Hoy estaba pensando que me encantaría conocer la opinión de la investigadora (sicólogo) estadounidense, Flora Davis, quien escribió aquel libro que toda mi generación leyó con avidez, "La Comunicación no verbal".
Hoy también me encantaría conocer la opinión de ese gran investigador francés, Jean Baudrillard quien escribió un libraco gigantesco llamado "Crítica de la economía política del signo", del cual sacó una pequeña sección que también la publicó en un librito llamado "La génesis ideológica de las necesidades". Él explica que somos sujetos de necesidades creadas, nada más. Y que a partir de allí hacen con nosotros lo que les da la gana.
Hubiera sido fascinante haber escuchado las disertaciones del muy odioso erudito Alexis Márquez Rodríguez, en torno a la pérdida del lenguaje y de la ausencia de riqueza gramatical que vivimos, no sólo Venezuela sino la humanidad en su totalidad.
También me hubiera gustado escuchar las muy avanzadas y razonadas reflexiones de Héctor Mujica, a quien conocí y con quién conversé en varias oportunidades, sobre lo que significa la comunicación y cómo se alimenta la sociedad con ella. Mujica fue un gran investigador y un narrador excepcional, también poeta. Y además un excelente conversador. Yo diría que un fascinante conversador.
O quizás escuchar las mesuradas y comedidas reflexiones de Federico Álvarez -a quien apenas se le escuchaba la voz- sobre el comportamiento de las masas y su forma de entenderse entre sí. El viejo militante comunista con una sapiencia y una humildad que agredía. Me tocó verlo en Catia varias veces, vendiendo su Tribuna Popular. Quién podía imaginar que ese pregonero, era todo un erudito.
En verdad, no puedo imaginar, al muy cuidadoso y comedido Luis Angulo, quién hablaba en prosa, casi midiendo las palabras, con un lenguaje tan prístino que a veces se sentía una mezcla de razón y de estrés, haciendo disertaciones sobre el problema comunicacional de hoy. O a Yolanda Osuna, mujer culta y exquisita.
Me encantaría saber hoy, hacia dónde estuviera dirigiendo sus investigaciones, el erudito Jesús Rosas Marcano, quien nunca dejó de hablar francés amargariteñado, quien estaba buscando la comunicación en dos vertientes: el periodismo para niños; y la música como el mejor medio de comunicación. La última vez que hablamos me dijo que ya estaba escribiendo. Cómo saber dónde están esas investigaciones y si alguien siguió sus pasos. Al final, terminó siendo hasta compositor. Yo amo escuchar "quién ha visto negro como yo".
Del periodismo que estudió mi generación, y de la cantidad de investigaciones que leímos, algunas con interés y otras no, en realidad ya no queda nada, sino las reminiscencias de una generación que se empeña en no desaparecer, pero que está en ese camino, o en que el periodismo no desaparezca, que también es un vano intento. En mi caso personal fui de un lado a otro de la investigación, más bien de la lectura y de la reflexión, y en algunos casos, del debate, de todos aquellos textos maravillosos que tuve la oportunidad de leer y comentar con mis amigos, con algunos sobradamente inteligentes que tenían una visión distinta a la mía, y mucho más importante, por supuesto. Recuerdo haber debatido con avidez un libro de Alfredo Chacón titulado "Contra la cultura" y que me pareció tremendamente interesante. Creo que un año después, estaba debatiendo con algunos amigos del Pedagógico de Caracas, con quienes compartí un club de literatura, dos libros: "Apocalípticos e integrados ante la cultura de masas" de Humberto Eco (de él leí todo) sumamente interesante; y el llamado Informe Macbride, o las "Voces múltiples, en un solo mundo" escrito por una serie de investigadores, liderado por el franco-irlandés Sean Macbride, en el que nos estaban dando la pista de lo que vendría después para el mundo y para la sociedad en general; incluida esa gran farsa que fue la globalización. Un bodrio que solo beneficiaba al Big Brother y a Europa, y que hoy día muchos investigadores están decretando su muerte a causa de los BRICS.
