Los charcos de sangre

Después de tanto tiempo y de haber vivido en contacto estrecho con la gente sufrida de la violencia colombiana, de haber escrito una novela, que por cierto, ni en la misma Colombia me quisieron editar, estoy plenamente convencido de que el problema de intercambio y la paz, en la forma como lo ha tratado el hermano del alma, el “Miniführer” Álvaro Uribe Vélez, resultará muy difícil de hallar soluciones. Esa guerra larga, vieja, formada por el sectarismo político, el espíritu hegemónico de los partidos, por el odio heredado, por el fanatismo, por la eliminación física del adversario, cueste lo que cueste, porque las oligarquías se enriquecieron y ahondaron las diferencias sociales, y porque la FARC y el ELN, no son mamotretos terroristas, sino el pueblo en armas, lo que significa un ejercito popular. Hoy en día necesita un tratamiento con mucha voluntad política y que este peón Bushiano comprenda las profundidades del problema y sienta que es Colombia, su pueblo, el que pide paz y que eso no lo puede trabajar desde el extranjero, porque hay que hacerlo dentro de su mapa y entre colombianos.

En estas cosas no se puede soñar y dentro del panorama político internacional, de acuerdo a las experiencias pasadas y comprobadas, nada mas descabellado que esconderse en las faldas de nuestro gobierno bolivariano, pues todo este parapeto táctico y estratégico lo está montando el gobierno fraticida, cobarde e incapaz del narco paramilitar colombiano, el hermano del alma, Álvaro Uribe Vélez. Ellos están jugando con la voluntad humana de nuestro Presidente y de nuestro pueblo. Estoy seguro de que tanto la FARC como ELN, si es que algún día llega un gobierno humano, compresivo, con dignidad, se pondrán de frente a su patria y serán capaces de dar el primer paso para construir un verdadero mañana.

Mientras tanto deambularemos entre los escombros, las ruinas, de las ciudades mutiladas, entre los enormes charcos de sangre y el llanto del viento que se aleja para sepultar en la más horrible crueldad.

Colombia necesita la paz, el pueblo que es el que pone los muertos ya está hastiado, fatigado, saturado de violencia.

Bien por la senadora Piedad Córdoba y Dios quiera que pueda hacer su trabajo y que no le vaya a pasar como a la protagonista de mi novela que después que se acogió a la paz, Rojas Pinilla la llamó como mediadora de la paz y luego resultó victima de sus musarañas y termino junto con la guerrilla persiguiéndola y también que no vaya a ser instrumento de ese gobierno incapaz de todo, el cual tiene que buscar justicia en casa de los gringos y ya no encuentra montañas ni ciudades en Colombia para solucionar sus problemas políticos, de justicia, sociales y económicos.

He recibido una nota periodística donde se me informa que el País está perplejo por la conducta y la situación psicológica que presenta el hermano del alma, Álvaro Uribe Vélez, al escudarse de la buena voluntad del Presidente Venezolano, cuando por el otro lado está empeñado con Bush, para conspirar y tumbarlo y si no que lo digan los cuerpos de seguridad del Estado, los cuales seguramente deben tener todas las informaciones al día.

vrodriguez297@hotmail.com


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Víctor J. Rodríguez Calderón


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