Coronavirus: ¿Quién es zombi y quien, humano?

La humanidad está asustada ante la proximidad de la muerte provocada por el resquicio entre la ciencia y el virus (Covid-19). No solo se cuestiona los límites del conocimiento y la respuesta técnica científica, al respecto, sino también, la vida singular del sujeto, y principalmente, la existencia humana.

Es China, con una población de 1,400 millones de habitantes, donde se supone que ya fue controlado y detenida la expansión del virus. Ahora, no solamente están realizando investigaciones para crear vacunas con el fin de prevenirlo y eliminarlo, sino que también están ayudando técnicamente a otros países, que enfrentan el virus (Italia y Venezuela).

En cambio, Europa, se ha convertido en el centro mundial de reproducción y distribución del virus; siendo por el momento, Italia y España los países más afectados. Y Estados Unidos no pudo controlar la movilidad; ahora también está en la misma dinámica europea.

América Latina, no escapó al ingreso del virus, ya empezó a hacer daño en casi todo el continente. De todos los países del continente, solamente Cuba cuenta con un respaldo científico y con medicamentos que se están probando en la atención de los afectados. En este momento Venezuela ha recibido de Cuba la llegada de científicos y medicamentos adecuados para tratamiento a los enfermos de este mal y tiene un vínculo constante con China para considerar este mismo daño.

Pero, el objetivo del artículo no es hablar clínicamente del virus; sino, pensar el virus como maleficio. Es decir, cuando afecta la manera de percibir axiológicamente el mal. Aquí surge una resquebrajadura entre el sano y el que se marchita deshumanizado.

Los bulos sobre el covid-19 concentra gran parte de las conversaciones en redes sociales; lo importante es que llaman la atención, emocionan y se comparten; aunque no parecen dañinos, transmiten con humor muchas falsedades, odios racistas, menosprecio a chinos, y en el fondo o en la portada muchas veces aparecen extremas humillaciones y dan la espalda al enfermo; como si fueran los leprosos de la antigüedad cristiana.

"Quedate en tu puta casa", "A ese puto que lo maten donde lo encuentren". "Cómo en la película Soylent Green, acaben con los viejitos y conviértanlos en galletas", "quedate por allá, no vengas a infectar a tu familia"

En la vida cotidiana si carraspeaste o estornudaste, ya te miran de reojo y buscan algún policía para que te lleven a cuarentena.

Pues esta es la cuestión esencial, que refiere el artículo; la modificación axiológica inter humana degradante. ¿quién es el zombi? El enfermo o el que menosprecia al enfermo. Con la elevación del mal a una potencia muy alta se ha justificado el control militar sobre la población, la pérdida de derechos políticos e ideológicos y la aceptación del terror no sólo del virus, sino también del Estado; nos han convertido en zombis, que cualquiera puede aniquilar.

En ese marco de temor, se afinca con más saña la crueldad imperialista de continuar el bloqueo económico de los países que sufren el virus (Siria, Cuba, Venezuela, Irán); el uso del terror estatal para descargar en los ciudadanos recluidos en sus casas, la responsabilidad estatal de atención sanitaria y nutricional de la población, en estas emergencias; fusionado a ello, como señalamos anteriormente, los bulos de las redes sociales erigidos en monumentos post modernistas de la civilización capitalista.

A partir de la axiología de los desalmados, somos los enfermos y los no afectados por el virus, figuras humanas odiosas que no piensan, solo caminan o corren a refugiarse o a protegerse de los que son vistos como muertos vivientes, condenados a perecer solitarios.

Sin embargo y a pesar de todo, en el mismo tiempo de los temores se podía leer en un pedazo de cartón, colgado en el pecho de un joven pordiosero, que se instalaba en los semáforos: "Pido por razones humanitarias". Como Diógenes, buscaba entre la gente al hombre, al humano que el capitalismo ha convertido en zombi.

Aunque, la incertidumbre existencial provocada por la pandemia y las miasmas de un Estado reconciliado con el capitalismo, no da lugar al renacer de Chávez; pues ya fue condenado a muchos años de silencio y a los chavistas auténticos a una andanada de temores como: el temor a ser detectados como revolucionarios chavistas-socialistas, que es lo mismo que ser terrorista (temor a la cárcel y a la muerte); el temor a no salir de la miseria, el temor a ver el total restablecimiento del capitalismo en el país y la pérdida de todos los logros de la revolución; el temor a quedarse sin futuro.

Hasta allí, no puede llegar Venezuela; todavía hay formas de superar los temores que nos han impuesto: …continuará


 



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Memo Fernández


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