Por alguna razón, la gente no termina de entender, que lo que es bueno para Estados Unidos, es siempre malo para el resto del mundo. Eso incluso, debería ser un axioma. Todo lo que venga de allá, es malo para el resto de la humanidad.
Pero en medio de todo eso, y de los, quizá cientos de libros qué leímos, también algunos teníamos una obtusa afición por la literatura, y entonces en la UCV, en la Escuela de Letras y la Escuela de Comunicación Social, también había debates sobre algunos connotados escritores, que eran extremadamente buenos, y por los que siempre había opiniones distintas. Así, algunos leímos con avidez a García Márquez, Vargas llosa, Bryce Echenique, Truman Capote, Marguerite Yourcenar, James Joyce, Roberto Arlt, Jorge Luis Borges, José Balza, Néstor Francia, Franz Kafka, Isidoro Ducasse, Mario Benedetti, Umberto Eco, Karl Kraus, Arthur Rimbaud, Guillermo Meneses, Pedro Emilio Coll, Salvador Garmendia, Thomas Elliot, Allen Ginsberg, William Faulkner, Cervantes, Juan Ramón Jiménez, en fin, una cantidad de escritores que nos alimentaron el alma y la vida… Quién no leyó "El Rey Loco" de Khalil Gibran, o "El lobo Estepario" de Hesse, o "Bola de Cebo" de Maupassant.
En mi caso personal, yo venía de una formación política. Y me devoré las obras de Mao, porque me encantaba su capacidad didáctica, y su razonamiento filosófico para decir las cosas más profundas con tal sencillez que cualquier bruto como yo, lo entendía perfectamente. Lean "Acerca de las contradicciones" y verán que es verdad lo que les digo, o "Las cinco tesis filosóficas". También debía estudiar a Marx, aunque no lo estudié mucho, porque me costaba demasiado entenderlo. He dicho en varias oportunidades que me programé, con horario y todo para estudiar durante 4 horas diarias a lo largo de 6 meses el capítulo de El valor, contenido en su obra El Capital. Al final, no entendí un coño. Prefería leer a Ludovico Silva, a quien conocí, y con quien tomé té en su casa de Sebucán. De hecho, me gradué con su toga, arrugada y sin alisar, que me prestó su única hermana hembra, Irma, madre de un gran periodista y amigo, Pedro González Silva. Algunas muy interesantes conversaciones tuvimos Ludovico y yo. Creo que uno de sus mejores libros es "Belleza y Revolución", un libro fascinante que pareciera que Ludovico lo hubiera escupido, en el sentido de que lo escribió de un sopetón. También leí algunos textos de Lenin, quién era mucho más accesible y más entendible que Marx. Creo que como Marx estaba tan influenciado por el hegelianismo, tendía a tratar de expresar filosóficamente todos sus razonamientos sobre el tema de la economía, la sociedad y la industrialización. Por cierto, fue Engels quien le dio la luz de cuál era el camino correcto, o cuál era el atajo que debía tomar. A pesar de su tozudez, Marx le hizo caso, razón por la que es uno de los hombres más importantes de la historia de la humanidad.
También leí algunos textos del Che, que me parecieron muy interesantes. Pero cosa curiosa, el texto que más me gustó fue un anecdotario llamado "Pasaje de la guerra revolucionaria". Igualmente leí a Herbert Marcuse, uno de los escritores más insignes que tuvo el Big Brother. "La sociedad carnívora" y "El hombre unidimensional", me parecieron excepcionales. Marcuse estaba muy influenciado por toda esa pandilla europea creadora del término Industria Cultural, liderados por Theodor Adorno y Max Horkheimer.
