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Colombia el 19 J: ¿Habrá un choque de ideologías abstractas?

La izquierda cristiana sostiene que la justicia social, la renuncia al poder, la humildad, el perdón, y la observación de la oración privada (en contraposición a la oración pública por mandato), están obligados por el Evangelio (Mateo 6:5-6).

Este ensayo explora la pertinencia de la categoría "izquierda" para identificar un conjunto de iniciativas políticas, movimientos sociales y discursos teológicos propios del cristianismo de las décadas de 1960 y 1970. Al mismo tiempo, indaga las vías que conectan el surgimiento de una izquierda cristiana con el proceso de secularización, en especial con la denominada "secularización interna" del catolicismo. En un recorrido por los debates en torno a la pertinencia de la díada en el catolicismo, justificando su uso por dos motivos. Por un lado, porque permite la confluencia de estudios sobre el catolicismo con el resto de la historia intelectual y política, analizando movimientos, publicaciones y órdenes religiosas con categorías similares a las utilizadas para pensar a otros grupos políticos de izquierda y de derecha. Por otro lado, porque lo religioso puede ser entendido como una forma de simbolización de lo político, donde las diferencias ideológicas se teologizan. Fin de la cita. Edgar Perdomo, militante de la izquierda cristiana.

Las elecciones de la segunda vuelta para elegir el próximo presidente de Colombia, este 19 de junio de 2022. Entre Rodolfo Hernández, del cual se desconoce su ideología, aunque muchos los asocian con el pensamiento político de Álvaro Uribe Vélez. Y por el otro lado su contrincante es el líder del M-19 Gustavo Petro de tendencia Marxista Leninista, y miembro del Foro de Sao Paulo, que ya viene controlando varios países latinoamericanos, en el que se van instalando tópicos de una guerra cultural, como: el maltusianismo, revolución sexual, indigenismo, ecologismo, narcotráfico, pacifismo, relativismo, ideología de género, brujería, satanismo, etc.

La alianza entre Fidel Castro, y Lula Da Silva en julio de 1990 quien va por la reelección nuevamente, no significó la renuncia para Fidel de la lucha armada, ni para Lula de seguir en la lucha electoral sino que son la encarnación filosófica de la "combinación de todas las formas de lucha", una consigna aireada por la izquierda marxista estalinista, durante décadas, y que encontró en este foro su más acabada expresión.

La derrota de las insurrecciones armadas en todo el continente en la décadas de los 60 y 70 del siglo XX, con la excepción del sandinismo en Nicaragua, la estrategia se desplazó hacia la vía electoral, procurando conquistar el poder utilizando las instituciones democráticas para luego destruir el sistema desde adentro, caso Colombia esta año 2022 con Gustavo Petro con el apoyo de las Farc- Eln.

Está quedando muy claro que la toma del poder no es solo por el uso de la fuerza, sino que implica también darle relevancia al tema del ablandamiento de la población, lo que los gringos llaman: "la conquista de los corazones", para lograr más allá del mero consenso la colaboración activa de los sectores claves de la sociedad que se pretende dominar.

Antonio Gramsci es considerado por la intelectualidad mundial, como el ideólogo de la guerra cultural; al pasar de dirigente del Partido Socialista, a fundador del Partido Comunista Italiano, y de su órgano oficial, el diario L´Unitá, como dicen ciertos teóricos, nombre que adoptó en Venezuela la izquierda rosada, en oposición a la izquierda cavernícola, que era estalinista castrista, y que no pasaba del 6% electoral, que venia a ser lo mismo, hasta que Chávez los unió.

Decía Gramsci, que la revolución era imposible sin lograr previamente un triunfo cultural, y si no se conseguía una "hegemonía" en la dirección intelectual, y moral de la población; y sólo así se tomaría el poder del Estado, imponiendo una sociedad política, idéntica a la dictadura cubana con 63 años en el poder, al igual como un guante de seda, reviste un puño de hierro.

Irónicamente el modelo que siguió Gramsci para desarrollar su proyecto era el de la Iglesia Católica, en la que admiraba, todo su influencia moral, y poder espiritual que mantiene sobre el pueblo católico, lo que aspiraba trasladar hacia el Partido Comunista que debe ser una Iglesia católica, y su doctrina una religión comunista, pero no de forma trascendente sino inmanente, centrada no en Dios, sino en el dictador, sin objeto espiritual sino material, con sus miras no en el cielo, sino en la tierra.

