Del periodista proletario al divismo: En busca del nuevo periodismo

A propósito del llamado que hizo en días pasados el presidente de la República, Hugo Chávez Frías a Venezolana de Televisión, VTV, a que hagan programas en la calle, con la gente, en las comunidades, mostrando lo que hace el gobierno nacional, las obras de gestión y servicio, para informar lo qué se hace; cómo se está organizando el poder popular de la mano con el Ejecutivo, es un petitorio que ha reiterado en ocasiones, una muestra de la necesidad que tiene el gobierno nacional de recibir apoyo en materia de más y mejor difusión informativa.

Esta petición de Chávez y todo lo que ocurre con el periodismo en la actualidad me hace recordar mis años de estudiante en la UCV, cuando los profesores- muchos de los que en ese entonces, no estaban tan a la derecha del epicentro político- alertaban la precaria condición del mercado laboral.

Pasaríamos mucho trabajo después de graduarnos, decían, algo que incluso mencionó el doctor Fuenmayor Toro, (entonces rector de esa casa de estudios), quien hizo la referencia de la restricción del mercado laboral para los nuevos profesionales (durante su discurso en el acto de mi graduación).

De manera que estábamos advertidos. En el caso de los comunicadores sociales, nos reiteraban que la poco o nula autonomía que tendríamos e impensable poseer nuestros propios medios. Y era verdad, las noticias siempre pasarían por la tijera editora, afilada a la hora de sustraer ideas, mensajes, contraproducentes a la línea editorial del medio. Y tener el periodismo como negocio era casi una utopía.

Más de un trance desfavorable a la libertad de expresión y a la extinta objetividad, sufrimos los periodistas, reporteros de aquellos tiempos de la democracia representativa, “los pateadores de calle”, siempre dispuestos a aguantar un plantón (la espera por horas sobre cualquier acontecimiento o entrevista a realizar), reporteros sin padrinazgos pero apasionados del oficio.

Un ejemplo ilustrativo de esta remembranza, de la falta de libertad de expresión en el periodismo venezolano, lo muestra testimonialmente el video del cineasta y documentalista, Carlos Azpúrua. Fue con respecto al despedido masivo de periodistas en el “Diario de Caracas”, medio impreso que dirigía el empresario, abogado, Marcel Granier, quien además mantenía un alto cargo directivo en RCTV. La confrontación de los comunicadores con este impreso fue contundente ante la retaliación de los dueños de la empresa. Lo demás es historia. Pero es una buena referencia para los estudiantes de comunicación social, en especial aquellos de las principales casas de estudio, que se han amalgamado en un pensamiento de centro derecha, sin tener posiblemente valederos elementos de juicio.

De manera, que siempre ha sido así, los medios de comunicación social en Venezuela, en su mayoría, estaban en manos de unos pocos ricos empresarios, que dan tratamiento a la información, a la noticia, con el propósito de mercadearla, hacer enriquecimiento desmedido, en especial con la televisión, trabajo que comparten con la Asociación Nacional de Anunciantes, (ANDA), las agencias publicitarias, (por aquella época grandes consorcios transnacionales, sobre todo de EEUU) porque la publicidad es el pilar de estos latifundios informativos, que incluye, además de televisión, la prensa escrita, radio, cine, eventos, etc.

No menos alienante es la línea editorial de los medios, esa parcela de pensamiento que debe responder a los intereses de los dueños de estas empresas y por supuesto a los gobiernos que le son afectos. Una especie de espada de Damocles para todo aquel que intente transgredir ese supra poder.

Esta realidad, se repite casi al calco en casi todos los países latinoamericanos, en donde los principales medios de comunicación social se mantienen en manos de redes corporativas y propietarios, pocas familias muy adineradas y ligadas al mundo político o empresarial.

