Vuelve a suceder eso que los franceses denominan "deja vu", la repentina sensación de que la experiencia de hoy ya fue vivida; trátase del escenario amargo de un proceso electoral con aliados divididos. La obcecación, la prepotencia y la ambición mezquina se confabulan para malograr una vez más otro intento revolucionario por construir una propuesta unitaria para la defensa de gobernaciones y alcaldías en función de garantizar la estabilidad política nacional y el avance del proceso de cambio social.
Quien suscribe, fiel creyente de la dirección colectiva como principio basilar de la política revolucionaria, saluda respetuosamente el derecho de todos los partidos que dicen apoyar al presidente a ventilar candidaturas propias, no obstante es esencial advertir que ese derecho tiene un valor secundario de naturaleza grupal partidista, el cual es evidentemente inferior a nuestra necesidad inmensa como pueblo revolucionario de robustecer las bases del gobierno y fortalecer especialmente el gran liderazgo histórico de Hugo Chávez quien por una década nos ha representado con mayor legitimidad que cualquier partido.
Por estas consideraciones, llamamos a todos los revolucionarios a observar atentos las deliberaciones de la alianza patriótica, pues el desenlace que ella produzca no podrá ser fruto de la retórica pseudosocialista de los ambiciosos, ni los caudillos que invocan una falsa inmunidad moral; ni del histrionismo de jefes de cúpulas que no honran dentro de sus partidos la democracia interna que tanto reclaman al presidente desde los comandos unitarios. No puede un partido revolucionario alegar su derecho a la autodeterminación o el "merecimiento de cuota política" como un derecho absoluto más allá de los límites del razonamiento estratégico y la sensatez revolucionaria.
Condenada por la historia será la soberbia de los dirigentes cupulares, insisten en errores que el pueblo y sus propios camaradas les pudieran cobrar mañana. Incorrecto es aspirar a cargos sin considerar la limitada ascendencia que se tiene sobre la masa popular y propulsar liderazgos artificiales y fraccionalistas frente a la figura del comandante Chávez. Hoy dejamos constancia de nuestra clara postura y denunciamos esta lucha decadente por cuotas de poder, donde las conductas de los "chavistas light" y la de los socialistas científicos se muestran cada día menos diferenciadas ante la vista de la mayoría de los venezolanos que no militan en partidos políticos.
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