Multipolaridad no es un salvavidas seguro

Definitivamente hay que ser más sincero y cauteloso con ese “cliché” que manejamos para explicar o justificar casi todo lo que nos sucede en el mundo. No todo es culpa del imperialismo yanqui. Muchas situaciones  que afectan al mundo en el ámbito político y ambiental son productos de políticas promovidas y financiadas por el imperialismo de los Estados Unidos; otras tantas, son responsabilidades de de otros imperialismos o potencias que poco les importa la vida, la libertad y la democracia porque probablemente sueñan con  desplazar a un imperio y hay que ir demostrando que pueden serlo.

No es precisamente la razón de esta nota identificar los males que son productos del imperialismo y los que son responsabilidades de otras potencias. La idea es promover una reflexión que ya fue iniciada por reconocidos intelectuales venezolanos ubicados de este lado, pero que es necesario tener conciencia del fenómeno. La decisión que tomó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Libia, confirma que la libertad y la democracia es casi una quimera o una situación condicionada por el capricho de una gran poder. Por lo que se ha podido leer, Kadafi decidió hace cierto tiempo hacerse amigo de los grandes centros de poder y abandonó la condición de proyecto que su gobierno significaba para el mundo. La historia o desempeño de Kadafi es exactamente la misma historia de Irak y sus líderes. Complacieron y sirvieron a las grandes potencias, pero detectadas otras oportunidades, las potencias decidieron hacer uso de ellas y para desarrollar sus planes imperiales, se inventaron sus mentiras y Saddam Hussein y sus más cercanos colaboradores terminaron colgados y las muertes de civiles alcanzó cientos de miles de personas y otras potencias, que suponemos más humanitarias y menos capitalistas, simplemente fueron espectadores de ese horrible y nuevo holocausto.

Creo que ahora estamos más convencidos y conscientes del significado y alcance de la política exterior venezolana sobre la multiporalidad. Es para decirlo de una manera más práctica, pero que no suena muy bien; Venezuela necesita tener “amigos y hermanos” grandes para que estén pendientes en defendernos frente a una posible agresión. Así de complejo y triste es este esfuerzo de trabajar por el desarrollo de un mundo multipolar, pero es un esfuerzo o una política, cuya concreción no conduce a una total seguridad e integridad del territorial. Los proyecto “solidarios” con China y Rusia son con países hermanos que se han hecho los ciegos y los sordos frente a estos nuevos holocaustos.

Si una potencia con algún pretexto, que no es difícil de inventar, decide invadirnos; cuando tome la decisión, puede negociar con nuestros “hermanos y amigos” y todo se derrumbará. Se ve frecuentemente en las mejores familias y en la política, nada es imposible, siempre y cuando los intereses de dos se juntan.

Es correcto para nosotros hablar exclusivamente del imperialismo Yanqui, porque es una amenaza que la estamos sintiendo y se han descubiertos planes muy concretos de desestabilización financiado por los Estados Unidos hacia Venezuela. Es correcto para nosotros hablar de ese imperialismo, porque tenemos ahora como “hermanos” países que son potencias y tienen mucho intereses en lo que tenemos y le hemos ofrecido parte de lo que tenemos, pero no debe pasarse por alto, que son países-potencias que soñaran también con ser unos imperios. China por lo que he leído tiene (o tenía) buenos negocios petroleros en Libia. Rusia no los tenía creo, pero la percibíamos como no muy interesada en apoyar un proyecto de resolución como el que aprobó la Naciones unidades recientemente sobre Libia.

A pesar de esa situación China y Rusia se abstuvieron en la votación sobre la decisión y dieron luz verde para que la resolución terminara en lo que ahora está sucediendo en Libia. Esta nota no es por ninguna razón una solidaridad con el líder Libio por lo que se sabe, dejó hace rato, de ser lo que supuestamente había prometido, pero lo ideal era que China y Rusia apostaran por una solución interna y no  favorecieran el plan de desintegración que tiene los Estados Unidos con sus socios europeos. China tenía negocios con petróleo liviano en Libia y era una fuente de energías más viables para ello, pero se abstuvo.

Alguien pudiera decir, pero es que Kadafi se pasó, bien, pero cuántos no se han pasado y Estados Unidos (sin ningún contrapeso) anima y apoya a los que se pasan porque son sus aliados. Ahí esta el caso reciente de Egipto y está también la intervención indirecta para apoyar  la matanza que ha hecho  Alí Abdullah. ¿Esos muertos no tienen dolientes? ¿Esos muertos no valen para la ONU? Viva la multipolaridad, pero no es suficiente. Esas dos abstenciones cuesta creerlas, pero se dieron.

evaristomarcano@cantv.net



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Evaristo Marcano Marín


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