Entre los peores enemigos del actual gobierno, la ineficacia, la corrupción y la falta de compromiso causan un daño mortal en la credibilidad de los electores. La conformación del PSUV, que por momentos parecía una gran confusión, pudo convertirse en un hecho histórico en un nuevo escenario de la política nacional. La oposición no lo ha entendido, sus dinosaurios sostienen los mismos discursos de hace 20 años. Y en el PSUV existe un férrea lucha por quedar en una especie de “Dream team” que no hace fiel reflejo de la realidad política en las regiones, pero es un paso hacia delante, que debe asumirse con defectos y virtudes. ¿Defectos? Pues muchos, muestra de ello es cuando sectores minoritarios insisten en incluir en la lista de autoridades regionales a un alcalde ex líder del partido PPT, cuando no fue postulado ni siquiera por dos batallones. También es triste ver la mediocridad de algunas personas, como lo afirmó el diputado Rafael Gil cuando denunció la torpe estrategia política de Adel Alzabayar por enfilar torpemente sus garras contra el actual gobernador de Bolívar para darle un matiz político electoral al conflicto de Sidor y sacar provecho de la situación. Y si hablamos de virtudes, podemos decir que se asume el cambio de paradigma político en el país, sin miedo, sin complejo y sobre todo concientes de los errores del pasado. Cuando el presidente Chávez afirma que prefiere perder una Gobernación a complacer un militante indisciplinado, se confirma que muchos seudorevolucionarios, esos eruditos de supermercado, hicieron mucho daño a la credibilidad de los ciudadanos, de los jóvenes que desconfían de todo lo que huele a política. Pero más daño hicieron a la esperanza de ciudadanos de escasos recursos que confían no en un gobierno paternalista, sino en un gobierno que asume una responsabilidad social luego de decenas de años de desidia de los gobiernos adeco copeyanos.

En el PSUV hay deseos, esperanza, pero también buitres que son expertos del oportunismo. La presentación de un plan de gobierno en el seno del partido, la idea de un escenario de debate para decirse las verdades y hacer las críticas, que a menudo se ventilan en los medios con descaro e irresponsabilidad, son propuestas interesantes que de profundizarse permitiría desmontar caretas. Se me antoja que las candidaturas prematuras son pocas. Los políticos no son tan idiotas como para sacar avisos de prensa con fotografías de marchas de apoyo en un barrio. Bueno, el amigo lector dirá que Gilberto Villarroel lo hizo, pero estamos hablando de los que no son idiotas. Y si de candidaturas prematuras se habla, pues también es verdad que si Aristóbulo Istúriz aspira una candidatura, su programa Dando y Dando es campaña, al igual que la Hojilla, al igual que cualquier otra ventana mediática para vender un discurso político, criticar la revolución o desmentir al enemigo. Sin embargo, ninguna de estas observaciones desmerita la importancia del PSUV, por el contrario, hacen más interesante su encrucijada, porque permitirá demostrar de qué están hechos los hombres de la revolución. Falta mucho por andar, pero si de algo sirve la utopía, el horizonte, o lo que se te antoje como el fin último del hombre, es que te hace caminar.

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