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Constitución de España y Venezuela, una avería de Podemos, carente de progresismo

De una manera desesperada, el presidente Nicolás Maduro Moros, busca su firmeza democrática a través de una nueva constitución que, se ajuste a sus intereses y visión política. Es la única idea para perpetuarse en el poder y actuar a sus anchas y, de esta manera obtener así legitimidad democrática, claro, mediante el voto mediatizado de una fuerza electoral que solo le interesa los bonos otorgados por la República para captar dinero y venderlos en la hermana República de Colombia de una manera legal por los protocolos de esa región andina.

Todavía, no he podido escuchar una ponencia constitucional de la Asamblea Nacional Constituyente, pero, precisamente quienes están adheridos a ese cuerpo deliberante para momentos de transición de la república, desconocen los recursos jurídicos para ocupar ejercicios políticos, en esa plataforma estructural del Estado.

Nuestra Constitución actual, se encuentra llena de virtudes y, en contraposición, los dos mayores defectos que la deslucen, es un presidente apresurado en abolirla y un pueblo ignorante que se deja somatizar por campañas mediáticas, echando por tierra, todo lo concebido por el presidente, Hugo Chávez Frías.

Y, a ello me remito.

Nuestra Constitución actual es única en la historia por pasar un período de maduración hasta llegar a la V República. Y se exige su aplicación inmediata por su carácter normativo y jurídico. Por lo tanto, en este sentido, debemos ser constitucionalista. Las ideologías no se frenan, se buscan y confrontan, como los rojos al avanzar hacia Berlín y, los norteamericanos traspasaron el Peñón de Gibraltar hasta llegar también hasta Berlín, y acabar con el Fhurer y festejar juntos.

No lo olvidemos, la Constitución, antes que nada, es un marco necesario para la convivencia y, sí digo de regímenes, se acabó la convivencia. La aprobada en el régimen político del comandante Chávez facilita el camino para cohesionar las distintas ideologías que acunan en el país, un concepto político, bajo la figura de la social democracia y, ahora se quiere cambiar ese ejercicio de disertación pública.

Lo que no se logra comprender, como unos dirigentes que se dicen políticos, suelen acostarse como socialdemócratas y al levantarse, resultan ser ultraliberales. Es como sí el Partido Popular, mañana se levantase socialista. Así que nos rodea un mundo de incertidumbres. Los ciudadanos han votado por gente que ni son derechistas, ni izquierdistas, respondiendo a posiciones moderadas, no deliberadas y significativas.

Suelo comparar a Venezuela con España, por dos razones singulares, soy descendiente directo de españoles en toda la gama de la expresión verbal y porque los asesores en dividir a Cataluña son los mismos que aconsejan al presidente, Nicolás Maduro Moros y, ya estuvieron con Hugo Chávez Frías y, buscan despertar divisiones y repliegues por todos lados, dañando nuestra economía, sin respetar la pluralidad de los espacios, manifestándose adeptos a un soberanismo y nacionalismo inexistente, solo buscan ser acreedores de un valor original del proyecto que protagonizan y que ponen en riesgo al país. Poniendo en riesgo, a toda una población.

La plataforma política interpreta que, muchos soberanistas se sienten "huérfanos dentro de este espacio político", y reivindica tanto el referéndum del 1 de octubre de 2017, como la huelga del 3 de octubre de ese mismo año que se convocó para protestar contra las cargas policiales.

Recuerdan victorias electorales como la de Ada Colau en Barcelona y las dos elecciones generales ganadas por EnComúPodem y concluyen que "Es hora de recuperar los valores originales que hicieron ganador" a este proyecto político.

En Venezuela, recuerdo muy bien las campañas electorales de Carlos Andrés Pérez, José Vicente Rangel y Hugo Chávez Frías, éste último fue engañado, nadie cumplía su organigrama de trabajo, los nuevos yuppies comunistas les daban y da miedo entrar a un barrio y llenarse los botines de barro, lo poco logrado, se hizo gracias a los cubanos. En 1970- 73 fui preparado por cubanos y norteamericanos de Alianza para el Progreso, supe coordinarlo con mis estudios en la Universidad, se exigía mucha disciplina.

