El Acidito

Quemamos las pruebas y cantamos “fraude”

Luego de las elecciones presidenciales en Bolivia, este domingo, dando
como resultado el triunfo de Evo Morales, organismos internacionales
como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea
(UE) cuestionaron la transparencia y procedimientos en el conteo de
votos.

Según la legislación Boliviana, si en la primera vuelta un candidato
obtiene más del 50% de los votos es proclamado triunfador, o si es
mayor al 40% de los votos y la diferencia con su más próximo
contrincante es de al menos el 10%, que fue lo que sucedió en el país
hermano. Pero como se ha hecho costumbre los últimos años, Estado
Unidos y los organismos internacionales buscan escamotear todo
resultado que afecte sus intereses, y por ello promovieron el reclamo
de los opositores al gobierno, indicando fraude; con la particularidad
que cuando uno canta fraude o realiza cualquier denuncia lo primero
que debe buscar salvaguardar son las pruebas, para demostrar que
efectivamente hubo determinada manipulación o que los resultados
arrojados no son los indicados en las pruebas correspondientes, en
este caso las boletas electorales; pero ante la mirada atónita de
todos, los que cantaron fraude se dirigieron a los centros electorales
y quemaron las cajas contentivas de la boletas (pruebas), herramienta
esencial para demostrar sus aseveraciones. Lo cierto es que quieran o
no, Evo es Presidente reelecto. Pero antes de enviar esta columna nos
enteramos de un posible golpe de estado en proceso, buscando la forma
que sea para sacar a Evo.

A propósito de estas manipulaciones, vemos como la intervención de la
ONU en el grave conflicto de Ecuador si surtió efectos. Tal como lo
indicamos en nuestra columna de la pasada semana titulada: "ONU salva
a Lenín, ¿Salvará a Venezuela?"; donde señalamos que los indígenas
luego de tener a Lenín acabado, medió la ONU obligándolo a un acuerdo,
lo que lo oxigeno en el poder y vimos que el día siguiente de
publicado mi artículo, apresaron a gran parte de los indígenas que
encabezaron las protestas, y la ONU volteo de un lado, diciendo: "Eso
no es conmigo, no sé de qué me hablan". En pocas palabras, la ONU
acabó con las esperanzas, por ahora, del pueblo ecuatoriano; pero en
Bolivia, Evo Morales no se ando con tonterías y le dio a entender
tanto a la OEA como a la ONU, que respeta sus propuestas y
observaciones, pero el pueblo ya se expresó mediante el sufragio, y
están los caminos legales abiertos para cualquier impugnación. ¡Qué
viva el aguerrido Pueblo boliviano!.



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Reinaldo Silva


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