Al fin Fidel rectifica

La idea central de la mayoría de mis artículos y de mi libro “El imperialismo recesivo, su fase terminal” es la de que existe un conjunto de recursos naturales vitales para la civilización que están en rápida vía de agotamiento, constituyendo esta realidad un peligro mortal para que se mantengan los actuales estándares de vida de los países desarrollados, y que la respuesta de ellos a este gravísimo problema ha sido el diseño de un nuevo orden internacional, que bautizado con el remoquete de “neoliberal”, impida, por una parte, el aumento de la demanda de los mismos por los países pobres, y que por la otra, les garantice el suministro de dichos recursos, incluso con la acción militar, (como lo estamos viendo en Irak y Afganistán) y que los Latinoamericanos todos, y en particular Venezuela por sus enormes reservas petroleras, nos hemos convertido en blancos principalísimos de ese plan. Es por ello que he sostenido que el arma mas efectiva que tenemos nuestros países ante esa amenaza es la constitución de una Organizacion política, económica y militar de lo Estados Latinoamericanos y del Caribe, que sustituya a una OEA inoperante y que permita dar respuestas efectivas y contundentes ante cualquier acción imperial.

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Hasta ahora Fidel, el teórico que ha asumido el diseño de las estrategias políticas de los movimientos progresistas que han alcanzado el poder en nuestro continente, había sostenido que la contradicción fundamental de nuestra región era entre países dirigidos por “oligarcas” y países dirigidos por “revolucionarios”, naciendo de allí la idea del ALBA, como una unión de paises revolucionarios “liberados”, que actuase como su aglutinador político y que ayudara, con su ejemplo, a motorizar la “liberación” de los oligarcas del resto de los países del área.

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Sin embargo, Fidel ha dado un giro de 180º en sus planteamientos y reconoce en su reciente articulo titulado “Siete puñales en el corazón de América” que, ante la conducta reciente de Estados Unidos en la región, incluyendo el derrocamiento de Zelaya y la instalación de bases militares en Colombia “Seria un error grave pensar que la amenaza es solo contra Venezuela; va dirigida a todos los países del Sur del continente”, y que “LA PRESENCIA DE TAN PODEROSO IMPERIO, que en todos los continentes y océanos dispone de bases militares, portaaviones y submarinos nucleares, buques de guerra modernos y aviones de combate sofisticados, portadores de todo tipo de armas, cientos de miles de soldados, cuyo gobierno reclama para ellos impunidad absoluta, CONSTITUYE EL MAS IMPORTANTE DOLOR DE CABEZA DE CUALQUIER GOBIERNO, SEA DE IZQUIERDA, CENTRO O DERECHA, ALIADO O NO DE ESTADOS UNIDOS.” (Mayusculas mias) afirmando que “los gobernantes de los paises de UNASUR, MERCOSUR, Grupo de Rio y otros, no pueden dejar de analizar la justisima pregunta venezolana ¿Que sentido tienen las bases militares y navales que Estados Unidos quiere establecer alrededor de Venezuela y en el corazón de Suramérica?”

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En sus palabras, Fidel reconoce, implícitamente, la necesidad imperante de que los latinoamericanos nos unamos para defendernos mas alla del signo político, sea de izquierda, centro o derecha. Es que en realidad el asunto no es del tipo de sistema que impere en los países desarrollados, sean capitalistas, socialistas, social demócratas, etc., sino que el meollo es de mera supervivencia, y por lo tanto, también la de nosotros los latinoamericanos. Tan sencillo como eso.

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Que Fidel haya escrito eso es de una trascendencia vital para los pueblos latinoamericanos. Logremos ahora que todos los sectores patriotas del continente, es decir, todos aquellos que no profesan las teorías betancuristas entiendan esta realidad y prive en su conducta el sentimiento de defensa latinoamericana por encima de cualquier interés mezquino y grupal. Lo peor es que la mayoría de sus teóricos conocen esta realidad, tal como lo pude constatar leyendo algunos materiales de un curso de doctorado de política internacional de la UCV.

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No dejo de reconocer que esta situación exige un tratamiento acertado de los sectores progresistas del continente, que por una parte, se han propuesto como meta la instauración del socialismo, y eso implicaría, ciertamente, la lucha en contra de los oligarcas de la región, y por la otra, esta la defensa de la soberanía y de los recursos naturales de nuestros países ante la amenaza imperial, que exige la unidad mas amplia de todos los sectores nacionalistas. Hay que construir una política que responda a ambos desafíos. Es decir, que hay que, como afirmaba Mao, caminar con los dos pies.

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Pero lo que si es cierto, que esta experiencia ha dejado en evidencia que el concepto estalinista de “un líder, un partido, una teoría y una acción” resulta nefasto para afrontar las realidades actuales y que, al contrario, cualquier camino que se emprenda debe ser resultado del mas amplio debate y del concurso de la mayor suma de partidos y movimientos de la región, sin sectarismos ni prepotencias.


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Carlos Enrique Dallmeier


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