Venezuela, siempre ha estado en expectativas de guerras, pero, la económica es falsa. Simplemente los comunistas son expertos en conformar plataformas estructurales, pero el empirismo los domina, solo, en nuestro caso, a ellos les gusta tener como residencia El alto Hatillo y la Lagunita Country Club, pasé muchas noches en sus jardines, papá era el jefe de mantenimiento de cuarenta hectáreas detrás de la urbanización, un terreno cuya propiedad era del dueño de Lotería de Caracas, le conté cuarenta peruanos indocumentados que cuidaban sus predios. Llegó allí, por una recomendación de Eduardo Fernández. Acá en mi país, nunca ha existido una oposición seria, todos lamen por Cuba, pero, el problema es como engañan y mediatizan al pueblo.

Mi voz, no es recurrente. Es una reflexión profunda y es pertinente escuchar voces para seguir persiguiendo la independencia de los pueblos, pero, con justicia y equidad, nadie debe ir a la cárcel por sus ideas y Cataluña tiene sus presos políticos al igual que Venezuela, incluso militares. Un país, debe existir por sus ideas, nadie, repito, debe ir a la cárcel por sus ideas, hay que llegar a un pensamiento común en este programa de reformas a la Constitución. La lucha es contra el pranato, paramilitares y narcotráfico que domina la economía de los pueblos y, acaban con los sistemas de pensiones. Es una realidad.

Por lo tanto, reitero, ¿en qué situación nos encontramos en Venezuela si el independentismo y nacionalismo logran controlar el poder, como hacen para salirse de la ley? Ante esta pregunta, ¿En qué momento puede haber una inflexión radical ante la ley? Con Sabb. como Fiscal General.

Vayamos por partes. Lo he tratado de explicar en 1666 artículos periodísticos, se viene violando nuestra constitución porque así lo determina un grupo de yuppies en España. El Estado, como tal, tiene conciencia de este desastre y dicen que es una guerra económica, cuando China, EEUU y Rusia buscan es ajustar sus aranceles ante la perdida de mantener millones de ciudadanos que no trabajan y no quieren emplearse en empresas y, nos olvidamos que EEUU y Rusia están unidas en la estación espacial y cada una ocupa un bloque de la nave espacial. Y que, los aviones de combate reflejan la misma diagramación y solo son diferentes en radares y acoplamiento de misiles. Por favor, no sigamos siendo inocentes o niños de pecho, es hora de despertar de esta barbarie.

Los docentes académicos que ejercimos en la Universidad Bolivariana en su apéndice de Misión Sucre, fuimos cesanteados por los coordinadores adecos que siempre jefaturaron sus dependencias, quizás en Carabobo fui uno de los últimos cesanteados en el área de Ciencias Jurídicas y Políticas porque, conocíamos la realidad y como le falsearon al presidente Chávez y, ahora a Maduro, todo acabo. Los ex alumnos y egresados de Misión Sucre venden café o alimentos empacados, parecen bachaqueros. El gobierno Bolivariano, nunca se ha ocupado de ellos, menos de la academia.

Es el preámbulo del fin. Es un lastre, con los votos obtenidos por el Psuv y todos los cuerpos jurídicos a su disposición, basta para ser un gobierno.

España, La declaración unilateral de aquel 10 de octubre ha sido el peor negocio que ha hecho el independentismo en los últimos años después de haber activado lo que se denominó la revolta dels somriures. Una ojeada a las fotos de aquel día explica el paso de la alegría desbordante e inútil al asombro frustrante. Un recorrido que en muchas ocasiones de la vida transcurre en años o décadas y que aquel día transcurrió en ocho segundos.

No conozco a ningún independentista que afirme en voz alta que aquel fuera un día en el que se evidenció la tremenda tomadura de pelo del procés. Pero lo piensan. O se piensa en aquellas mentes algo más críticas y que son las válidas para formular la pregunta de este artículo: ¿dónde estaría ahora el independentismo de no haberse salido del camino legal?

No hay una respuesta científica y todas tienen que pasar por procesos de intuición. El independentismo siempre ha tenido un problema de base: no busca objetivos, sino que se conforma con el camino.

Y a lo largo de esa ruta aparece una aglomeración de personas dispuestas a ocupar una nómina. Son independentistas laborales.

