El "affaire" Becerra, YVKE "light" y Cristina González: más autogoles de nuestra revolución

Una revolución sin autocrítica responsable es como un jardín sin flores; una revolución que utiliza los paradigmas de la derecha para justificar sus errores, puede acabar como Chacumbele. Como reza la consigna del Mayo Francés: “Los que hacen las revoluciones a medias no hacen más que cavar sus propias tumbas”. Sin la autocrítica oportuna, las revoluciones pueden devenir en caricaturas de sí mismas, ya que serán incapaces de mantener el rumbo en el marco de la dialéctica científica y en vez de avanzar hacia el socialismo, por el contrario, retrocederán hasta la restauración de la reacción. El revolucionario, como cualquier ser humano, puede equivocarse; la enorme diferencia con respecto al resto de los mortales, es que el revolucionario está en capacidad de reconocer sus yerros, analizarlos, sacar lo positivo de ellos y rectificar.

Nuestra Revolución Bolivariana ha sido uno de los procesos históricos más importantes desde la Guerra de Independencia del siglo XIX y ha sacudido las estructuras anquilosadas de un Estado burgués decadente, corrupto. El Comandante, Hugo Chávez Frías, ha sido –y es- la vanguardia indispensable de este proceso político que ha conmocionado el orbe entero; nuestra Revolución ha sepultado la forzada “luna de miel” de las masas con el capitalismo, la cual comenzó en aquellos trágicos días de la caída del Muro de Berlín, la desaparición de los Estados obreros deformados de Europa del Este y la disparatada tesis metafísica de Fukuyama en torno al Fin de la Historia.

Sin contar los enormes beneficios en salud, educación y bienestar social en general, que ha traído la Revolución Bolivariana a los venezolanos en un período de 12 años, también hay que resaltar el grado de conciencia política adquirido por la población en la última década. Sin embargo, como es normal, nuestro proceso ha cometido fallas inherentes a la inexperiencia, la improvisación y la candidez de nuestra dirigencia revolucionaria. Los bolcheviques también “metieron la pata” alguna vez, al igual que Mao o los barbudos de la Sierra Maestra, pero la sabiduría dialéctica siempre ha radicado en la iniciativa de emplazar crudamente la autocrítica y aplicar los correctivos necesarios. Es allí donde la entereza moral y ética del revolucionario lo hace un ser extraordinario: asume su traspié o derrota, aprende la lección y demuestra en la práctica la voluntad por enmendar su actitud.

EL “AFFAIRE” JOAQUÍN PÉREZ BECERRA O EL DAR ARMAS AL ENEMIGO

De los errores imputables a la Revolución Bolivariana, el caso del periodista sueco –de origen neogranadino- Joaquín Pérez Becerra, ha sido el más dramático e infortunado de todos. En tiempo récord, el Estado venezolano retuvo y deportó al personaje de marras, no sin antes violar sus más elementales derechos humanos, ya que fue completamente incomunicado, no tuvo acceso a asesoría legal pertinente y no se informó a la Embajada del Reino de Suecia acerca de la situación del señor Becerra, en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía. Si nos hemos empeñado en respetar la Constitución de 1999 en más de un decenio de vigencia, con el torpe proceder desplegado en el “affaire” Becerra y su posterior –e insólito- comunicado oficial, le dimos el anhelado “regalo” al oposicionismo: el atropello flagrante de los principios medulares contenidos en nuestra Carta Magna, por parte del mismísimo Estado revolucionario. Y lo más irónico: que la víctima de esta afrenta haya sido uno de los camaradas que más ha luchado en defensa del proceso bolivariano venezolano. Joaquín Pérez Becerra es director de ANNCOL (Agencia de Noticias Nueva Colombia), una de las plataformas digitales más combativas de la red y tribuna de denuncia del genocidio sistemático perpetrado por el Estado paramilitar colombiano. Becerra era miembro de la Unión Patriótica, alternativa política de izquierda fundada en la década de 1980, y tuvo que huir de su país para salvarse de la matanza orquestada por la oligarquía bogotana.

Hoy, nuestra Revolución Bolivariana abriga la mayor contradicción de su transitar histórico: entregó a un luchador social a las fauces de un Estado delincuente y forajido. ¿Qué hubiese acontecido si Becerra viene a Venezuela un año antes? ¿Se habría actuado con ídem celeridad para expulsarlo del país? Se nos tendió una trampa de factura transnacional para no entregar a Makled y tomamos la peor decisión. Washington y Bogotá no deseaban que Makled fuera extraditado, ya que éste fungiría de “peón” con el fin de desestabilizar el proceso bolivariano; en Nariño estaban seguros de que Becerra causaría otro “impasse” bilateral y eso se esgrimiría como motivo para retener al narcotraficante venezolano –por un rato más- en su territorio. ¡Error! No sólo cometimos el “faux pas” de ofrecer en bandeja de plata a Joaquín Pérez Becerra, sino que articulamos un manojo de léxicos intoxicados de la perorata de la Seguridad Democrática –verbigracia, “lucha contra el terrorismo”- y le otorgamos credibilidad, sin querer queriendo, a la computadora “mágica” del fenecido Raúl Reyes (*). Si establecemos una analogía, lo anterior es como si en tiempos de la Guerra Fría, Cuba o Hungría, hubiesen entregado a un activista de la izquierda austral –residente en la URSS- a la DINA chilena, por ejemplo. Así de crudo.

