“Ser revolucionario es hacer la revolución”

Consideraciones sobre la conducta revolucionaria (II)

Comentando con un grupo de compatriotas al calor de la lucha por las precandidaturas en el seno del Partido Unico Socialista de Venezuela ( PSUV) y las personas propuestas y autopropuestas para asumir los cargos de elección popular,Alcaldias y Gobernaciones, con miras a seguir impulsando el proceso bolivariano; tertuliabamos sobre los perfiles, probidad y capacidad gerenciar para asumir y conducir los gobiernos locales y regionales.

Luego de algunas apreciaciones apuradas y no pocas veces apasionadas que deja la oportunidad negada tantas veces en  el pasado lejano y reciente,asumimos que esta revolucion, mas alla de  buscar funcionarios para que ocupen los cargos dejados por otros en el cumplimiento de su temporalidad gubernamental, se hace urgentemente necesario recurrir a los principios universales de la conducta de un  revolucionario, que sea guia y ejemplo del nuevo sujeto responsable de los asuntos publicos.

Con esa idea y con los aportes dejados por el conversatorio, me puse a revisar algunos papeles viejos , que recordaba habia escrito en una ocasión y que fueron publicados por la página web Aporrea.Org en su oportunidad. 

Hoy despues de la jornada de elección de las precandidaturas, por cierto bien alegre y nutrida, pero no lo suficiente,no escapo ella a la vieja práctica de hacer campaña, me refiero a vicios adecos – copeyanos heredados y que todavia subyacen en el  comportamiento de algunos y algunas;deteniendome en esas cosas no poco perceptibles, me voy a permitir reeditar ese articulo,  incluso con muy  pocas modificaciones, por que la razon que me motivó a escribirlo en aquel momento es identicamente igual a la de ahora, salvo que no estaba en el marco de un proceso eleccionario. El articulo en cuestión es como sigue.

Observando la conducta de algunos y algunas, no solamente de la nueva oleada de  “revolucionarios y revolucionarias” , sino de otros sujetos no muy nuevos en la lucha política; muchos de ellos y ellas en altas o medianas responsabilidades de gobierno;mostrando conductas reñida abiertamente con los principios de un revolucionario o revolucionaria, según sea el caso.

 

No es que   la revolución sea así, ni tampoco echemos manos de argumentos como problemas propios de la transición; tampoco nos hagamos eco de los análisis en los señalamientos de que  el gobierno y el proyecto revolucionario han fracasado. Mucho cuidado con esto. El problema es mas complejo y el reto mayor para los revolucionarios y revolucionarias. Por ello siempre hemos insistido en la cruzada y la tarea ideológica diaria que tiene que acompañar a esta revolución, para que el pueblo pueda visualizar, entender y defender los tiempos y vaivenes del proceso. Implica entonces, para los revolucionarios en sus géneros, proveer los mecanismos educativos formativos e informativos que permitan ver los logros, aciertos, errores y problemas intrínsecos a la misma revolución y a su dirigencia. 

Los procesos entran en conflictos consigo mismo y exigen rectificación y profundización, cuando se producen estas situaciones por demás delicadas (no he dicho peligrosas),afloran por una parte la inconformidad de las masas ante la  insatisfacción de sus necesidades o expectativas, lo que debe conducir a una evaluación de las acciones, planes y programas que se hayan implementado para la superación de los problemas.

Por otra parte son las constantes practicas burocráticas, la arrogancia, el personalismo y las actitudes disonantes con   este proyecto de quienes ejecutan responsabilidades de dirección en estructuras de partido, movimientos o instituciones, esto debería conllevar a que los sujetos, políticamente hablando, se miren para adentro; porque a decir de Ali Primera “ el pueblo es sabio y paciente” y el mismo (ese pueblo) en su proceso de maduración político e ideológico como sujeto constructor y pensante, va generando las condiciones de rectificación y profundización. Ello ocurre independientemente de la voluntad de dirigente alguno. La sabiduría popular en la mayoría de las veces, nos indica como aspira que sea su futuro y se esfuerza en este presente para que ello se concrete. 

Por todo esto que hemos venido reflexionando y siendo consecuente con la propuesta de profundizar  en el debate ideológico, desarrollado en otros escritos, necesario es entonces, ahora mas que nunca, aferrarse a los principios y valores revolucionarios.  

En esta historia reciente algunos y algunas ( por suerte unos pocos y pocas) no han escapado a la tentación e influencias que ejerce el dinero y el poder como maquina demoledora de la lógica capitalista, en la nueva vida que adquirieron; la arrogancia y la pedantería afloran hoy donde antes se exhibían dotes de humildad. Tener presente a Frei Betto en una conversación imaginaria con el Che,donde señalaba,” Bendice también a los que se cansaron, se aburguesaron o  hicieron de la lucha una profesión en beneficio propio”. 

Por eso insistimos, los revolucionarios y revolucionarias debemos estar regidos por muchos principios; los básicos: la humildad para combatir la soberbia, el egoísmo, la vanidad, la arrogancia y la injusticia, la solidaridad para luchar  en contra de la cultura  individualista que la gran mayoría de las veces nos convierte en traidores y traidoras para coronar posiciones que satisfagan nuestro intereses, fidelidad a nuestro pueblo (única razón de nuestra existencia) y a nuestro ideal revolucionario, para mantener la moral y valorar nuestro proceder cotidiano, capacidad de desprendimiento y sacrificio para que podamos decir la revolución brillará y vivirá tan intensamente en la medida en que nuestros aportes sean tan intensos como nuestra entrega; una entrega que sea palpable y visible en nuestro estilo de vida cotidiano. 

Un revolucionario o quien presuma de ello, tiene que tener presente estas mínimas exigencias, de no ser así, aunque se vista de seda - digo- aunque se ponga franela y boina roja y grite bien fuerte ¡viva Chávez!,uh, ah chávez no es va, no podrá ser sujeto conductor de una revolución. 

Bueno finalmente expreso que estos principios no los he inventado yo, ya muchos lo practicaron y murieron por ellos, hoy muchos también los mantienen y levantan como único privilegio; solo lo que hacemos es recordarlos para que no sean olvidados por algunos y para que sean guía y camino para otros. 
 

baredu25@hotmail.com


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Bartolo Hernández


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