¿Cambio de paradigmas?

Quienes nos formamos como revolucionarios (hablo de mi generación) a finales de los 60 y en la década de los 70, crecimos (biológica e intelectualmente) rodeados por la memoria viva de seres extraordinarios. 

Muchos murieron de forma atroz, otros heroicamente y otro contingente le alcanzó la muerte en paz con sus dianas. 

Ellos todos, eran algo así como el pulmón donde respiran los luceros, como el gesto en el momento de un te quiero. 

Es que cuando un hombre construyó fronteras, ellos alzaron el vuelo para ir sobre ellas y cuando lograron vencer lo imposible, se hicieron de fuego para revivir de nuevo. 

Hablo de gente eterna, que no conoció edad ni horarios para amar, que tenían como emblema a la felicidad.

Francisco de Miranda, el primer Internacionalista Venezolano y Simón Bolívar, el Libertador, la epopeya del viento en la punta de la lanza de nuestros sueños infantiles. 

Todavía encontramos vigencia en el pensamiento de Fabricio Ojeda ; La Guerra del Pueblo, o Presencia Revolucionaria de Martí. 

Fabricio, (a quien honramos con una cantata liderizada por la siempre rebelde Gloria Martín)  y Argimiro Gabaldón, representan esa imagen de hombre nuevo. Esos que están vivos en el discurso del Comandante Fidel Castro en la oportunidad del homenaje póstumo a la memoria del Che “Cuando nos preguntamos ¿Cómo queremos que sea el hombre nuevo? Contestamos , Queremos que sean como el Che”. 

También una larga lista de  venezolanos y venezolanas  vienen a mi memoria: Livia Gouverneur, Armando, Mario y Leonel  Petit, Dora Mercedes Gonzalez, José Manuel Bravo, Andrés Pasquier, Nicolás Hurtado, Américo Silva, Rafael Antonio Parra…por nombrar solo unos cuantos de los cientos que dejaron sus vidas en este largo recorrido hacia un mundo mejor, hacia una sociedad más justa. 

Pero también,  se manejan paradigmas que proyectaron sus energías transformadoras para aplicarlas en otros campos, que también significan aportes a la lucha liberadora, representando así  posturas revolucionarias como creadores; Reverón, Estévez,  Rengifo, Guinand, Gallegos y el violentamente intenso Ludovico Silva (una vez más, por nombrar unos pocos). 

Creemos que todos estos paradigmas nos representan lo más cercano a las identidades individuales y colectivas que conforman la multi-étnica y diversamente cultural Venezuela. 

Pero, ¿Cómo queremos que sea el hombre nuevo en Venezuela? Probablemente ya  no es una pregunta válida para muchos. 

Un profesor jubilado de la UCV me  expresó que el cambio de paradigmas estaba fundamentado en la desaparición de los héroes, y a ello le agregamos que no solamente en su desaparición, sino en sus sustitución por “gerentes”. 

Otra de las muy en boga equivalencias paradigmáticas, se concreta en una sociedad que fomenta la ausencia de crítica o su satanización con el pretexto de la unidad, apareciendo con ello, verdaderos acróbatas del lenguaje, gimnastas de una retórica preciosista, que en el mejor sentido cantinflésco, solo persiguen la adulación soterrada a través de la  defensa de espacios conquistados (algunos de ellos en franco deterioro por desidia e infiltración de la derecha en estructuras gubernamentales, con el apoyo de funcionarios “Chavistas”)  

En este mare magnum de constantes sorpresas, aparece una propuesta de “Amnistía”, entendiéndola en su significado etimológico, amnesia, o sea, olvidar. 

Probablemente “olvidar” con la finalidad de  restarle pretextos para marchas y protestas a   la cabeza de playa de la derecha, el movimiento estudiantil, que fomentado por la canalla, tomó las calles desplazando al pueblo, que ha sido desmovilizado por una dirigencia cómoda, apoltronada y bien pagada (por no trillar con lo de la corrupción, la ineficacia y el tráfico de influencias). 

Es así como entonces se descalifica y  se tilda a los revolucionarios de extremistas o radicales, cuando en realidad quienes tomaron las sendas del extremismo y/o terrorismo han sido las clases dominantes en su desesperación por la pérdida progresiva del poder político (Golpe de estado, paro petrolero, atentados), a la par que se enuncia una “alianza” con lo que se ha llamado “Burguesía Nacional”. 

