Crónicas panameñas 11

Impunidad (y 2)

Lo primero que ha hecho el expresidente Martinelli cuando ha dejado de serlo es refugiarse en la “cueva de ladrones” del Parlacen (Parlamento Centroamericano que acoge a todos los ex presidentes de esa Repúblicas). Esa definición no es cosa mía. La dió él mismo.

Martinelli ha molestado, y mucho, al resto de ilustres ex presidentes, que han visto cómo un apestado se les une. El problema, como dicen ellos mismos, no es que un ex presidente como Martinelli -que estaría en estos mismos momentos juzgado junto a Berlusconi en Italia, o por crímenes y robos en su país- coja la inmunidad parlamentaria del Parlacen. Todos ellos lo han hecho y todos tienen robos o crímenes de sus mandatos. El problema es cómo lo ha hecho.

Huída a Guatemala

Martinelli aprovechó la jornada de investidura y toma del poder de Varela para huir hacia Guatemala. Todo el mundo esparaba que estuviera el ex presidente en los actos oficiales. Esa sería la normalidad de un cambio de gobierno en un país normal, democrático. Pero no. Apenas habían transcurrido unas horas desde que Martinelli saliera del palacio presidencial de Las Garzas con un twiter que decía “volveremos”. Y se fue flechado a coger un avión para escapar de la justicia. Tenía prisa, mucha prisa. El quorum que necesitaba el Parlamento Cenroamericano era de siete diputados. Martinelli sólo consiguió, o pagó, cinco. Ahora esa falta legal de quorum le puede causar muchos problemas. La mayoría del Parlacem rechaza las formas de Martinelli, ya que ha puesto el foco sobre todos ellos, sobre el carácter antidemocrático de ese “parlamento”.

Martinelli termino sus últimos días mandato en medio de escándolos. La compra de votos por dinero o regalos “sociales” por parte de diputados de Cambio Democrático no fue suficiente para imponer a “Mimito”, el títere que Martinelli puso junto a su mujer para luego volver él al poder. En realidad, para controlar él siempre el poder desde las bambalinas. Pero luego se ha sabido que, además, otros diputados de la oposición fueron comprados por Martinelli con el mismo procedimiento.

También los últimos días Martinelli intentó burlar y cambiar leyes nacionales e internacionales, para bajar de categoría al humedal de Juan Díaz -un manglar que está bajo la categoría internacional Ramsar- El objetivo era un jugoso contrato inmobiliario y la empresa ya había empezado a derribar manglar y hacer trabajos. La pequeña movilización de ambientalistas y residentes levantó la liebre y tuvo que intervenir la Corte Suprema de Justicia para parar ese desastre.

Últimos días de saqueos e indultos

Los intentos de hacer sesiones “extraordinarias” del Parlamento para aprobar otros decretos y leyes fracasaron en su mayor parte ante la alarma social que iban creando, con alguna que otra movilización en la que, desgraciadamente, la izquierda panameña apenas estuvo presente. Pero aún con esas resistencias y con los tribunales, la mayor parte de la prensa, los ambientalistas y propios sectores de la oligarquía en contra, Martinelli ha hecho aprobar “indultos”, ha regalado escoltas a su familia por varios años o ha dado a los amigos de negociados millones de dólares en contratos fraccionados para que no pudieran ser obstaculizados. Peor aún: un indulto a nueve policías implicados en la muerte de cinco menores que fueron incendiados y quemados en el Centro de Cumplimiento de Tocumen, acudados de homicidio.

Un detalle que me hizo tomar en cuenta la magnitud de la corrupción de la era Martinelli -y del control que ejercía a través de ella- fueron unas declaraciones en las que Martinelli aseguró que no habrían tránsfugas de su partido hacia los demás ya que “tenía el dossier” de los diputados. En ocasión de la entrega de credenciales a las nuevas autoridades, tuve la ocasión de entrevistar al Presidente del Tribunal Electoral, Erasmo Pinilla y le pregunté por esas declaraciones. Me contestó que “merecían abrir una investigación”. En efecto, lo merece. ¿Alguna institución lo hará?

Resignación ante el robo

Muy bien. Llegados hasta aquí, quiero volver a enlazar con la primera parte del tema impunidad.  Un taxista que había pretendido cobrarnos más de la cuentay que dijo que eso es la norma para los turistas, al final trató de justificarlo porque “los que más roban son los de arriba”. Es decir, volví a escuchar lo que, en otras circunstancias, ya había escuchado acompañando a candidatos del FAD en los paseos puerta a puerta por los barrios durante la campaña electoral: “Ya sabemos que roban, pero que nos den algo”.

Así, parece que en Panamá hay una sociedad resignada a que todo el mundo robe. Y todo el mundo sabe que cuanto más arriba, más roba. Por supuesto hay gente que no roba. Son la mayoría. Pero esa gente, esa masa social, tiene interiorizado que los que viven de lo ajeno, sin crear ni producir nada, los vivos, son como una plaga bíblica que hay que soportar, como parásitos incrustrados que ninguna ley ni producto puede con ellos. Y bajo ese fatalismo actúa la sociedad, de arriba hacia abajo.

