El ridículo chantaje imperialista estadounidense

 

El Estado imperialista estadounidense actúa como ese niño que responde, con rabia y con violencia, cuando los padres no le complacen su solicitud. Pero a diferencia del niño que puede resultar graciosa su acción, la imperialista se vuelve desde todo punto de vista repugnable y exageradamente antihumana. El arma del chantaje o del sabotaje sigue siendo luz brillante en la política exterior imperialista.

Cada vez que habla el Presidente Obama, la Secretaria de Estado Hilary Clinton o cualquier vocero del gobierno estadounidense lo que hacen es dictar lecciones de democracia, de libertad, de respeto a los derechos humanos y a la autodeterminación de los pueblos. Se presentan como los seres más modestos del planeta con su cara de “yo no fui”. Parecen angelitos del Cielo enviados por Dios, hechos don Quijotes de verdad verdad, para enderezar entuertos, deshacer agravios, emandar sinrazones, corregir abusos, socorrer viudas, combatir villanos, liberar cautivos y satisfacer deudas cuando lo que hacen es entuertar lo que está enderezado, abusar de lo corregido, agraviar lo que correctamente está hecho, violar viudas, meter presos a liberados, apoyar villanos, endeudar naciones creándoles insatisfacciones. Aunque debemos reconocer que cada vez que matan a un personaje odiado por el imperialismo, derrochan tanta alegría que los hombres gobernantes estadounidenses se orinan de emoción y las mujeres abortan para embarazarse más de rabia irracional.

El peor de todos los Premios Nobel de la Paz otorgados hasta ahora ha sido el de Obama. Este habla de paz, de armonía, de democracia y de solidaridad entre las naciones siempre reconociendo que el mejor ejemplo de esas expresiones es la de Estados Unidos, el gran predestinado por el Ser Supremo a salvar el planeta de las boberías de los comunistas, pero todo el mundo sabe que es un hacedor de guerras y un descarado violador del principio de la autodeterminación de los pueblos.

 Los voceros imperialistas no miden sus palabras ni sus contradicciones mentales porque se creen los seres más superiores del mundo y eso es suficiente para que el resto viva temblando del miedo que imponen los impostores con bayonetas. Lanzan las palabras o las ideas al aire como si fuesen papagayos manejados por niños que no requieren invertir horas en ponerse a determinar un objetivo en el cielo para alcanzarlo. Sin pudor, sin respeto, sin reflexión alguna opinan antes, casi siempre, de producirse los hechos y se reservan los chantajes y saboteos para luego de producidos aquellos.

Obama, con su cara bien lavada pero sin poder cambiarse el rostro macabro adquirido con su servilismo al imperialismo, siempre se opuso a que en la ONU se apruebe la inclusión de Palestina como Estado con deberes y derechos iguales a los otros que conforman esa organización internacional. Incluso, en la misma ONU, expuso que debía dejarse en manos de los propios palestinos e israelitas la solución a sus diferencias como si éstas hubiesen sido siempre respetadas por el gran coloso imperialista o como olvidando aquel momento en que el gobierno de Estados Unidos votó para que los palestinos fueran despojados de su tierra en 1948. Pero en este mundo nadie se confunde y se sabe que el primer gran violador del derecho a la autodeterminación de los pueblos es, precisamente, el imperialismo estadounidense.

 No bastaron ni las amenazas ni las recomendaciones de mala fe del imperialismo estadounidense para evitar que se concretara la incorporación de Palestina a la ONU en condición de Estado soberano. Tan pronto se produjo la votación a favor de Palestina, al Presidente Obama se le soltó el moño y lanzó sus medidas de chantaje y soborno nada más y nada menos que contra la UNESCO, para afectar los planes de educación de esa orgaimzación mundial.

 Las medidas del Estado imperialista estadounidense ya deberían motivar políticas serias, por lo menos, del mundo subdesarrollado. Si todos los países que votaron a favor de Palestina, para su incorporación como Estado en la ONU, retiraran a los embajadores estadounidenses de sus países, crearían una situación que preocuparía a los magnates de la economía imperialista, lo cual haría que el gobierno de Estados Unidos reconsiderara sus medidas de chantaje y de soborno. Pero que va, eso es una utopía en este momento. Recordemos que cuando el Estado israelí cometió la masacre contra la caravana que llevaba alimentos a Palestina, Chávez se quedó solito con su medida de romper relaciones diplmáticas con el Estado sionista pero los Estados de la América del Sur que cantan loas a sus relaciones con el gobierno venezolano se quedaron calladitos para no entrar en compromisos en políticas que afecten los intereses del Estado isrealí, aunque el otro día griten: “Viva el compañero Chávez”.

 El Estado de Israel inmeditamente se metió bajo la bota imperialista y también aplicó sanciones pero contra Palestina robándole lo que pertenece a los palestinos. Se espera aunque sean unas palabras de condena, de parte de los gobiernos de Argentina y Brasil por lo menos, contra ese crimen político-económico-geográfico sionista que incrementa las necesidades materiales del pueblo palestino y le reduce los espacios para su desenvolvimiento como pueblo soberano.



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El Pueblo Avanza (EPA)


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