Cortados por La Hojilla

Anoche veía La Hojilla, mi programa favorito, y no me causó ninguna
sorpresa que se trajeran a colación los artículos que aparecieron
recientemente en Aporrea: era necesario que el camarada Mario Silva
fijara (¡nuevamente!) su posición ante los ataques abiertos y los
otros, los traicioneros e indirectos, que pretenden ostracizar ese
"periodismo de alcantarilla", como le dicen sus detractores.
Cuando leo esa clase de críticas me pregunto si quienes las formulan
tienen alguna idea de la realidad, de cuál es el territorio y las
reglas de la guerra que tenemos librada contra la oscuridad que se nos
quiere imponer a los ciudadanos de esta tierra bolivariana grande y
bella que despierta otra vez a la revolución.
Cacarean los tarifados de las corporaciones mediáticas sobre la
desproporción en la propiedad de los medios de comunicación, y mienten
sin rubor (de tanto practicar) señalando que el estado controla la
mayoría.

LA VAINA NO ES ASÍ. No existe en absoluto equilibrio informativo, ni
parece que podamos esperarlo mientras un organismo aburguesado e
inorgánico como CONATEL siga operando casi como una franquicia de las
corporaciones mediáticas. Se desvirtúa o ignora deliberadamente el
alcance y la cobertura de los grandes circuitos radiales, de los
cárteles comunicacionales obstinados en sembrar día tras día, todos
los días, hasta en las propagandas comerciales, una matriz de opinión
adversa al proceso de emancipación social.
Las nuevas guerras, las invasiones, las colonizaciones de nuevo cuño
han hallado hace mucho tiempo la manera de ablandar el terreno sobre
el cual las fuerzas imperiales quieren asentarse.
La invasión del territorio sicosocial, la colonización del imaginario
colectivo con doctrinas ocultas bajo la simbología de Miquimáus y
MacDonalds, de las series de comiquitas y las producciones de Joligud
son armas tan efectivas como los tanques; la siembra de propaganda
proconsumista y contrarevolucionaria es tan eficaz como los bombardeos
a gran escala, y a la par que estos se dirigen a la población civil e
inerme. Y la alta jerarquía de la iglesia, igual que la de antaño,
sigue en su cruzada con el mismo doble propósito que aquellas primeras
cruzadas, que ocultaban bajo el ícono de la liberación de la Tierra
Santa el ansia de control sobre las rutas de tránsito de las especias
y mercancías del lejano Oriente.

El mensaje sigue siendo el mismo, sea en las películas, sea en los
programas de opinión de los palangristas: somos inmerecedores de la
soberanía que reclamamos sobre nuestra tierra y nuestras mentes,
dejemos que los enflusaos y los gringos sigan creciendo (total, son
demasiado poderosos) para que nos cobijen y nos dejen alguna sobrita,
y los pobres "que se jodan". Que se conformen con "la otra vida".
Otro frente de ataque a La Hojilla está dirigido al lenguaje que se emplea.
Esa es una muestra de cuán clavadas están en nuestras siquis las
percepciones burguesas de los "modales". De cómo tratamos de no
parecer "chusma".
O sea, nos tenemos que calar a un fariseo de estos que vemos en
Globomicción proferir un insulto elegante y venenoso, y encima mendaz,
pero no podemos decirle a Kiko o al otro mojón de su programa que
tienen pinta de maricos. Hasta se ofenden los que defienden la
libertad de género.
¡NO JODA! El lenguaje es vivo, es acción, es presente; no lo afecta
para su propósito (COMUNICAR) el aderezo con algún "coño" que lo aliñe
apropiadamente mientras no se MIENTA. La doñita le puede mentar la
madre delante de sus propios carajitos al hijoeputa que le quita el
puesto en el estacionamiento, pero se le ve el blanco de los ojos si
Mario Silva profiere una "vaina" de las suyas... ¿cuál es la moral?
Hasta hubo cabezegüebos que insinuaron que Hugo perdió puntos al
presentarse en La Hojilla. Esto es risible: considero que muchos
compatriotas se alegraron de los tubazos que se dieron en esos
programas, y fortalecieron su convicción sobre las bondades de la
propuesta de reforma abortada... por ahora.

Pero aquí tocamos un punto que probablemente está en la raiz de los
ataques al filoso instrumento: la envidia. Tan humana ella, tan
egoista... seguro que muchos sintieron que Mario está "demasiado
cerca" de Hugo Rafael, quizás más que algunos de sus ministros o de
esa marea de digitados que ocupan cargos públicos.
¿Es Mario Silva un afortunado aprovechador de las circunstancias?
Yo lo he visto con mis propios ojos desgastarse en un cuartucho para
hacer con las uñas un programa que es vital para rasgar la cortina
mediática que el imperio usa como avanzada de su campaña de
satanización contra la revolución bolivariana. Que reciba el apoyo de
Hugo demuestra que ambos están conscientes de la importancia de esa
labor, y las críticas de forma y fondo de todos lados al programa
demuestran que están en lo cierto.
A Mario le tocó recibir el testigo en una lucha desigual contra la
conspiración mediática. Tuvo que dejar su vida personal para
dedicarse, como revolucionario, a la revolución. Triste papel el de
los revolucionarios de 8 a 5, venir a criticar una mentada de madre
hojillera o una caricaturización del malandro de La Florida o de
algunos de los nuevos payasos sobre los cuales la oposición planea
montar el liderazgo de sus movilizaciones.
¿No es obsceno utilizar a los estudiantes? ¿No es inmoral sembrar en
nuestra juventud el germen de la intolerancia? ¿Es que acaso es moral
que la sosa estampa de Yongo esté casi que publicitando su programa de
gobierno en las páginas de una revista pornográfica?

No, compas. No podemos permitir que a la revolución se la trague el
manual de Carreño (el otro, el de los modales). La revolución es
Chávez, y La Hojilla es uno de los frentes de defensa de la
revolución, y, más allá, de defensa de la verdad, que en el fondo son
la misma cosa. Quien piense que no estamos en una guerra sin cuartel
tiene que revisar esa disneylandia que tiene en el güiro con seriedad.
Si el periodismo formal no puede con La Hojilla, que vaya a lavarse
ese paltó: el fondo (la verdad) no puede someterse a las formas.
Un abrazo solidario al camarada Mario, a Chucho Romero Anselmi y a los
héroes "marginales" que hacen posible que La Hojilla rasgue el velo
mediático.

muninifranco@gmail.com


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Franco Munini


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