Bundolo Kriiga, Chita

El rey de los monos al ataque

Alberto Federico se está comiendo su cambur montado en la rama más alta de un samán, mientras observa la catajarra de monos que pegan brincos y lecos más abajito. En jerga tití les empieza a decir que hay que dejarse de monerías y que cada quien agarre su cuerda e´mono para empezar la faena.

Les dice que con el GLOBO ocular hay que infundir TERROR. ¡ Maguila, Chita, poner ojos grandes y pepuós al tocar tambor de noticias!

Además de esa mirada de exterminio, les indica que deben pelar los dientes como cuando Judi habla con Clarens, el león bizco. Con esto disociar a la gente por doble mensaje en cara: odio en mirada y alegría en boca.

El rey de los monos, perdón, Alberto Federico sabe que tiene un problema: solo manda a los primates que se acercan demasiado a su samán. Una vez que se llegan a su planta (televisiva), ya no dan ni un paso atrás. Le angustia que solo tenga poder sobre un puñado de gorilas con uniforme, una pandilla de colobos con aspiraciones políticas, una caterva de babuinos pichones de la UCAB, afines y compañía que les encanta hacer monadas cuando marchan y unos orangutanes con sotana y crucifijo que aunque de apariencia apacible son más peligrosos que un mono con una hojilla. El quiere dominar cabezas con mayor volumen cráneo encefálico; anhela manipular cerebros más complejos.

Eso sí, hace de las suyas en la planta (en el samán). Allí tiene una tropa de araguatos que desde que amanece empiezan con sus ronquidos dale que dale. Cuando atisban a algún extraño (que no es como ellos) apelan a su consabida arma escatológica: Lanzar mierda pa´ bajo a todo el que se atraviese. Periodismo de altura, dice el mono Zuloaga.

Alberto Federico, perdón, el rey de los monos aún sabiendo que así la mona se vista de seda mona se queda, le encanta que sus homínidos alborotadores estén bien vestiditos, con ropa de marca y bisutería llamativa. “Es que uno debe verse mono” dice Roland, “enjorquetao” en una rama gacha.

Hasta hace poco tenían una atracción circense que mantuvo enardecida la sabana del este por unos días. Se trata de un descendiente del generalote Urko que trajeron del planeta de los simios; le dicen Raúlito y le gusta que lo entrevisten. Pero su show ha decaído y ya no da rating. Un macaco dijo desde un palo: nosotros no nos chupamos el dedo, ese gorila va fuera del aire. Ahora tienen a un mono araña cabezón que cuando habla chilla y cuando chilla se acomoda los lentes. Su nombre artístico es Ismaelito y cuando moneó la talanquera cayó é cabeza en el samán. Hasta tiene rama y racimo de cambur propio.

El rey Alberto, no obstante su dominio cuadrumano, ya está fastidiado de tantas monerías. No quiere andarse por las ramas. Quiere ser el mona-rca de todas las especies, de todas las bolas, rumores, chismes, intrigas, ollas y runrunes nacionales e internacionales. Anhela que su fabriquita de ñoña tenga “branches” allende los mares. Quiere ser el Berlusconi o el Rupert Murdoch latino.

Por eso se agita en los cogollos del samán y pega “lecos weismullianos”, le replica a CONATEL diciendo eufemísticamente que le sabe a casabe sus exhortos, se siente arrecho porque no haya como hacer para que desaparezca La Hojilla (y mire que ha movido teclas). Se da golpes de pecho, se pone fanfarrón y hace gestos de mandril diciendo a toda hora que llegó la hora en que mono no carga a su hijo. “Aló ciuda-mono” da cabida en su jaula a cualquier organillero que quiera hacer saltar y bailar a los disociados a través de sus moni-tores.

¿Quién detiene a Globovisión? Sigue Alberto Federico, sigue con tus monerías, que cuando el pueblo se arreche, del tiro no solo aprenderás a caminar erguido, sino que vas a batir record en 100 metros planos.

Solo el Pueblo salva al Pueblo, solo el Pueblo salva a Chávez.

Defensa a PDVSA. Exxon Mobil y Globovisión al carajo.

pladel@cantv.net


Esta nota ha sido leída aproximadamente 4066 veces.



Plácido R. Delgado


Visite el perfil de Plácido Rafael Delgado para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Plácido Rafael Delgado

Plácido Rafael Delgado

Más artículos de este autor