Corremos a asomarnos a la ventana de la historia para buscar referentes (nacionales e internacionales) que nos permitan interpretar la complejidad  del momento actual y quizás, para tratar de desentrañarlo , los buscamos en nuestra propia historia.  Citemos a Fabricio Ojeda: 

“En una nación de estructura colonial, importantes sectores de la burguesía (industriales y productores agropecuarios ) y de la pequeña burguesía , explotados por el imperialismo, maniatados en su desarrollo por los poderosos intereses de la burguesía importadora, la oligarquía financiera y los terratenientes y latifundistas, juegan un rol histórico importante y cumplen un rol revolucionario. La conquista de la independencia nacional y la liquidación del latifundio concreta lo principal de la lucha dentro de la característica de una revolución antiimperialista y antifeudal; distinta, en sus objetivos, a una revolución socialista; y en donde el gobierno, es el de un régimen de Nueva Democracia y no de dictadura del proletariado” (Ojeda. F. La Guerra del pueblo. Fondo Editorial Fabricio Ojeda. Pág. 28) 

Y más adelante afirma; 

“El ejercicio del poder político es determinante definitivo en la sociedad. La política no se practica sin a través del poder, ya sea esta revolucionaria o reaccionaria, que es en las dos mitades en que ella se divide. En cada etapa histórica hay revolucionarios y reaccionarios;  un grueso sector en el medio, sin conciencia propia, vacila a uno y otro lado y se van reduciendo a medida que se desarrolla la toma de conciencia, como producto de la lucha antagónica y los intereses de clase. Pero al principio de todo proceso revolucionario, el sector intermedio, bajo la influencia directa de las clases en el poder –las clases reaccionarias- hacen el juego a éstas, aún cuando tratan de salirse de su opresión. No obstante, poco a poco, van tomando conciencia y mentalidad de Poder; se producen importantes desprendimientos que engrosan las filas revolucionarias”. (Opus cit. Pág. 41) 

Valdría entonces la pena preguntarse ¿quién tiene realmente el poder en Venezuela?, aún cuando Fabricio escribió esto en otro momento histórico,  deja en claro el sentido y valor de las alianzas tácticas que poco a poco, al ir transformando la calidad de la lucha emancipadora, va agregando nuevos paradigmas y asociaciones. 

Mientras tanto, en nuestra Venezuela Bolivariana de hoy, surgen al parecer, nuevos paradigmas. Como el que afirmó el Presidente Chávez en el aló presidente del domingo 6 de enero  cuando expresó: “Todos debemos ser como DUDAMEL”


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Diego Silva Silva

Compositor- Guitarrista- Investigador-Articulista-Conferencista. Licenciado en Educación. Ha recibido, entre otros reconocimientos (en las áreas de la música sinfónica, de cámara, electroacústica): Seis Premios Nacionales de Composición, Siete Premios Municipales de Música; el Premio Latinoamericano de Composición Casa de las Américas; ha presentado sus obras en Moscú, EEUU, Cuba, Nicaragua, Francia, Inglaterra, España, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Uruguay, Siria y Canadá; Investigador de la música del pasado colonial de Venezuela (restauró un extenso legajo de Canciones Patrióticas Sinfónico Coral caraqueñas desconocidas); ha estudiado las diferentes manifestaciones de la gran diversidad que representan las músicas de América y el mundo no occidental; fue asesor del departamento de investigaciones culturales del Ministerio de Cultura de Nicaragua (1983-1987); fue Vice-presidente de la Sociedad Venezolana para la Música Contemporánea y Presidente de la Comisión Artística de la Orquesta Filarmónica Nacional. Ha dirigido la Orquesta Sinfónica Venezuela, la Municipal de Caracas, de los Llanos, de Falcón, de Aragua, la Filarmónica y otras agrupaciones orquestales incidentales. Ha sido guitarrista acompañante de: Gloria Martín, Alí Primera, Lilia Vera, Cecilia Todd, Los hermanos Godoy, Isabel Parra entre otras y otros. En los años 70 fue miembro Fundador de la Camerata Renacentista de Caracas en donde se desenpeñó como laudista, vihuelista, violinista y percusionista.


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