Dos camandantes reflexionan en Cuba

 Siempre he sentido dos cosas: que pensar a Venezuela desde el exterior es útil, y que el azoro de una dolencia que amenaza gravedad nos hace más sensibles. De ambas situaciones he sacado lecciones.

Bueno, ahora sucede que al presidente Chávez le han tocado las dos en un combo y que además tiene a su lado a un gigante amigo: el “Caballo” de Sierra Maestra, revolucionario de América. No pierdas esta oportunidad, Comandante: siente, reflexiona y aprende. 

Y tú  tampoco, Fidel; el venezolano ha pasado las suyas, y a veces ha hecho de las suyas, lo que debe moderar pero enseña.  

¿Sobre qué deben discutir? Sobre el modelo socialista, en primer término. No es el mismo el que toca para el Siglo XXI que el que fue para el XX. El mundo ha cambiado, las sociedades con él, y las relaciones económicas y de poder son otras. No podemos distorsionar el hoy con los sueños de ayer. Ese modelo necesita ajustes.  

Chávez ha dicho que el Socialismo se moldea haciéndolo, pero eso no es cierto. Debe partirse de una concepción teórica integrada que le brinde orientación y guía; de lo contrario pudiera pervertirse. Ese nuevo modelo que urge no se ha construido. Tengo entendido que Fidel trata de hacerlo junto a Raúl en su Isla, pero Chávez sigue empeñado en no pensarlo. Necesitas reflexión, comandante camarada, tanto como necesitas humildad. Y también algunos pocos sentimientos que a veces pierdes en la lucha.  

Venezuela por ejemplo,  Chávez Frías, es todas sus clases sociales y no sólo la más necesitada. Pero la media, que no es explotadora ni rentista y que siempre mantiene la pobreza cerca, no ha sido sentida por ti y por eso la hiciste tu enemiga. Algunos revolucionarios creen interpretarla y la confunden con los ricos. Craso error, hermano. Tan explotada es como lo es la más pobre y su angustia cuotidiana también es dolorosa. Ella camina al filo de un barranco y se ayuda con un bastón  de malojillo. Ocúpate de ella, Presidente, siéntela y no la retornes a sus orígen. Es trabajadora, pujante y empeñosa; de lo contrario no hubiese podido salir de la miseria.

De los ricos no te hablo porque yo no los conozco. Oí a uno de ellos decir: “Pueda ser que especulemos, pero damos trabajo”. Este aserto los define: son unos desalmados y hay que humanizarlos. Aunque Jesús ya les prohibió la entrada al Cielo, pudiera ser que transformemos a alguno y lo enviemos al Señor con pasaje de segunda.  No los saques del modelo, Comandante, haz un esfuerzo e imagínatelos gente. 

En fin, Fidel y Chávez, no crean posible una sociedad sin clases porque es ingenuo. Reacomoden el Socialismo para todos y eviten el disparate de aplicarlo en ortodoxia. Una vez oí al cubano decir: “Oponerse a la globalización es como gritar “¡ABAJO LA LEY DE GRAVEDAD!” Entonces que sirva ese símil para ilustrar lo que escribo. Con lo dicho me despido, viejos jóvenes. Y también con un recuerdo: casi niño quise juntarme a Fidel en la Sierra. Partiría con un grupo de estudiantes venezolanos que enfrentó a Pérez Jiménez con esténcil y octavillas. Sin embargo el “Caballo” amigo decidió no internacionalizar sus tropas. Por eso no nos conocimos, Fidel, pero te sigo de cerca y aún escribo tonterías. A lo mejor ésta es una. ¿Qué opinas tú? ¿Qué creerá Chávez?  

De ambos me despido con afecto. ¡Salud para los dos!

coguevara@yahoo.com  

  
 
 

  


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César O. Guevara


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