Si eres un demonio MUD, mírate en este espejo

A raíz de que tantas caretas opositoras se han caído de forma estrepitosa en los últimos días, y menos mal –para que no queden dudas—que lo acaecido en la Asamblea Nacional se está trasmitiendo por TV en cadena nacional, porque es la única forma que en vivo y en  tiempo real se mire y discierna sobre el particular, y se termine de una vez por todas con el engaño, la mentira y la farsa opositora.

 En tal sentido, ese verdadero ejercicio de la democracia me dio pie para investigar un poco sobre el comportamiento humano de ciertos políticos, y resultó que más allá de las cinco clases de seres humanos que pude identificar hay una clase en particular que descolla sobre las demás… Veamos, pues, cuales son estas clases:

1) El que dice ser humano y es un animal; 2) El que dice ser humano y es un demonio, 3) El que dice que es humano y es en verdad un ser humano, 4) El que tiene forma humana y su comportamiento es divino; 5) El que tiene forma humana y son seres de luz. Pues, amigos MUD, califíquese y vea en qué clase está usted…

Una persona cree que es ‘un ser humano’ y de repente está corriendo desesperadamente tras los objetos de los sentidos. Esa persona tiene una forma humana, pero no es todavía humano. Este ser humano que tiene forma humana pero comportamiento absolutamente animal, es lo que podríamos decir simplemente “un animal”. ¿Cuántos de ustedes podrían haber visto a una persona haciendo una barbaridad y lo llamaron “animal”, no es cierto? Esa persona todavía es un animal. No se equivocaron, es un animal. Hace poco dejó la forma animal, encarnó como humano, tiene la forma humana pero su comportamiento es todavía el de un animal. No tiene ninguna restricción en la satisfacción de sus sentidos, no tiene ninguna inhibición moral, simplemente quiere algo y lo va a conseguir como sea.

Me decía un amigo argentino, y espero que no ocurra acá, que muchos fanáticos en su país que van a un partido de football y tiene ganas de orinar, entonces se orinan en un vaso y luego tiran el orín para bendecir a algunas personas más abajo. ¡Este es un animal!

Algunas otras personas no son animales pero son “demonios”, demonios con forma humana. ¿Por qué? Porque tienen más conciencia, más conocimiento, más preparación, son más sofisticados, bien vestidos, bien acicalados, con BlackBerry o Palm Pilot (PDA)…, pero usan este conocimiento y esta sofisticación intelectual para el mal. Esas personas que ya han logrado ser intelectuales o sesudos políticos pero que con su catadura preparan una quema al Ávila, se burlan e irrespetan al contrario, atentan contra las instituciones y provocan golpes de estado, matan a civiles con francotiradores, que planean un magnicidio y traicionan a su patria, que con explosivo C4 lo ponen en un vehículo y matan al contrario, o que no aceptan la verdad y la razón ni reconocen sus errores, esos personajes no son humanos, son demonios con forma humana.

Hay una tercera clase de seres humanos (la persona humana). Son seres humanos que anhelan en sus vidas esta coherencia, quieren desarrollar un buen carácter, no quieren simplemente conocer cosas científicas, intelectuales…, quieren ser buenas personas, quieren ayudar al prójimo, desarrollar su espiritualidad, encontrar el sentido de su vida, saben que no saben pero quieren saber. Mientras que el animal no sabe que no sabe ni quiere saber. El demonio sabe que no sabe y no le interesa lo más mínimo y solamente quiere hacer el mal. La persona humana sabe que no sabe y se esfuerza por saber, por mejorar, es un ser humano. La mayoría del pueblo está en ese estadio. ¡Y menos mal que es así!

Hay otra clase de seres que tienen forma humana, pero su comportamiento es divino. Un ser divino como la Madre Teresa de Calcuta. Seres que no viven para sí, que viven para los demás, que no les importa su cuenta bancaria, que no les importa el reconocimiento de los demás, que viven para dar. Esos seres son divinidades caminando en la tierra…

 Y hay una quinta clase de seres (seres de luz), seres que encarnaron a propósito, seres que son fuentes de luz que llenan la tierra, que revelan un mensaje adecuado para la humanidad de ese momento, para la cultura de ese momento, para la conciencia de ese momento, para que esa humanidad progrese. Son seres humanos cuya acción en la tierra genera un efecto de  onda expansiva que alcanza a lo lejos el espacio-tiempo. Seres como Jesús que hace 2000 años vino a la tierra sin ningún ejército, sin ningún poder material, y 2000 años después millones de personas tratan de poner en práctica, en mayor o menor nivel, el mensaje que Él trajo.

Seres que tocan el corazón de los seres humanos y promueven en ellos lo mejor. Promueven en ellos el esfuerzo de cambiar para el bien. Seres que vinieron a decirnos que si somos católicos, si somos cristianos, entonces que vivamos el mensaje de Jesús, pero que tengamos el valor de vivirlo realmente, sin hipocresía, cinismo o falsas caretas, y que no ande por allí un devoto de Jesús el domingo en la iglesia –dándose golpes de pecho— y que esa misma persona haga daño a otros el resto de la semana.

joseagaporam@gmail.com



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Jose Agapito Ramirez


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