Concentración de medios radioeléctricos (I)

El espectro radioeléctrico es un bien de dominio público, tal y como lo declara la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Sin embargo, su uso, está concentrado en pocas manos y responde a intereses privados que no atienden, en su mayoría, al interés común de los ciudadanos y ciudadanas.

Aunque hay un ordenamiento legal novedoso que se orienta a garantizar que la comunicación sea un derecho fundamental y se democratice el uso del espectro radioeléctrico, actualmente, dada la fuerte preeminencia de actores privados sobre actores públicos y sociales en el modelo comunicacional venezolano, el control de la televisión y de la radio, cuya situación es similar, la tiene el sector privado.

Citando la investigación de Mabel Silva, peridodista quien escribe que: (…) Ha sido, precisamente, ese poder que ostentan los operadores de servicio de radio y televisión lo que ha provocado que desde los inicios de esta década, la seguridad de la nación y la estabilidad de la democracia haya estado en constante riesgo; aunado a su evidente afinidad y parcialidad con el conglomerado de empresas relacionadas con éstos, cuya posición política ha estado en constante oposición a las políticas públicas establecidas por el gobierno bolivariano.

En tal sentido, ha sido notable la conducta y posición política asumida, particularmente, por el Grupo 1BC, dueño de RCTV, la empresa habilitada para operar la señal del canal 2, cuya concesión vence el próximo 27 de mayo. Su actuación, sin duda alguna, ha favorecido la peligrosa creación de sistemas de control político-social fuera del estado de derecho.

RCTV, que operó en la televisión venezolana desde 1953, fue transformando en telebasura su programación originaria recordada por una generación de venezolanos. Lo demuestra las incesantes denuncias presentadas ante la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) por usuarios y usuarias, que hoy tienen derechos consagrados para expresarse, y las decisiones de organismos judiciales con respecto a la difusión de programas inadecuados para la formación de ciudadanía, tal y como lo exige la Constitución Nacional.

RCTV disolvió de tal forma su identidad, que por falta de uso perdió, inclusive, su nombre original: Radio Caracas Televisión, según una resolución del Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (Sapi)

A pesar de que la decisión del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, de no renovar la concesión a RCTV está debidamente ajustada a derecho, es importante evidenciar las continuas actuaciones del operador de servicio de televisión de suplantar a los actores políticos y fabricar sus mensajes, violar la libertad de información, instigar a la guerra civil y el golpe de Estado, atentar contra el equilibro de poderes, establecer carteles económicos, evadir impuestos, entre otras conductas alejadas de la responsabilidad social que exige el Estado y la sociedad a quienes son empresarios y además usufructúan una señal del espacio electromagnético (…)

Dos grandes posiciones se contraponen en este momento con respecto a la no renovación de la concesión a la empresa RCTV, la posición del gobierno –como órgano ejecutivo del Estado, el cual está obligado a hacer realidad el mandato constitucional expresado en los artículos 57, 58, 60,61, 78, 101, 108, 110 y 113. La otra posición, la del concesionario privado y los consecuentes beneficiarios de la explotación comercial de los medios de comunicación, es decir, de los que hoy han convertido a la radio y a la televisión en un negocio y a la comunicación en una mercancía. Esta empresa opera desde la base de sus intereses mercantiles privados y aquellos otros intereses –entre ellos políticos- que puedan favorecer desde el poder, su posición de dominio en el mercado mediático.

La concentración oligopólica de la propiedad de los medios y el carácter mercantil con el que se manejan, atentan contra la libertad de expresión, pues el dueño del medio es también dueño del mensaje, induciendo así en el colectivo, la promoción de valores negativos en el ámbito social de la comunicación y de la vida del ciudadano, limitando el derecho a la información y formación de una verdadera conciencia ciudadana diversa, plural, alternativa, conciente y crítica que es la verdadera base de una democracia.

Según el informe anual sobre la comunicación del año 2004, tres agencias Asociated Press (USA), Reuter (Reino Unido) y France Press (Francia) de alcance mundial, transmiten más del 85% de las noticias destinadas al mundo y de este porcentaje un 80% se generan en hechos acontecidos en Latinoamérica.

Así sucede que el 95% del cine que se ve en el mundo es producido en Hollywood y solamente en el año 2002, el valor de las películas que exportó sobrepasó los 45.000 millones de dólares, o cual viene a evidenciar la base del dominio cultural e ideológico de ese país sobre el resto del mundo.

Siendo entonces que estos monopolios culturales los que determinan la orientación y contenidos, que dan vida a las prácticas y comportamientos socioculturales y sociopolíticos de la actual sociedad. Existe una férrea hegemonía comunicacional por parte de estos grupos de poder, que debilitan ante el mundo el pensamiento crítico y progresista y un bloqueo sistemático a cualquier alternativa de pensamiento opuesta al gran capital y a sus intereses mercantiles.