Esta concepción siempre ha tenido graves consecuencias en las prácticas, porque la atención se descarrila de la estructura económica de la sociedad hacia una superestructura ideológica, que juntas constituyen un concepto diabólico, como el "Pacto Histórico"; que le ofrece Gustavo Petro al Pueblo colombiano en pleno siglo XXI, pero el proyecto de Petro, como el rol que ofrecía Gramsci, llevaría a Colombia al cementerio.

Cabe destacar que en los regímenes totalitarios como el cubano, la hegemonía no es sólo comunicacional, y como se ha ido imponiendo en Venezuela, sino que abarca a los llamados aparatos ideológicos del Estado, que incluye al sistema educativo, desde el preescolar a la universidad, las organizaciones culturales, desde orquestas, como recién hemos visto, teatro, cine, museos, artes plásticas, literatura, sea narrativa, poesía, ensayo, religión, sea católica, evangélica, incluso la santería; el folklore, la culinaria, moros y cristianos, y cualquier otra forma de expresión humana, sobre todas, el lenguaje, como diputados, y diputades, basta oír el lenguaje de Francia Márquez en Colombia.

Esta desviación tan amplia de la lucha cultural representa un inquietante desafío para los amantes de la libertad porque, en general, los estalinistas arrancan con ventaja; aun siendo pocos, son unas claques de revolucionarios profesionales, están organizados, actúan con una disciplina militar estricta, y tienen planes, aunque son estrambóticos, marcan una guía para la acción; en cambio los liberales o demócratas andan cada uno por su lado, echándose mierda pareja, ocupándose de sus propios asuntos, y negocios, sin observar lo que hacen los demás, y cuando se dan cuenta, ya están rodeados, el caso del aberrante bloqueo de www.aporrea.org porque en otro portal este articulo lo vetan.

Otro reto grave es enfrentar la "impermeabilidad ideológica" de los izquierdistas estalinistas, que son completamente refractarios no sólo a los argumentos racionales sino al testimonio de la realidad. No los afectan para nada el hambre, y la diáspora que están a la vista en Cuba, y Venezuela, y el empeño por hacer lo mismo en Colombia, Perú, y Chile.

Es inevitable reconocer que la izquierda totalitaria, ha logrado un predominio cultural a través de una lucha tenaz, y persistente.

Las preguntas de las mil lochas en pleno siglo XXI: ¿Por qué siempre ganan? ¿Qué estamos haciendo tan mal los moderados? ¿En que estamos fallando? ¿Qué produce tantas fallas, será la corrupción? Ya lo dijo una vez Juan Pablo II: "No tengáis miedo". Este es el mecanismo, el principio activo de la tiranía. Lo escribió Montesquieu: "Como la virtud en una República, y el honor en una monarquía, es necesario el temor en un gobierno despótico; pero en esta clase de gobierno la virtud no es necesaria, y el honor hasta sería peligroso".

"El músculo", para emprender la lucha, se van creando en el camino: La única manera de transformar la realidad, es transformándola.

¿Cómo podríamos voltear la tortilla, y que está completamente fuera de nuestro alcance? La juventud tendrá el sagrado deber de hacer la tarea: "reparar la región". Para nuestros efectos puede interpretarse como volver a ponerlo sobre sus pies. Visto que Marx reconocía el idealismo pero: "poniéndolo de cabeza", o sea, postulando ese mundo al revés, que tanto aborrecemos.

Esto es tan simple como advertir que la derecha política hace negocios, es la diestra, y la izquierda estalinista es la siniestra; mejor ser sabio que ignorante, educado que regodearse en la vulgaridad, el noble venerable como el villano despreciable, ser rico en revolución es bueno, y pobre en revolución es malo, hay que ir al meollo de la falacia marxista estalinista: unos no son opresores, ni los otros oprimidos.

Solamente una fe inquebrantable, una muy arraigada firmeza en los principios, una sólida disposición para la lucha, y el sacrificio, pueden enfrentar y revertir una situación que luce desesperada. La buena noticia es que todos los días, y cada vez con más frecuencia vemos aparecer esa disposición primero en cientos, luego en miles, quizás pronto sean millones los compatriotas que despiertan a esta cruda realidad, y no se dispongan a hacer lo que es necesario, y no meterse en la marcha en México que busca entrar a USA, en busca de oportunidades.



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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