De haber seguido una línea legal, los independentistas de objetivo, a los que también denominamos «los de siempre», habrían construido un mensaje muy difícil de concretar en la España democrática y constitucional, pero que podría haber puesto en situaciones difíciles a las formaciones mayoritarias al comenzar a dejar de ser mayoritarias. Con alguien hay que pactar.

El ejemplo más claro fue aquel primer Gobierno Aznar que pactó con Pujol la marcha de la Guardia Civil de Cataluña. Porque fue así.

El actual independentismo está cabreado con él mismo. Es el que representan Quim Torra o Carles Puigdemont. Y hay otro, de coordenadas diferentes, que busca líneas más pragmáticas para encontrarse a sí mismo. Más preguntas-

¿Qué hará, el presidente Maduro con Venezuela y, su nueva Constitución? De verdad, esto, es de locura.

Con el pasar de las estaciones del tiempo, se ha desatado la melancolía brutal del nacionalismo. Nadie debería sorprenderse por ello. El nacionalismo vive de celebrar sus derrotas y la del 1 de octubre está todavía demasiado reciente como para que los fastos se reduzcan a una ofrenda floral.

El catalanismo murió víctima de la letal combinación de negligencia y corrupción. Cada 1-O la prensa intendente, debería publicar su esquela, como hacían los diarios del Movimiento cada 20-N con José Antonio. De la descomposición del cadáver del catalanismo surgió este engendro amorfo que no sólo impugna el monopolio de la violencia del Estado que pretende derruir sino también el de aquel con el que lo pretende sustituir

La prueba de que el principal ejecutor jamás pagará por el homicidio es que nadie se ha acordado este aniversario de Artur Mas y de aquel pleno de un 9 de noviembre en el que el parlamento autonómico anunció que ya no se sometería a los dictados de la Justicia española. Estos días en Madrid se escribe mucho sobre la división del independentismo en Cataluña, igual que hace un año y que hace dos, quizá hasta tres, con lo que cabe concluir que el constitucionalismo no ha aprendido nada. Si las urnas llegaron a los colegios aquel 1 de octubre fue porque las habían escondido allí donde un Estado no puede mirar sin convertirse en totalitario, que es en las casas de la gente. Sin los CDR el procés era imposible, con los CDR sólo podía ser antidemocrático. Ese dilema fue al que se enfrentó el nacionalismo burgués en la hora crucial. Cometió el error tradicional del conservador que se mete a revolucionario. Creyó que la CUP era su compañero de viaje y no al revés y hoy Quim Torra va mendigando una prórroga vital de comité en comité. "Ni un paso atrás", le ordenan; "ni un paso atrás...", repite él como si fuera el eco de la ira cederrista.

En Venezuela, tenemos a alguien, indicándole al presidente Maduro que no afloje, que, la nueva Constitución esta al dedo de su imagen y, solo basta hacer memoria, somos un único partido y ya el primer partido de la izquierda venezolana es un cascaron vacío, toda la dirigencia adeca es Psuvista y se trata como camarada. Además, controlan en las urbanizaciones, las bolsas de comida, llamadas CLAPS.

Conviene hacer memoria y regresar a aquel 1-O. Volver a aquel colegio del barrio de El Putxet en Barcelona donde entraron, a las 7 de la mañana, dos mossos. Llegaron con la orden de llevarse las urnas y se fueron con un clavel en la mano, lágrimas en los ojos y despedidos con aplausos. El nacionalismo vivirá encerrado en este bucle de melancolía brutal que se ha adueñado de las calles hasta que no entienda la violencia, más salvaje y duradera que cualquier carga policial, que encerró esa cursilería. Cuando lo asuma, los aniversarios de esta nueva derrota los celebrará con una ofrenda floral. Algo habremos avanzado. O retrocedido, quién sabe.

En Venezuela, hablar de una nueva Constitución, nacionalismo y de comunas, es lo mismo. Simplemente queremos una verdadera aplicación de la ley y, se vaya, quien tenga que irse. Acá, nadie es revolucionario, todos son buche y plumas.

El nacionalismo y la Constitución, son dos elementos pragmáticos. Nada que ver con el pasado cercano, el tiempo ha pasado para todos ellos. No tienen criterios ideológicos, deambulan buscando riquezas, es la corrupción. Es algo increpado, pero determina nuestra realidad.



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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