Estos sectores saben que “la industria de la comunicación” –telecomunicaciones, radio, tv, cine, Internet, computación, equipos, diarios, revistas, libros, arte comercial, películas, fotoacabado. Publicidad, alquiler de videocintas, discos, e industria del entretenimiento en general- constituyen el corazón de la nueva economía mundial, desarrollando en manos de pocos, un monstruoso aparato propagandístico de información y comunicación, en el cual éstos derechos fundamentales se ven y se tratan como mercancía y no como derechos fundamentales de los ciudadanos.

Citando la investigación del profesor investigador venezolano Daniel Hernández tenemos que (…) Diez grandes consorcios controlan la industria del espectáculo del mundo. En orden a su grado de concentración son: Time Warners, Disney, Viacom, Berstelmann, News Corporation, TCI, Universal, Polygram, Sony y General Electric.

Como ejemplo de la altísima concentración de los principales negocios del principal monopolio mediático tenemos que, por ejemplo, Time Warners tiene intereses dominantes en revistas, industria editorial, música, estudios cinematográficos, producción de tv, redes de televisión y radio, cadenas de radio, la compañía más grande en salas de cine a nivel mundial, propiedad en DC comics, canales de cine por cable (HBO, Cinemax) cadenas de parques de recreación, más de 150 tiendas Time Warners, el segundo sistema de cable de EEUU, una filmoteca de más de 6.000 películas y 25.000 programas de televisión, la mayor colección de dibujos animados, varios canales informativos incluyendo CNN que cubre más de 200 países en el mundo, y posee además alianzas con otros monopolios como Viacom, TCI; Sony, News Corporation, NBC y Bertelsman.

Detrás de este grupo existen unos 30 monopolios que tienen posicionamientos regionales y que guardan estrecha relación con los 10 grandes grupos arriba señalados. En Latinoamérica sobresalen cuatro grandes oligopolios mediáticos O’Globo de Brasil, Televisa de México, Clarín de Argentina y la Organización Diego Cisneros en Venezuela, quienes pugnan por el control regional y entrar al control de la comunicación desde el punto de vista global (…)

El ingreso mundial es concentrado en cerca de un 90% por el 20% de la población mundial, en contraposición el 80% restante de la población restante del mundo se reparte apenas el 10% del ingreso mundial, destacando la escalofriante cifra de que el 20% más pobre recibe el 1% del ingreso mundial. En otras palabras los capitalistas pueden producir cualquier cosa, pero pueden consumirlas? La respuesta en NO. Por ello se apoyan en la técnica de manipulación y dominio mundial conocida como “publicidad” y con ello bombardean de fantasías a los ciudadanos quienes convencidos del mensaje consumista, cada día más aumentan las cifras de inversión en esta área. Se sabe que la industria publicitaria ha aumentado 12 veces su inversión y tasa de crecimiento, desde 1.950, ella sirve al complejo mediático y a la industria del espectáculo y cultural como base para seguir constituyéndose en un poderío extraordinario de deformación de la conciencia social a escala global.

En este ámbito tres grandes grupos oligopólicos controlan el mercado mundial: el WPP Group (británico), y los estadounidenses Omnicom Group e Interpublic, a los cuales se suma el japonés Dentsu, el británico Cordiant y el estadounidense Young & Rubicam.

Se ha fundido entonces una alianza de intereses entre anunciantes, agencias publicitarias y medios de comunicación que difunden una ideología global basada en: ideologías de la desregulación de la economía y de los medios, ideología del mercado, ideología de que el desarrollo es crecimiento económico dejando a un lado por supuesto el tema de la calidad de vida de la población mundial, es decir, la base del sistema neoliberal y de la ideología capitalistas se basa en el mantenimiento y protección, de estos monopolios mediáticos, telecomunicacionales, culturales y publicitarios.

Según cifras de Daniel Hernández (…) En Venezuela más del 97% de los hogares urbanos tienen a la televisión como principal entretenimiento y se mantiene encendida un promedio de 8 horas al día –según la investigación de la profesora Luisana Gómez realizada en 1.997, las cifras en la actualidad no han variado, sino más bien se han mantenido debido al “boom mediático” quienes a través de los mensajes crean una manera de imponer las visiones de los dueños del capital monopolista (…).


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María Alejandra Díaz

Abogada constitucionalista y representante del Estado ante la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Vicepresidente de la Comisión de Justicia y Tutela Efectiva de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela (2017).

 @MariaesPueblo

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