eterno. Y no se les ocurra volver porque siempre morderán el polvo de la derrota.

Politólogo

eduardojm51@gmail.com


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Eduardo Marapacuto*


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