El pragmatismo diplomático ganó el trofeo “Makled” pero hizo mella en nuestra credibilidad y consecuencia ideológica a escala internacional. ¿Así se construye una revolución? ¡No! ¿Así se avanza hacia el socialismo? ¡No!

Si el camarada Becerra fue víctima de una cavilación macabra, una delación o una traición proveniente de su propio círculo político, ¡ése NO es nuestro problema! No podemos descargar la responsabilidad que nos toca como revolucionarios en terceros. El punto es que obramos con ligereza y debemos reconocerlo. No será la primera ni la última vez que nuestro Comandante acepta con gallardía un “pelón”; tal actitud autocrítica no hace más que fortalecer nuestra trinchera de ideas y la verticalidad del método marxista dialéctico. Lo contrario nos conduce a la ambigüedad, a la contradicción y a la atomización.

YVKE “LIGHT” Y CRISTINA GONZÁLEZ: MEDIOS PÚBLICOS EN MANOS DEL ENEMIGO

En agosto de 2009, el Circuito Mundial experimentó un verdadero terremoto: la periodista Cristina González fue separada de su cargo como Presidenta del ente público y en su lugar fue nombrado José Gregorio Zambrano. Después de ser una de las estaciones de radio más emblemáticas de la Revolución Bolivariana, YVKE 550kHz (Circuito Mundial) tuvo un giro inesperado en su programación. Varios espacios contestatarios fueron sacados del aire, arguyendo las más rastreras maquinaciones; en especial, el ensañamiento estuvo dirigido hacia “Polémicas”, conducido por Ramón Echeverría (emitido desde Mundial Margarita); y “Sin Trabas”, de Vanessa Davies. Verbigracia, con “Polémicas” el pretexto fue que el programa era muy oneroso para el Circuito y que la radio no disponía de fondos para mantenerlo. Primero se habló –irresponsablemente- de millones de bolívares de erogación por concepto de transmisión y después se descubrió que el costo de la “línea muerta” apenas alcanzaba los Bs.F 160 mensuales. A pesar de ello, “Polémicas” nunca fue restituido al aire y –paradójicamente- se inició una cacería de brujas en contra del camarada Ramón Echeverría. Una minoría de trabajadores de Mundial Margarita firmó una carta acusando a Echeverría de varias irregularidades (todas fabricadas), lo cual dio como resultado el despido del citado periodista. Para entonces, Ramón Echeverría era director de la estación insular del Circuito Mundial.

Desde finales de 2009, las denuncias de corrupción que involucran a José Gregorio Zambrano, han sido innumerables. Nepotismo, contratos a dedo, gastos astronómicos en viáticos y remodelaciones ostentosas, abultan el glosario de barbaridades de “aquilata” la trayectoria de este rufián en el Circuito Mundial. Ningún Ministro de Comunicación ha tomado cartas en el asunto, a pesar de que la administración de Zambrano no aguantaría una auditoría seria. ¿Qué impide la intervención de YVKE Mundial y sus emisoras filiales? ¿Qué poder oculto protege a José Gregorio Zambrano? ¿Por qué Andrés Izarra no se ha pronunciado acerca del tema?

Luego del trago amargo del Circuito Mundial, a Cristina González le ofrecieron la jefatura de la naciente Radio del Sur, en 2010. La destacada comunicadora social trabajó incansablemente con su equipo y colocó a la Radio del Sur entre las más sintonizadas del dial. La exitosa experiencia de YVKE Mundial había sido repetida en un novel canal de información estatal, lo cual demostraba la calidad profesional –y humana- de González. Después de un año al frente de la Radio del Sur, sin explicación alguna, Cristina González es destituida de sus funciones e irrespetada como dama, como trabajadora; una vez más, la burocracia parasitaria desliza sus tentáculos y hace perder un cuadro clave para la Revolución. Andrés Izarra, Ministro de Comunicación e Información, no ha movido un dedo contra el corrupto de Zambrano y la destrucción con alevosía del Circuito Mundial, pero sí ha sido “eficiente” en el silenciamiento de una aguerrida camarada. ¿Qué tal?

Los errores en una revolución se pagan con la vida, al menos que se tenga la suficiente madurez para explayarse a tiempo en la autocrítica y comprometerse –en retórica y praxis- a no reeditarlos. Hacerle el juego al enemigo sería un “harakiri” político. La derecha nos está esperando en “la bajadita” y no precisamente para ofrendarnos con margaritas. El gran rectificador –y líder indiscutible de la Revolución- tiene la palabra.

(*) En días recientes, la Corte Suprema de Colombia ha desestimado las supuestas “pruebas” del computador de Raúl Reyes como válidas, ya que los archivos fueron obtenidos de manera ilícita. Esta lapidaria aseveración elimina la única fuente “fidedigna” que acusaba a Joaquín Pérez Becerra de terrorista y nos deja en ridículo ante la comunidad internacional. ¿Había necesidad de ello? Creo que el camarada periodista merece una disculpa oficial de nuestra parte.

elinodoro@yahoo.com



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Adán González Liendo

Traductor, corrector de estilo y locutor

 elinodoro@yahoo.com      @rpkampuchea

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