Ecos retumban sobre el otro diálogo

Tal como supuse, la Mesa de Diálogo Nacional (el Otro Diálogo) inaugurada por el Gobierno Bolivariano y algunos factores de oposición ha sido recibida con beneplácito por otros sectores no presentes en la misma, inclusive por movimientos o grupos que no coinciden políticamente con el Gobierno o el PSUV. Uno de ellos ya se sumó a la iniciativa (Esperanza por el Cambio, de Javier Bertucci). Otro, la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución, se ha expresado positivamente, sin dejar de ejercer su postura crítica hacia el gobierno de Nicolás Maduro. También se expresó favorablemente la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora, quien asoma recomendaciones a los dialogantes.

Lo importante para mi gusto es que la Mesa de Diálogo Nacional ha demostrado ya que puede ser la vía para uno de los principales logros que se podría alcanzar con el Otro Diálogo: el aislamiento político de la derecha extremista comandada por Juan Guaidó y el partido fascista Voluntad Popular, bajo la égida de Estados Unidos y sus aliados de la derecha mundial.

La Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución, en documento titulado "O se quiere diálogo o se quiere guerra", suscrito por Ana Elisa Osorio, Edgardo Lander, Esteban Mosonyi, Oly Millán, Gustavo Márquez Marín, Héctor Navarro, Juan García y Santiago Arconada, y publicado el 21 de septiembre en Aporrea.org, plantea que "el diálogo que se anunció el lunes 16 de septiembre, por parte de representantes del Gobierno del Presidente Maduro y de los partidos opositores arriba mencionados, es un intento que reconocemos como un hecho político significativo cuyo devenir seguimos con atención e interés en tanto su continuación podría constituir una fuerza contra la perspectiva de violencia". El documento se refiere a "La lamentable conducta exhibida por la oposición liderada por el Diputado Guaidó ante esta posibilidad de diálogo abierta entre el gobierno del presidente Maduro y estos partidos está guiada por un sentimiento infinito de rencor ante cualquier objeción al autoritarismo guaidoísta y sus pretensiones hegemónicas aupadas por EE.UU. y la Unión Europea". Y se afirma allí que "Desde la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución habíamos hecho a grupos y personalidades con los que participamos habitualmente en los encuentros por el diálogo y la negociación, la propuesta que en su momento recibió la denominación de ‘Oslo en Venezuela’ y que consistía en determinar un conjunto de ejes temáticos considerados no solo críticos, por el estado en el que se encuentran, sino además necesitados de una mirada de consenso y no de competencia para poder ser resueltos. El tipo de problemas que unas elecciones no sólo no resuelven, sino que ni siquiera tocan. Buscar para cada uno de estos ejes temáticos una representación oficial del Gobierno y convocar a las disímiles voces que se le oponen a discutir temas como el Servicio de Agua Potable y Saneamiento, Alimentación, Energía, Transporte, Salud, Educación, situación causada por el Decreto del mal llamado Arco Minero del Orinoco, entre otros". Es claro que la situación en esas áreas despierta, en muchos, legítima preocupación. Por otra parte, la agenda de un diálogo fructífero suele ser abierta. Sin embargo, es claro que en ese sentido vale el dicho de "quien mucho abarca, poco aprieta". En el diálogo político conviene dirimir asuntos que, siendo controversiales, quepan en una perspectiva realista en la que se alcancen "acuerdos mínimos entre factores que no tienen acuerdos máximos". En cuanto a la justa inquietud expresada por esta Plataforma, una vía para darle cabida es que la Mesa de Diálogo Nacional diseñe un programa de encuentros sectoriales que en un tiempo prudencial debatan en torno a todos esos asuntos que merecen atención, sin que ello afecte el desarrollo de la mesa política que debería trabajar con una agenda temática limitada y concentrada en temas cardinales de la controversia política actual. Yo mismo hice algún tiempo atrás una propuesta para la realización de un Congreso Nacional de Economía, que involucre a todos (¡todos!) los actores económicos reales del país (entes y empresas del Estado, empresarios grandes, medianos y pequeños, trabajadores, comunas, emprendimientos sociales, distribuidores, comerciantes, banca pública y privada, etc.) para el diseño de un plan nacional y unitario de recuperación económica con metas a corto, mediano y largo plazo. Sobre esta propuesta volveré próximamente.

