Nosotros, los pobres diablos de siempre, pedimos la palabra

Los desaforados malandrines busca-cargos, por ejemplo, no le perdonarían a un Che en ciernes, su honestidad, su entrega desinteresada por los pobres, su dedicación al estudio y su decidida voluntad a desenmascarar traidores y vagos. Porque la verdad sea dicha, casi nadie quiere ponerse a estudiar, más fácil es buscar un cargo, pantallear, aparecer todos los días en la prensa o en la televisión escuálidas dando directrices de cosas de la que ellos son incapaces de afrontar o ejecutar. El Ché Guevara hubiera vivido muy arrecho dentro de esta revolución, sin tener el más pequeño espacio para expresarse en esas jaranas de luchas a cuchillos por aparecer como postulado a cualquier evento político en Caracas que luego le pueda significar una preponderancia sobre sus camaradas del entorno inmediato. El Che Guevara se hubiera apartado o lo habrían apartado, llevando el mote de infiltrado, de enemigo de Chávez, y muchos “chavistas” heridos por sus críticas o sus visiones lo habrían llevado a los tribunales. El Che Guevara se habría tenido que ir al monte, o a alguna escuela del campo, a sembrar, a convivir entre los indios para aprender de ellos humanismo y respeto por los demás, por la naturaleza. Por eso murió de consunción la Misión Moral y Luces, y los espacios donde empezó a funcionar se convirtieron en cuartos o galpones para guardar pupitres y trastos viejos. Por eso, el clamor del Presidente Chávez de que se crearan las escuelas de cuadros para la formación de nuestros militantes no pudo consolidarse ni coger cuerpo. Porque la incuria y la apoplejía moral son los dueños y señores de lo que deberían ser los frentes más decididos para la lucha. Por eso avanzan los centros comerciales, el voraz y maldito consumismo, la moda y la música gringa, el negocio oscuro del arribismo, los farsantes y necios con cachucha franela o boina rojas que sólo quieren hacer la revolución gritando en una plaza o en una marcha, pero que en verdad sólo andan a la caza de un puesto al lado de un ministro o Gobernador, Alcalde o líder de finas espuelas de oro. A esta gente no es la derecha la que los jode sino aquellos que se les traviese dentro de la misma organización revolucionaria. Esos son sus verdaderos enemigos y están dispuestos a destruirles con furia, con saña y odio virulento y sin cuartel. Es además gente que no saben, insisto, nada de Bolívar ni de nuestra historia, y el día que por fortuna dejen de tener el cargo al que han sido elevados, si no ven posibilidades de coger otro vuelo para otra posición, nunca más se les verá en la “lucha”, y entonces sí se les encontrará despotricando del gobierno, de Chávez. Qué daño tan horrible nos ocasionan estos bandidos que no se sabe por qué misterios controlan casi todo en el partido.

Por eso vemos todavía triunfar esas iniciativas con intenciones meramente individuales, esas ambiciones personalistas y mezquinas en las que siempre se le está metiendo la zancadilla a algún camarada para que se vaya de bruces; ese egoísmo desmedido por tener siempre más que el vecino; y todavía en las misma UBV ese estudio sin sentido de patria, y las delincuentes universidades autónomas con esa botadera astronómica de plata en estudios de tecnología y desarrollo de industrias para el incremento del comercio y el consumo miserable. Una porción enorme de la misma revolución apostando a favor de los intereses norteamericanos en una mezcla de servilismo de nuestros profesionales nacionales por lo que se produce afuera. Es decir, todavía vivimos en una política profundamente colonialista. Que sepamos todavía ningún gobernador se distingue por su trabajo radical a favor de la revolución y por ejemplo, los de Mérida y Lara son tremendos personajes frívolos entregados principalmente a las mariqueras de ferias, misses, cabalgatas y sambiles y de socialismo no tienen un coño en la cabeza. ¿Llegaremos todavía al siglo XXII escogiendo dentro del PSUV a seres como estos, que llevamos diez años desperdiciados, con la revolución chapoteando en el barro de las inconsecuencias?

A principios del siglo XX comenzaron a florecer en nuestras tierras estos hombres ambiguos: ora revolucionario, ora vendidos a los poderosos según corran los vientos. Artistas en la doblez, con unos discursos tremendos y tremendistas, siempre hablándonos de gerencia, de eficiencia y de progreso, con sus frías miradas y sus secos corazones a la espera del zarpazo (o del salto de talanquera). Adoradores del poder material, vampiros de nuestros pueblos, sin iluminación para nada, sin cultura, sin raíces humanas en ninguna parte. La más degradante plaga. Sin asidero humano, sin conexión con nuestra cultura. Da arrechera que se le den largas al asunto y que no se tomen las medidas radicales que se deben tomar con tantos vagabundos. Da arrechera…


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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