Quiero decir, mi generación tuvo una formación, superficial en la inducción de la academia, que eran las clases cotidianas; pero muy profunda si seguíamos las orientaciones y los consejos de esta serie de brillantísimos educadores que tuvimos. Yo leí a André Gunder Frank, porque me lo recomendó Marcelino Bisbal, un gran investigador, sociólogo. Y leí a Aníbal Ponce, porque me lo recomendó Héctor Mujica. Por cierto, Aníbal Ponce está vigente hoy. Valdría la pena que el Ministerio de Educación lo desenterrara, porque las nuevas generaciones deben leer un libro tan fascinante cómo "Humanismo burgués y humanismo proletario".
De paso, los que veníamos de la militancia política, teníamos la disciplina, porque todas las semanas, debíamos exponer a nuestros camaradas, un libro leído y fichado.
En la escuela de Letras y en la de Comunicación, la competencia giraba en torno a quién leyó primero tal o cual libro. Recuerdo que fui a una librería muy famosa de Sabana Grande, cuyo nombre no recuerdo ahora, pero creo que se llamaba Lectura, y el vendedor me dice que estaba saliendo del horno "Crónica de una muerte anunciada" de García Márquez. La compré. Llegué a mi casa a las 9 de la noche, me bañé, me tomé un té y a las 10 comencé a leerla. Cuando me di cuenta, mi ex esposa se estaba levantando para prepararse e irse al trabajo. Eran las seis de la mañana. Yo estaba terminando la novela. Así era la pasión de uno por la lectura y por el conocimiento.
Quiero decir, que nosotros no tuvimos que ir a la cantera del conocimiento: estábamos en ella. Y quien no se formó, fue porque no quiso. Porque no sólo estaban los libros de texto, sino que era posible sentarse a disertar con toda esa pléyade de sabios e investigadores, tales como Jesús Rosas Marcano, quien tenía toda una concepción filosófica sobre lo que era el periodismo, el periodismo mural, de cartelera, comunitario, y su profundo conceptos sobre la comunicación. A este margariteño formado en Francia, no le dio tiempo para conceptualizar todas sus reflexiones sobre la comunicación. Pero allí están todas sus enseñanzas, que hoy en día terminan por no servir para nada, o que a nadie le importa.
Lo que se llamó géneros periodísticos: noticia, entrevista, reportaje, crónica, ya no existe en la comunicación mundial… y tampoco le interesan a nadie. Ya para nadie es importante si un hombre muerde a un perro, que en esencia era la noticia. Qué puede enseñar una escuela de comunicación social, que todavía está en el lead, cuerpo y cola, cuando ya la noticia no existe, sino que algún influencer la dice como él quiere, y, pasmosamente, se va a distorsionar en forma exponencial para aumentar la mentira, pero que ahora, por obra y gracia de la tecnología, llega a millones de personas, casi en tiempo real. Lo que no pudimos hacer nosotros con un periódico o una radio, ni siquiera con una televisión. Y, además, con una diferencia: nosotros hacíamos un esfuerzo por ser objetivos, o por acercarnos a la verdad; al influencer, eso no le importa, porque de paso le pagan -demasiado dinero- por decir mentiras.
Creo que fue mi profesor Alfredo Maneiro, una de las personas de quien más aprendí, quien me dijo una vez que cuando leyera una información de una agencia de noticias estadounidense, debía voltearla para encontrar la verdad. El problema es que ahora, las RRSS, pasaron por encima de todo eso. La noticia incluso tiene que ver con el estado de ánimo del influencer que la fabricó. Y siempre la noticia es, las redes sociales, en tanto sujeto condicionador, tanto del hecho como de la verdad.
