Desestabilización continuada...¿Cuál diálogo?

Para los desestabilizadores no hay conversación que valga sobre convivencia y paz. Y para quienes desde los Estados Unidos y Europa manipulan a la oposición venezolana el diálogo es el chorro de dólares, que parecieran ser una mala y derrochadora inversión en el caso de los opositores locales. Si sus objetivos llegasen a nivel del caos social como ha sucedido en el Medio Oriente y en Africa, los pasos están fríamente calculados. Viene el diálogo de los cañones, la invasión y el arrebato de la soberanía sin contemplación alguna.

Mirarse en el espejo de lo que ha sucedido en Libia no está lejos de la realidad. Mucho menos tomar consejos de quienes advierten que pongamos las barbas en remojo. Si nuestro Presidente dice a los cuatro vientos y sin ningún desparpajo que somos el país con la mayor reserva petrolera y mucho gas, cuestión que saben los norteamericanos, no debe quedar duda que estamos en la mira de quienes tienen todos los mecanismos para apoderarse de las riquezas mineras. En todo caso basta reunir la ONU, su consejo de derechos humanos y de seguridad para que vean que hasta nuestros ensalzados amigos chinos y rusos nos echan la partida para atrás. Por la plata (y el petróleo) baila el mono. Para ellos esto es la vida y la supervivencia, y su práctica es el contubernio de los poderosos, sofisticadas armas y mercenarios que no respetan derechos de ningún tipo cuando los mandan a matar pueblos.

De aquí a diciembre del 2012, cuando nuevamente se realicen elecciones nacionales, el conflicto será el tema de todos los días. Ya las huelgas de hambre las han pervertido. Las convirtieron en vulgares espectáculos mediáticos. Mensaje e imploración a la OEA, a la ONU, al Pentágono, al congreso de EE.UU y a Europa haciendo ver que aquí se violan todos los derechos, que aquí no se puede vivir porque se ahogan las libertades y deben intervenir. Con participación de Bolivarianos confundidos e insatisfechos y una oposición desenfrenadamente antichavista, los días serán marcados por la reclamadera. Cualquier cosita será motivo para el paro, la huelga y los viajes a chismear al exterior.

Como ya las huelgas de hambre no son tales, porque cachitos y hamburguesas son las reinas de la noche, así será más fácil terminar una y comenzar otra, hasta que el ministro o la ministra vayan a oírlos y acepten sus peticiones. De allí saldrán nuestros funcionarios haciendo alardes de un diálogo que ha servido para soltar corruptos y asesinos. Diálogo que en la cuarta república jamás existió y su intención se resumía en “disparen primero y averigüen después”.


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Juan Azócar


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