La democracia socialista es un sistema vivo siempre y cuando disponga de lo más elemental, alimento propio. Los principios del trabajo con el ser humano derivados de la esencia del socialismo empiezan con la seguridad alimentaria.

La cumbre del G8 celebrada en Japón, en el 2008 demostró la complicidad de esas naciones en la crisis alimentaria que se profundiza desde el 2006, crisis que aumento los valores de los alimentos básicos fuera del alcance de miles de millones de personas pobres. En esa cumbre los lideres de esas potencias “expresaron su preocupación por el drástico aumento de los precios de los alimentos junto con la disponibilidad en muchos países en desarrollo”.

A la crisis económica global le siguió la escalada de los productos alimenticios. El FMI pronostico un leve crecimiento de la economía para este 2010, de ninguna manera significa que los precios de los alimentos bajara, en parte por la incertidumbre extrema en las políticas económicas de las naciones industrializadas, circulo vicioso que ahoga a algunas naciones de Europa, sostenidas por el deterioro financiero de los bancos y la especulación fiscal.

Las causas de la crisis financiera todavía latente, los riesgos sociales que implican los precios altos de los alimentos, los precios de la energía, continúan muy por arriba de los niveles de referencia ahí es donde entra el G8 con su especulación global y, si consideramos el incremento de los ingresos en los países en desarrollo, sin duda ejercerá otra presión en los precios de los alimentos, esa la experiencia en nuestros países. “Lo que sube no baja”.

La manipulación del G8 en todos los aspectos de la vida, es uno de los elementos necesarios para que las mujeres y los hombres comprendan con su sentimiento y pensamiento la verdad y la legitimidad del socialismo y para que las normas de la moral socialista se transformen en reglas de comportamiento evidente para que los ciudadanos tomen parte activa y consciente en la industrialización de nuestros alimentos, es la medida para que el lema de la participación “ayuda a planificar, a trabajar, a gobernar” empiece por lo básico, la industrialización alimentaria multiplica la relación firme, activa, personal y colectiva, con el socialismo, este se desarrolla y la gente toma parte en su construcción.

A pesar del descenso de los precios de los productos agrícolas a nivel internacional en los países en desarrollo esa trasmisión no se da por la especulación en la venta al por menor, en países como el nuestro sin industria ni producción agrícola, los precios suben y suben, aun con subsidios, atributo común que refleja la importancia de un cambio de visión en el proceso para reflejar la importancia de la producción agrícola, la elaboración y distribución de los alimentos como política de Estado para establecer la soberanía alimentaria.

Importamos un 70% de nuestro alimento, miles de toneladas de comida se dañan cada año por la indiferencia de los funcionarios, la inflación sobre un 40% de los alimentos superior a la inflación general acumulada sobre el 31% nos convierte en una de las naciones más caras del planeta, puesto 15 en el ranking por encima de Los Ángeles, Londres, Dubái, y la más cara de América Latina, según una encuesta de la consultora Mercer para el año 2009.

Controlar por parte del gobierno entre un 25-30% los alimentos regulando los precios por el subsidio, sin producir alimentación, sin controlar la especulación, el acaparamiento y el poder adquisitivo del bolívar no hay contraloría social efectiva, no importa si son 5000 o 10000 las operaciones de fiscalización por mes que se realizan, simplemente no tenemos seguridad alimentaria por ende soberanía. Los alimentos es el requisito más básico para construir una parte de la autonomía social.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prevé que los precios de los productos alimenticios permanezcan altos, incluso, que se incrementen a mediano plazo. Esto depende de 3 factores dice:

1.- El consumo de biocombustibles en varios países especifican cuotas de mercado para el etanol y el biodiesel en relación con el consumo total de combustible independiente de las condiciones de mercado, la referencia para Sudamérica la da EEUU, Brasil, Argentina. Subsidios e incentivos fiscales perpetuán la influencia de la producción de biocombustible de los productos agrícolas, a pesar que los precios del petróleo son inferiores a los del 2008. La FAO dice:”dado que los mercados energéticos son mayores que los mercados agrícolas los precios energéticos tenderán a repercutir en los precios de los biocombustibles y de sus materias primas”.

2.- Los precios del petróleo actuales no provocaran inmediatamente que la producción de biocombustible se incremente, pero si se incrementaran los insumos agrícolas, químicos y fertilizantes, lo mismo que el transporte, lo que a la larga incide en la industria agrícola.

3.-El crecimiento de la producción alimentaria se está frenando. El aumento de la productividad requerirá un mayor costo por unidad, el análisis de la FAO sobre los precios reales de los cultivos muestra que la tendencia a la baja, a largo plazo, evidente durante muchos decenios se freno en el año 2000. En ese año, los precios comenzaron a ascender, el ritmo se incremento en el 2006 hasta el 2008, provocando la crisis alimentaria más grave de los últimos 70 años.

Si los trabajadores invierten la mitad o más de la mitad de su salario en alimentación, alimentos importados, malos, caros y escasos, que el gobierno compra, invirtiendo una enorme cantidad de dinero destinado a la igualdad social ¿de qué democracia socialista hablamos? Con la inflación alimentaria la gente no puede percibir sus intereses auténticos, además comprueba con los alimentos que, no conforman una vida social a través de la participación en la construcción de la sociedad.

Un estudio de la OCDE-FAO respecto a la producción agrícola establece que:”la producción agrícola mundial aumento en 3.9% en el 2008 con respecto al 2007, pero, muchos países desarrollados aumentaron su producción por el aumento de los precios de los productos alimenticios del 2006-2007. Para el 2009 el incremento vario según la región, la mayor producción se origino en Europa y en las naciones industrializadas en un 13 y 8% respectivamente, mientras en Sudamérica se dio preferencia a los cultivos transgénicos para los biocombustibles en Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, con soya, maíz y caña de azúcar, últimamente con la yuca en Colombia, para el mismo propósito.

A largo plazo la OCDE-FAO proyecta un descenso da hasta un 2% en la producción agrícola comparando la de 1999-2008, en parte por el estancamiento de la producción europea inferior a la producción del 2000, a pesar de la depreciación del tipo de cambio que tiende a incrementar la exportación, se calcula que la exportación de EEUU solo se incremento un 12% en el mismo periodo, se pronostica además que, Asia, América Latina, incrementaran la producción agrícola en un 52 y 51% respectivamente superior a los índices del 2000.

Brasil, aumento su producción en un 50% se proyecta para otro 50% en los próximos 10 años gracias a los cultivos transgénicos, las trasnacionales biotecnológicas tienen en la mira a la Amazonia, cuya tendencia a mediano plazo de los productos alimenticios implicaran un cambio de hábitos para el comercio internacional.

Alimentos de laboratorio para alterar el ADN humano, tendencia que se da desde fines del 90, políticas reactivas a la exportación incluyen impuestos y subsidios así como la prohibición de las exportaciones del sur para el norte por el costo y los aranceles, esas restricciones ejercen efectos notablemente distorsionadores, eliminan el vinculo entre nuestros mercados y los internacionales en función de una política calculada para controlar la alimentación mundial en un grado exacto en el que se pueda alterar enormes masas de gente de países hostiles al capitalismo con las semillas transgénicas producidas en la actualidad por todas las trasnacionales biotecnológicas.

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