Así es como el campesino y el ganadero es robado por el intermediario y éste por el gran comercio. Así es como el ciudadano es robado en los desvíos de dinero público, en las obras, en la construcción del canal, del metro, de los hospitales, carreteras, represas, y queda la deuda pública como una losa para las futuras generaciones. Así es como esas “partidas circuitales” -dinero del presupuesto que se da personalmente a los diputados para supuesto “gasto social” y que nadie controla- es un medio de rápido enriquecimiento de los cargos electos y de corrupción generalizada. Y se podría seguir en detalle hasta casi el infinito. En ese sentido Panamá es muy creativa.

Todo eso ¿cambiará con el gobierno Varela?

Esa es la cuestión que todo el mundo se pregunta. La que buena parte de la gente que votó Varela, espera. Porque todo eso ocurre ya que, de arriba hasta abajo, lo que existe en Panamá es un CLIMA DE IMPUNIDAD.

La gente que denuncia está ya harta de denuncias que no llegan a ningún fin. Harta de denuncias a la ANAM de que talan bosques, roban cocobolo, queman, envenenan el agua. Harta de denuncias a la ANATI de robo de tierras al estado y comunidades indígenas. Harta de de denuncias al sistema de Salud pública. Harta de denunciar. Pero claro, la gente que denuncia es muy poca. La mayoría calla y aguanta. Sufre, se queja y , a veces, se atreve a contar lo que pasa a un o una periodista...pero sin dar el nombre.

Sin castigo no hay justicia

Si Martinelli y sus socios corruptos no van a la cárcel, nada cambiará en el país. Si los crímenes de Changuinola,  robos, corrupción permanente de diputados y del sistema parlamentario durante los últimos cinco años, siguen sin ser investigados y juzgados, si se acepta la “inmunidad parlamentaria”, será la señal de que todo crimen queda impune.

¿Se atreverá Varela a llevar adelante una justicia democrática, ni siquiera revolucionaria? ¿Se atreverá a meter a Martinelli a la cárcel? Varela forma parte de la oligarquía, es conocido. Pero incluso así, hay oligarcas y oligarcas. Incluso a una gran parte de la burguesía panameña le interesa pasar página de un régimen de corrupción y saqueo del país por manos de una feroz minoría, para volver a un régimen estable donde pueda haber la “normal explotación” del hombre por el hombre y de los recursos naturales. Pero hacer eso exigiría castigar al ex presidente. Y eso abriría el castigo a muchos de los líderes del PRD, de CD y del Panameñismo, todos ellos implicados en la corrupción durante años. ¿Lo harán?

Los gestos y promesas populistas de Varela, visitando Colón a pecho descubierto, o prometiendo bajar 52 dólares la canasta básica, o agua y sanitarios para todos, casan muy poco con nombramientos de ministros y la línea que ya algunos expresan. Por ejemplo, el de Minería que asegura dará continuidad al proyecto minero de Barro Blanco – y se enfrentará pues irremediablemente a las reclamaciones de la comunidad indígena Ngabe Buglé que exigen su inmediata paralización- en nombre de “dar seguridad a los inversores”. Las contradicciones de este gobierno débil, que necesita alianzas con los grupos de poder del descompuesto perredismo y con tránsfugas del CD, no permiten aventurar una legislatura tranquila.

Todos los que roban, abusan, atropellan, desde arriba hasta abajo, deberían saber que “el que la hace, la paga”. Hasta ahora, saben lo contrario: se comete el crimen y luego se borran las huellas, hasta que el manto del tiempo deja la injusticia como si fuera la verdadera ley. La grosería y prepotencia de los criminales, de los piedreros, de los atacantes, es por ese clima: “roba, mata, que no pasa nada”. Sobre todo, cuanto más arriba de la pirámide social estés.

Acabar con la impunidad es vital para cualquier paso adelante en el progreso de Panamá. Pero será desde abajo que pueda surgir la lucha. Un escritor ecuatoriano dijo que en América Latina “la Justicia es ciega, sorda, muda y paralítica. Pero cuando huele el dinero, se pone a andar rapidita”.  Denunciar...o derribar una valla ilegal en un manglar... o ponerse al frente de unas máquinas que quieren cortar más árboles... o acabar las represas... será cosa del pueblo.

Sólo a partir de acciones, de movilizaciones, se empujarán nuevas leyes y hasta la justicia “ciega, sorda, muda y paralítica”... andará a favor de la sociedad. Acabar con la impunidad no depende pues de los de arriba, sino del pueblo.

Alfons Bech

7 de Julio de 2014



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Alfons Bech

Militante obrero, y revolucionario marxista. Miembro de de la CCOO, la federación sindical más grande de España. Activista político de L?Aurora y EUiA.

 albech12@gmail.com      @alfonsbech

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