La libertad de expresión pasa por la aceptación y veneración de estos medios de oposición. Algo similar a la matriz de opinión que en este momento maneja Globoterror para su defensa, (la misma que hizo Rctv), hacer creer que “son el pueblo” “es tu mejor amigo” “es tu voz” “es tu vida”. Como en el pasado decía una afamada empresa de publicidad “permítame pensar por usted”. Más idiotez no se puede.

Por análisis, investigación y estudio, percibo que en nuestro continente y sin excepción, la tendencia sigue siendo la misma, hacia el fortalecimiento del monopolio de los medios, el control de la información, obviamente, de la mano con apoyo en de intereses políticos comunes y que en esta última década se traduce como desinformación de la información, terrorismo mediático, banalización, omisión, peligrosos artilugios que han servido para respaldar, confabular, hechos tan lamentables, entre otros, como los Golpes de Estado en nuestros países en este siglo XXI (Venezuela, Haití, Honduras).

Volviendo al reporterismo del pasado, éste se calibraba por su condición de servicio social, humanitario, y casi diría se podía nivelar a la labor de un obrero, (por lo arduo del oficio y la poca paga). El periodista de entonces era un individuo aguerrido, un profesional muy peculiar, casi siempre apegado a la defensa de la verdad y a las causas de los más necesitados y sobre todo era un profesional muy leído e informado, los mejores terminaban como escritores, (entre los grandes Gabriel García Márquez).

Pero, ¿cuándo comenzó a cambiar el periodismo ?, ¿cuándo la profesión de hombres y mujeres, instruidos, cultos muchos, apegados a altos valores morales se vino a menos?. ¿Cuándo pasamos del periodista proletario al palangrista? . ¿Cuándo comenzó la frivolidad farandulera de los periodistas de hoy, de los divos y divas, periodistas insulsos e incultos, pantalleros, que como contradicción mantienen los espacios preferenciales de la audiencia?.

Las respuestas son muchas, propias para el debate. Una causal principal, en mi opinión, es que además del mercantilismo de la información, se traza una línea, casi indeleble, que acerca al periodista a la política y en otros casos al afán de figurar, y en ese pequeño espacio, el atractivo del poder muchas veces amansa la ética y convida a la complicidad. Con el devenir del tiempo ahora vemos que el periodista vende más imagen que intelecto, más simpleza y verborrea que noticias, más mentiras que verdades.

Este tema, sobre el periodismo actual y sus consecuencias, debe ser parte de ese debate que debemos dar y por suerte en algunos rincones del país, se está dando. En este sentido, creo que las estrategias de programación de información y difusión de los medios de comunicación social del gobierno nacional deben entonces responder y ubicarse en esta etapa del periodismo, que exige un nuevo panorama, un nuevo comunicador social, que pueda responder con altura y sabiduría y situarse adecuadamente en el marco del proceso de cambio que vivimos.

No podemos, no debemos, seguir calzados en una lucha estéril contra el periodismo de la otra cera, porque esos periodistas y sus dueños, que se dicen voceros de “la sociedad civil”, no cambiarán esa postura acomodaticia, la cual por cierto disfrutan pocos, (los divos y divas) y obviamente los empresarios que calibran sus status de acuerdo a las pautas publicitarias y ratings. Es preferible reconocer que ese es el periodismo del sistema capitalista, que opera en casi todo el mundo, y es precisamente el reto del periodismo que abandera un proceso socialista, revolucionario, en libertad como el que avanza en el país.

Por eso el presidente Chávez tiene razón, VTV y los otros medios de gran alcance, tienen que salir más a la calle, eventualmente, y acompañar el proceso revolucionario, a la gente, que siempre tiene mucho que decir y pocos espacios en donde hacerlo. También tenemos que dejar que las buenas pero también las malas noticias se conozcan, sin miedo, sin retaliación al denunciante. Así que plantear la critica y la autocrítica sería un elemento favorable, para comenzar a rescatar el buen periodismo.

