El capítulo V de “El Capital” (X)

¿Cuáles son las condiciones que deben darse para que los valores de los medios de producción, formen parte integrante, por ejemplo, del valor del hilado?

Para que los valores de los medios de producción, formen parte integrante del valor del hilado han de darse dos condiciones. La primera es que el algodón y los husos sirvan real y verdaderamente para la producción de un valor de uso. En nuestro ejemplo, para la fabricación de hilado. Al valor le es indiferente en qué valor de uso tome cuerpo, pero tiene que tomar cuerpo necesariamente en un valor de uso, sea el que fuere. La segunda condición es que solamente se invierta el tiempo de trabajo necesario para las condiciones sociales de producción reinantes. Así por ejemplo, si para producir un kilogramo de hilado sólo se requiere un kilogramo de algodón, no deberá emplearse más. Y lo mismo en lo que se refiere a los husos. Si al capitalista se le ocurriera, por un acto de su fantasía, emplear husos de oro en vez de husos de acero, cargaría con las consecuencias, pues en el valor del hilado solamente cuenta el trabajo socialmente necesario, o sea, el tiempo de trabajo necesario para producir husos de acero.

Ya sabemos qué parte representa, en el valor del hilado, los medios de producción, o sea, el algodón y los husos. Representa 12 bolívares, es decir, la materialización de tres jornadas de trabajo. Ahora, trátase de saber cuál es la parte de valor que el hilandero, con su trabajo, añade al algodón.

Este trabajo ha de ser enfocado aquí desde un punto de vista totalmente distinto de aquel en que nos situábamos para analizar el proceso de trabajo. En el proceso de trabajo todo giraba en torno a una actividad encaminada a un fin: la de convertir el algodón en hilado. Cuanto más apto para su fin sea el trabajo, tanto mejor será el hilado suponiendo que todas las demás circunstancias no varíen. El trabajo del hilandero era un trabajo específicamente distinto de otros trabajos productivos, y la diferencia se revelaba subjetiva y objetivamente en la finalidad especial de hilar, en sus especiales manipulaciones, en el carácter especial de sus medios de producción y en el valor de uso especial de su producto. El algodón y el huso son medios de vida del trabajo de hilandería, pero no sirven para fundir cañones. En cambio, enfocado como fuente de valor, el trabajo del hilandero no se distingue absolutamente en nada del trabajo del perforador de cañones, ni, para no salirnos demasiado del campo de nuestro ejemplo, de los trabajos del plantador de algodón y del fabricante de husos, materializados en los medios de producción del hilado. Esta identidad es la que permite que el plantar algodón, el fabricar husos y el hilar sean otras tantas partes sólo cuantitativamente distintas del mismo valor total, o sea, del valor del hilo. Aquí, ya no se trata de la calidad, de la naturaleza y el contenido del trabajo, sino pura y exclusivamente de su cantidad. Y esta se calcula por una sencilla operación aritmética. Para ello, suponemos que el trabajo de hilar es trabajo simple, trabajo social medio. Más adelante, veremos que el supuesto contrario no hace cambiar los términos del problema.


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Nicolás Urdaneta Núñez


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