Entrevistando imaginariamente a Marx sobre lo tratado en:

El capítulo III de “El Capital” (V)

¿De qué depende la suma total del dinero que actúa como medio de circulación en cada período de tiempo?

La suma total del dinero que actúa como medio de circulación en cada período de tiempo depende, por una parte, de la suma de precios del mundo de las mercancías circulantes; por otra parte, del flujo más lento o más rápido de sus procesos antagónicos de circulación, según que sea mayor o menor la parte de esa suma de precios que pueda ser realizada por las mismas monedas. Pero, a su vez, la suma de los precios de las mercancías depende tanto de la masa como de los precios de cada clase de mercancías. Cabe decir, sin embargo, que estos tres factores: movimiento de precios, masas de mercancías en circulación y ritmo de la rotación del dinero, varían en diverso sentido y en distintas proporciones, razón por la cual la suma de precios que han de realizarse y la masa de medios de circulación que de ella depende pueden experimentar numerosas combinaciones

¿De donde brota la forma de moneda del dinero?

De la función del dinero como medio de circulación brota su forma de moneda. La fracción imaginaria de peso del oro representada por el precio o nombre en dinero de las mercancías tiene que enfrentarse con éstas, en la circulación, como una pieza de oro dotada de nombre homónimo, o sea como una moneda. La acuñación es, al igual que la fijación del patrón de precios, incumbencia del Estado. En los diversos uniformes nacionales que visten el oro y la plata acuñados en monedas y de los que en el mercado mundial se despojan, se nos revela el divorcio entre las órbitas interiores o nacionales de la circulación de mercancías y la órbita genérica del mercado mundial.

La moneda de oro y el oro en barras sólo se distinguen, pues, de suyo, por la figura, y el oro es susceptible de pasar continuamente de una forma a otra. Pero el camino del oro para dejar de ser moneda es al mismo tiempo el camino que le conduce al horno de fusión. En efecto, en la circulación se desgastan las monedas de oro, unas más y otras menos. Comienza el proceso de disociación entre el título y la sustancia del oro, entre los quilates de su peso nominal y los de su peso real. Monedas de oro de nombre homónimo sumen un valor desigual, por ser distinto su peso. El oro, como medio de circulación, difiere del oro considerado como patrón de precios, dejando con ello, a la par, de ser el verdadero equivalente de las mercancías cuyo precio realiza. La exposición de estos embrollos forma la historia monetaria de la Edad Media y de los tiempos modernos hasta llegar al siglo XVIII. Las leyes más modernas acerca del grado de pérdida de metal que incapacita a una moneda de oro para circular, o, lo que es lo mismo, la desmonetiza, sancionan y reconocen la tendencia natural del proceso de circulación a convertir la esencia de oro de la moneda en apariencia de oro; es decir, a convertir la moneda en un símbolo de la cantidad de metal que oficialmente contiene.


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Nicolás Urdaneta Núñez


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