Estoy segura que más de un programa sensacionalista, que juega con el dolor ajeno, sería desmontado si hacemos otro similar, pero que muestre el lado positivo, o tomar esa critica, y luego de conectar a quien competa su solución, mostrar, hablar de la atención brindada. Porque si hay algo negativo en el periodismo actual- como resultado de la pelea política entre comunicadores y dueños de medios-es la omisión de la información y la exacerbación del periodismo sensacionalista.

Creo además que, debemos superar ese careo permanente con los medios privados, esa especie de pin pon informativo, de diaria confrontación. En mi criterio, en este punto, con programas como La Hojilla, con Mario Silva, es suficiente para confrontar los montajes y distorsiones.

Esto lo digo porque se percibe un desgaste informativo, aburrido, se han quedado en el plano de replicar la pauta de Globoterror y demás medios opositores (igual en radio), lo que es inmensamente fastidioso al televidente, adulador a los adversarios, hasta ventajoso (como el tema de Ledezma y su huelga de hambre). La propaganda política de uno y otros es el estándar.

De igual modo es atorrante escuchar durante horas a invitados que, además de reiteradas visitas a un determinado programa, tienen poco que decir, menos que aportar, mientras la información del gobierno local, regional, sigue desasistida. Además de continuar concentrando el arsenal informativo en Caracas, dejando a los medios regionales (con mucha oposición), haciendo de las suyas. El resultado luego se mide en las urnas.

Es hora que la programación de nuestras principales fuerzas informativas, sean sometidos a una oportuna y acertada revisión, para que, por una parte, sean mejoradas y aprovechados los espacios que, por suerte se han creado en gran número en este Gobierno. Entonces aprovechémoslo. Afortunadamente la actual ministra Blanca Eckout y el ministro Diosdado Cabello, al parecer están en sintonía con estas necesidades y han dado la noticia de poner orden el espectro radioeléctrico, buena noticia.

Otro elemento a considerar es la concentración de poder, el control de unos pocos funcionarios, que en algunos casos creen tener la visión, la verdad absoluta y casi se adueñan del medio que representan sin aceptar la minima critica, cambio, ideas de modernización y se resguardan en sus cuotas de poder. Hacerlo nos puso a muchos en la orilla del camino.Hay que democratizar estos espacios de adentro hacia afuera, un organigrama no piramidal y sin remilgos rotar y compartir las tareas, dar oportunidad a los nuevos talentos, con programas novedosos, sin desechar a los viejos maestros, por el contrario, darnos oportunidad a aquellos que conocimos la vieja escuela.

Así como Globoterror muestra lo más maltratado de nuestras barriadas, para resaltar los niveles de pobreza, hacer énfasis en los sectores desatendidos por alcaldes ineficientes, (El Radar de los Barrios o Plomovisión, Alerta de Rctv, 100 por ciento Venezuela, de Televen), otro tanto deben hacer los medios del Gobierno y mostrar, radiar, a las comunidades que avanzan, que se organizan y resuelven sus problemas. Creo que reporteros de VTV, jóvenes y muy buenos, deben ser aprovechados para estas premisas informativas.

De igual forma podemos avanzar en el periodismo de investigación y dar la contraparte a Globoterror, éste es un genero periodístico de altura donde hay mucho que decir, (desde el satélite Simón Bolívar hasta el sistema ferroviario, El Guaire, las grandes obras de infraestructura, etc), temas que pueden ser abordados en micros, documentales, entrevistas, en esa maravillosa señal, (por su amplia cobertura), que es Tves, que aun cuando ha mejorado sustancialmente su programación, no debe quedarse anclada sólo en una oferta de buen cine.

En concreto, los horarios estelares, en TV y radio, deben ser más enriquecedores, más dinámicos, con mejores aportes, remozarlos. Eso no quiere decir que eliminen programas de desmontaje mediático u opinión, porque siempre habrá que dar respuesta informativa, veraz y oportuna, monitoreando la noticia en caliente, pero estas valiosas horas deben ser calculadas y valoradas al máximo, compartidas y en consideración con las necesidades del público, porque el tiempo en revolución apremia.

