Las comiquitas son las balas silenciosas que se hacen huéspedes de las mentes infantiles

El imperio de la televisión

La televisión como arma poderosa y peligrosa se inserta en el subconsciente para controlar y orientar el comportamiento y conducta de sus adictos bajo un esquema de alienación programada.  Los años  ’50 y ´60 dieron inicio a la era de los súper héroes que al pasar  los años sucesivamente en los ´70, ´80 y ´90 se convertirían en la máxima infiltración de varias generaciones. Caricaturas inocentes, series, fantasías e historietas convertirían virtualmente a “Uncle Sam” (USA: el tío Sam), en el salvador y protector del mundo. En el nuevo milenio, la  fantasía pasa a ser una realidad verdadera en libreto de noticieros y manipulaciones en tiempo real bajo la utilización de la tecnología. El peligro mundial que representan gobiernos (electos o no), terroristas, guerrilleros o cualquier  elemento catalogado  así, en el criterio y  programación del imperio,  pasa a ser parte del libreto que debe ser exterminado con al apoyo de “la comunidad mundial desarrollada en busca de la paz”. Esto le da permiso al  salvador del mundo: USA (apoyado de otros imperios aliados), para intervenir, invadir, arrasar y aniquilar, mientras tanto, la televisión y el cine, sobre todo “made in Hollywood” aportan lo suyo en la guerra alienante previa. La gracia, humor y diversión de los “enlatados” o series, especialmente norteamericanas, pierden su entretenimiento oculto cuando descubrimos su trasfondo verdadero. Actualmente, en los tiempos modernos, se utiliza la televisión por suscripción o cable, para la temática centrada en canales que dedican a un esquema de series policiacas, comicidad, historias o incluso los llamados “talk shows” de casos dizque reales.

Series policiacas como: Criminal Minds, CSI, NCSI…(Mentes criminales, investigadores de la escena del crimen, etc), tratan de casos donde los árabes son terroristas, los asiáticos mafiosos, los latinos narcotraficantes (en los últimos años se nombra reiteradamente a Venezuela).  Si revisamos series de comicidad norteamericanas conseguimos que programas de mucha sintonía en EEUU como: Two And The Half Men, la temática de los valores en descomposición tratan de un músico alcohólico mujeriego que infunde su ejemplo al sobrino y humilla constantemente a su hermano como “un arrimado en su casa”, mientras la madre de ambos  es una especie de persona negativa que ve el dinero y sexo como parte de su rutina, en el caso de la sirvienta, es una latina con antecedentes de marihuanera y “mala conducta”, sin destacarse para nada su valor como constante trabajadora y luchadora sino,  la típica latina que va a rebuscarse en USA.

The Big Band Theory, es una serie de un grupo de 4  jóvenes genios y una “camarera actriz”. Los diálogos se desarrollan en que 2 miembros “nerds o genios” son de ascendencia judía e hindú, esto permite destacar la miseria del país de uno de ellos (India) y en el otro caso, promueve el antisemitismo judío (éste personaje es un tonto del grupo por no poseer doctorado) y en el caso de la camarera, es una mediocre e ignorante, más allá de la alienación de caricaturas e historietas que viste y hace rutina de los “genios”. En otra serie, llamada Mike and Molly, se basa en un par de policías, una maestra, sus familias y en un camarero africano senegalés. De vez en cuando en el libreto le hacen mención xenofóbica a pesar que uno de los policías es afro-descendiente pero a fin de cuenta nativo de la tierra del Tío Sam, lo que en la serie le da licencia para la xenofobia infiltrada en los diálogos cómicos de la referida serie.

Al analizar pudiéramos ver muchos espacios de tv y cine que argumentan algún ataque que influya en nuestras siquis y menosprecien nuestra cultura o sentido de pertenencia. Los llamados “talk shows” abordan la temática diaria de la decadencia latina en sus problemas de sexo, droga, alcohol o la retrógrada conducta de una comunidad “tercermundista”. Los programas de historia subliminalmente en comparaciones de personajes o hechos nefastos de la historia y los noticieros como CNN que irrespetan incluso la soberanía de naciones como Venezuela donde cercenan parte de su mapa geográfico dando una imagen que no es la correcta. Lo triste de todo esto es que se promueve como la mejor televisión gracias al llamado “Raiting” o niveles de audiencia que siguen la línea de la televisión imperial.

Si alguien que lea esto me pregunta porque veo esos programas o series y, sin ser experto en semiótica de la comunicación ni nada que se le parezca, más que el nefasto ejemplo del propio contenido, pues les respondería que esto me permite revisar mi conducta pasada, por la cual fui alienado siendo niño,  también me permite saber porque aún, en estos tiempos, tantas personas disfrazan a sus hijos de Batman, Supermán, La Mujer Maravilla o El Hombre Araña;  al mismo tiempo, puedo tomar argumentos para dar una buena charla orientadora a mis hijos o personas que se forman en el estudio pero que, se entretienen inocentemente viendo televisión.

La guerra de cuarta generación se llama televisión. Las comiquitas son las balas silenciosas que se hacen huéspedes de las mentes infantiles  y “el modo de vida gringo” de las series de cine y tv en el sueño americano como alienación de una juventud que desprende de su corazón el  patriotismo y sentido de pertenencia. La comiquita Tom y Jerry fue una muestra en Venezuela del peligro de la televisión el 12 de abril de 2002, al ocultar una realidad de calle que, irónicamente, cual guerra infantil del gato y el ratón, se hizo metáfora verdadera de poderosos y débiles en un golpe de estado.

larrymarquezperalta@gmail.com



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Larry Márquez Peralta


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