Perfume caro de mujer vacía

“Ahora que me veo en TV pienso en la dieta, en acomodar la postura, tener un corte de pelo serio y vestir de taller de aquí a los 40”.  (VICTORIA SEQUERA)

Victoria Sequera, Anyimar Cova y Nabila Fernández, estudiantes de Comunicación Social de la “Universidad Católica Andrés Bello” de Caracas, realizaron el video-reportaje contra Cuba “Mi Isla Prisión” que transmitió el canal Globovisión, donde las autoras fueron entrevistadas por la rabiosa opositora Nitu Pérez Osuna en su espacio “Yo Prometo”.

La crítica de Mario Silva, en su programa “La Hojilla” (VTV), dejó poco de las preciosas ridículas “ucabistas” y del derroche de ignorancia satisfecha y profunda superficialidad de su debut como propagandistas anticubanas.

El video de las estudiantes es escaso desde el punto de vista profesional y mezquino desde el punto de vista femenino. Para ellas la mujer cubana no existe sino es una “Dama de Blanco”, sino salta de una caja de detergente marca “Habana Eva”. Y para ellas la mujer venezolana es, una vez más, pensada y presentada como ellas se piensan y se presentan a sí mismas con su trabajo: mujeres vacías que temen lo que ignoran y odian lo que temen, sifrinas escuálidas sin pensamiento crítico y sin siquiera pensamiento propio.

El trio “Cosmopolitan” viajó a La Habana con sus “contactos” preestablecidos por los mismos que costearon la producción de “Mi Isla Prisión” (la UCAB recibe dinero de organismos del gobierno de Estados Unidos), con instrucciones de entrevistar a la blogetera Yoani Sánchez y a una quincena de otros “disidentes” de poca monta y poca mente, en un derroche de refritos del vocabulario anticubano de Washington y Miami.

Para su trabajo, las “superchicas” ignoraron el principio moral básico para Cuba, establecido en la profesión desde hace medio siglo: “QUIEN HABLA DE LAS DIFICULTADES DE CUBA SIN REFERIRSE EXPRESAMENTE AL BLOQUEO, ES UN CANALLA”. Una de ellas dijo después, en su Twister, haber “escuchado el término” bloqueo. Si, Susanita, la relación sexual puede producir embarazo, y la inmersión prolongada de la nariz y la boca puede producir una asfixia mortal.

Las sifrinas de Caurimare van a la universidad con el sistema MMC (Mientras Me Caso), y después de sus acostumbrados 8 o 9 años de carrera, si están aún solteras combaten a la revolución y desprecian al pueblo, al que creen tan mediocre como las personas de su familia y su medio.

Sin embargo y sin quererlo, las tres ucabistas cayeron a tiempo para servir de algo. Como comunicadoras sociales precorrompidas, intelectualmente discapacitadas y dotadas de “verdadero exceso de falta de ignorancia”, Victoria Sequera, Anyimar Cova y Nabila Fernández son la prueba irrefutable de la necesidad y urgencia de una nueva Ley de Universidades.

 rotheeduardo@hotmail.com


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Eduardo Rothe


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