En Venezuela corrimos con el hándicap (en el deporte significa punto en contra) de no saber el valor y la importancia del periodismo. Sobretodo este, nuestro gobierno, que, como no entendió el valor del periodismo, o supuso que el periodismo era el enemigo, lo hizo a un lado. Le dio un trato marginal, de poco valor. Nadie quiso entender su potencialidad. Dejando constancia que este es el gobierno que más periodistas tiene en toda la historia del país, pero todavía hacen notas de prensa, que nadie lee, o que algún "brillante" alcalde o gobernador, pone a un lado para que nunca se publique. Nunca se desarrolló una estructura informativa, con valor intrínseco propio, que fuera el vocero, no del proceso político, sino de la construcción del hombre nuevo, que era lo importante. Y al frente de ellos siempre se ha puesto a gente, que quizás sepa algo de comunicación, pero no de política informativa, y mucho menos de aparato comunicacional. Como suelo decir, un periodista no es más que un pupú de perro, barrido y echado a un lado cuando huele muy mal. Eso hacen de él los que tienen el poder. Los alcaldes y gobernadores que ahora sí son inteligentes y cultos, aunque no sepan cuál es la extensión territorial de Venezuela.
Ya la Inteligencia Artificial nos había advertido que el periodismo sería una de las carreras que primero desaparecería. Cómo no va a desaparecer, si los políticos nuestros están convencidos de que son periodistas. ¿Para qué sirvieron cinco años en la universidad entonces? Sumados a los posgrados, doctorados, carreras adicionales, especialización y trabajos de investigación. Sirvieron para que un gobernador, alcalde o presidente de un organismo, te restriegue por la cara que tiene 55 mil seguidores en Instagram, que es la nueva y más estúpida forma de comunicarse. La maravilla de las redes sociales: feisbuc te hace creer que tienes amigos, X que sabes escribir, e Instagram que sabes tomar fotos. El sumun de la mediocridad.
Cuando di clases en una universidad del país, el primer día le hacía un examen a los estudiantes que valía 5% de la nota global (por cierto, prohibía el uso de celulares en clase). Eran 20 preguntas que un estudiante que viera las noticias, escuchara la radio o leyera algún periódico, conocería las respuestas, pero es increíble lo que respondían:
Mohamed Alí fue el mejor centrodelantero de la selección de Arabia Saudita en el mundial del 86. Sí, me respondían.
Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son: 18
Cuántos centímetros tiene un metro: 60
Cuál es la extensión territorial de Venezuela: 24 kilómetros
Cuánto cuesta un barril de petróleo: 52 bolívares
Toda esa experiencia ocurrió hace 12 años. En qué situación estarán ahora esas universidades.
Hace poco hablé con el presidente de una Cámara Municipal, y en esencia no tenía idea de para qué servía un concejal. Y, además, no tenía idea de la conformación de su municipio, ese donde era concejal. Es, en esencia, un monigote que cumple las órdenes del alcalde; y el alcalde es un monigote que cumple las órdenes del gobernador; y el gobernador un monigote que cumple las órdenes del Presidente.
¿Quién va a construir el país del futuro entonces, ese donde podamos hablar de justicia social, y quizás hasta de socialismo?
Ya tenemos a IA para que nos dé las indicaciones de qué debemos hacer y hacía dónde debemos ir.
La generación de periodistas que alguna vez escribió un reportaje, que es la última, ya está retirada o en ese proceso; desgastada, enferma y en modo tercera edad, moviendo palancas para que le consigan las medicinas, rogando a Dios que les depositen la pensión de 2 dólares mensuales, e implorando que no aparezca en su comunidad un hdlgp y le quite su bolsa Clap, porque ya está viejo.
Caminito de hormigas…
Algún pesado, en complicidad con otro pesado, se cogieron los espacios de las áreas verdes del Conjunto Residencial Bucaral Sur, que son edificios de cuatro pisos de petrocasa, construidos por el gobierno y dejados a medio construir. Lo cierto es que allí se están vendiendo las parcelas de 2.50X3 metros, en todo el borde de la carretera original que es ahora una avenida, en 5 mil dólares. Ojo, cada quien tiene que construir su local, pero todos deben ser iguales. Quién tiene ese negoción. Me dicen que venderán 100 locales. Surgen dos preguntas: ¿quién se va a ganar esos 500 mil dólares? Y dos ¿no es ilegal disponer de las áreas verdes de un conjunto residencial sin el permiso de sus propietarios? Cosas veredes diría el Quijote.
Rafael Rodríguez Olmos
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