En otro orden, vale destacar el deseo que tiene Globoterror que lo cierren, ruega que lo cierren. Por ello sus directivos y personal, que se manejan como partido político, junto al CNP y otros, siempre buscarán la ofensiva informativa más radical, más amenazante, opuesta al Gobierno. Su anhelo de cierre o anulación de su concesión es muy evidente, porque sería un potencial argumento contra el gobierno nacional, mejor dicho, contra el presidente Hugo Chávez, a quien no tardarán en acusar en todas las instancias internacionales y planetarias a que haya lugar. Y en relación a ello en este momento la mesa está servida. Sobre este tema también es saludable debatir.

Por lo anterior, es tiempo de repensar, no sólo lo que hace la mediática de oposición sino de sopesar ¿qué hacemos nosotros? De manera que el problema no sólo se condensa en la campaña de terror mediático de oposición sino en la manera en que debemos abordarlo.

De igual modo, todavía está por desmontarse el modelo de comunicación social, de información muy a la IV República, que aun permanece en algunos organismos e instituciones del Estado, en donde todavía se trabaja con una maquinaria (laboral y procedimental) a la usanza de los viejos tiempos y en donde muchos colegas sabotean la posibilidad de cambios.

Y aunque hemos avanzado en la buena marcha de la política comunicacional, (Telesur, Tves, Vive, RNV, con un incremento notable de medios alternativos, comunitarios) aun queda trabajo por hacer, estamos a la mitad del camino, para renovarnos e ir más allá, ser más creativos, atrevidos y aprovechar en pleno los espacios conquistados.

La tarea de orientar el nuevo periodismo, implica dar vida a buenos programas de televisión, radio y otros, a extender oportunidades al talento joven, así como adecuar y modernizar los departamentos de prensa e información de todo el Gobierno, incluyendo el de embajadas y coordinaciones regionales del Minci, que ni se sienten.

También es vieja aspiración tener una gran agencia de noticias, nacional e internacional, porque a pesar de una década de gobierno, la mediática internacional está vivita y coleando. Por eso, por tener más y mejores opciones celebramos el anunció reciente del Presidente Chávez con respecto a la aparición del periódico El Correo del Orinoco, (a nivel nacional).

Lo anterior, es mi ejercicio de critica y autocrítica, lo que para un periodista es su razón de ser, lo contrario sería banalidad, adulancia y antítesis. Hace falta la crítica, la reflexión, el análisis y sobre todo, para un tema tan urgente como disertar sobre el papel que juegan actualmente los medios de comunicación en Venezuela e incluso en el hemisferio.

Entretanto, la revolución está en la calle, efervescente en el continente, y es deber de los medios y los periodistas bolivarianos honestos, recoger esa realidad y hacerla noticia. Llegó la hora de trascender el debate estéril hacia la creatividad y expresión del talento. Demostrar con acciones, trabajo, espíritu revolucionario, humanista y solidario, que podemos contra el terrorismo mediático. Y en ese despertar tenemos que ser más estudiosos, acuciosos, lectores, investigadores, para ser hombres y mujeres integrales y dar más y mejores aportes.

Tenemos que trascender el discurso pobre, insulso, soez, los show mediáticos y reinventar el periodismo, el nuestro, para rescatar la credibilidad y respeto que un día tuvimos, haciendo un periodismo útil, justo y necesario, es una premisa inaplazable.

Hacer el nuevo periodismo implica involucrarse, comprometerse, practicar las buenas acciones, conectándonos con la realidad de la calle, la gente, propiciando el bien colectivo, abanderando la verdad, siendo solidarios entre colegas. Sólo así, creo pudiéramos ir al rescate de nuestra esencia y partícipes de la verdad, luchadores por la justicia y la paz. De no ser así seríamos periodista revolucionarios, pero de papel.


Periodista

leonjudi@gmail.com


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Judith León

Periodista e internacionalista.

 Leonjudith@gmail.com

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