Si para la fecha de su última postulación a elecciones, el Presidente sabía que el estado de su enfermedad era grave y le impediría gobernar, entonces su oferta electoral fue engañosa. Aquí no vale que si “la estrategia lo aconsejaba”, o tal o cual. Fue un engaño y los electores fuimos estafados. Pero si por el contrario, aún sin pronóstico cierto aunque muy enfermo, el candidato se jugó la vida en un esfuerzo de gigante, entonces es un héroe. De bribón a héroe es el continuo donde en algún punto la Historia colocará a Hugo Chávez.
Otra marrullería pudiera ser – si es que lo fue la primera- la forma como se ha venido informando sobre la condición de salud del Presidente. Aceptado que todo paciente tiene derecho a mantener la confidencialidad de sus dolencias, en este caso se impone un parte médico serio al país. No es cualquier “cachilapo” quien está enfermo. Es un Presidente de Estado, la persona que dirige el gobierno de una nación. ¿Esa nación no tiene derecho a conocer si quien la rige está en condiciones físicas, anímicas y/o mentales para gobernarla?.
Yo entiendo que no debe cederse al morbo de quienes quieren ver a Chávez muerto, pero ¿y qué hay de la angustia de quienes quieren ver a Chávez vivo? No ha sido acertado el Gobierno en informar sobre el asunto y debe corregir el desaguisado. La extensión de la paciencia de los pueblos no es infinita; tampoco pueden mantenerse las pasiones amarradas por siempre; mucho menos las ambiciones, las pillerías y peor que todo: LA LOCURA. Es ahora conseja que “EN VENEZUELA CUALQUIER COSA PUEDE OCURRIR”, lo que no tranquiliza a nadie. Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Elías Jaua, Jorge Arreaza, Ernesto Villegas y la ministro Sáder, deberían sentarse a conversar y evaluar de nuevo lo conveniente. Para la preservación de su padre como figura histórica, igual deberían exigir sus hijas que se diga la verdad al País, ¡ya y de una vez por todas! Y que lo diga un equipo médico calificado que se responsabilice. Sería lo honesto.
Y ojala la respuesta al título de este artículo sea un rotundo ¡NO! De otra forma sería Chávez un bribón y yo un estúpido.
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