En el mencionado documento de la Plataforma se asienta que "Para quienes hemos levantado la bandera estratégica del Referendo Consultivo como elemento básico de la reconstrucción del piso constitucional, las iniciativas de diálogo y negociación forman parte de una sumatoria que encontrará la forma de expresarse y visibilizarse y que, cuando necesite legitimarse como acuerdo de un proceso verdaderamente nacional de diálogo y negociación, tendrá que pasar por el escrutinio del pueblo, por el voto en Referendo Consultivo de las ciudadanas y los ciudadanos. Como fue dicho en la Sala San Monseñor Romero de la Parroquia Universitaria, ¡que los dialogantes sigan dialogando! Los perros de la guerra se identificarán por sus acciones para descarrilar cualquier intento de salir en paz del atolladero en el que nos encontramos". Esta opinión es consistente con mi propuesta presentada en artículo anterior, de que los acuerdos de la Mesa de Diálogo Nacional sean sometidos a la aprobación del soberano en referéndum popular.

En cuanto a la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora, publicó en Aporrea.org, hoy domingo 22 de septiembre, cuando escribo este artículo, un texto bajo el título de "Mesa de Diálogo Nacional debe incluir amplios sectores populares, comunales y productivos". Allí se afirma que "Apoyamos como positivo el anuncio de un 1er bloque de acuerdos entre el gobierno y un sector de la oposición para instalar una Mesa de Diálogo Nacional. Es vital que se imponga la sensatez y el interés nacional, la defensa de la paz, la soberanía y la democracia". También se propone una ampliación de los límites del diálogo: "Desde la #LaCorriente exhortamos a que el diálogo sea también con los sectores populares, con los movimientos sociales, con l@s trabajador@s, campesin@s y productor@s, que también tenemos mucho que aportar a la superación de la actual situación". Es una aspiración legítima, sin embargo, por lo delicado del momento que se vive, conviene combinar muy bien lo representativo con lo participativo, cuidándonos de que tanto el diálogo entre factores políticos (como el que se desarrolla en la Mesa de Diálogo Nacional) y los distintos diálogos sociales que puedan emprenderse, tengan sus propios espacios y fronteras, para que no se afecte la eficiencia de ninguno de ellos. Hay que cuidar de que no se nos convierta el diálogo en un arroz con mango incontrolable y poco eficaz. Para todo hay un tiempo bajo el cielo. Que todos los diálogos posibles se desarrollen sin solaparse ni pisarse los talones unos a otros.

La Mesa de Diálogo Nacional es un fenómeno político de gran importancia para la estabilidad y la paz del país, y para ampliar las perspectivas de solución de los ingentes problemas que nos afectan, siempre en el marco de la Constitución y de la defensa de la soberanía de la Patria, como es el sentimiento de la mayoría de los venezolanos, sin importar su filiación política.

Finalmente, convoco a los factores opositores que participan en el Otro Dialogo, a que asuman su defensa sin complejos y con coraje político, a pesar de los ataques que están sufriendo por parte de los sempiternos fracasados de la derecha extremista. Les recomiendo la lectura del artículo publicado en su blog por el opositor Eduardo Semtei ("Yo el colaborador" en @eduardo_semtei), quien con estilo agudo e irónico se las canta bien claras a Guaidó y sus secuaces. Allí se dice cosas tan ciertas como: "el G4 se ha reunido con el gobierno en La Rinconada, el Vaticano, donde el Nuncio, en Santo Domingo, en Oslo, en Barbados, en Miraflores, en el Hotel Meliá (recuerden a Marrero y a Guaidó con capucha), en el viejo Hotel Hilton y de allí no ha salido un cipote (…) Ramos Allup dijo que ellos se reunieron con el gobierno porque los europeos y los americanos los mandaron. Fue una orden. Vayan. Hablen. Reúnanse. Van como 40 reuniones. Nosotros llevamos 4. Y a nosotros nadie nos mandó. Nadie nos nariceó. Tienen en eso casi 5 años y nada. Y se reúnen cuantas veces les da la gana y esas si son reuniones buenas, chéveres, diáfanas, puras, cristalinas, necesarias, honestas, opositoras, serias, históricas. Y repito, de allí no ha salido un ceviche". Razón lleváis, Semtei.



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Néstor Francia


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