Socialismo Ectópico

A algunos les pareció muy extraño ver, en privado, a comprometidos seguidores del presidente -que, incluso, votaron a favor de la propuesta reformadora- incentivando a opositores para que fuesen a votar, y aspirando a que las mayorías emitieran su opinión. Sobre todo en sectores de clase media, despertaban suspicacias o eran tratados como pacientes con problemas psiquiátricos o de aprendizaje, o con abierta intolerancia. Luego de conocerse los resultados del referendo popular, pudiera suponerse que se trataba del llamado de quienes consideraban que, dada la importancia del tema en discusión, era un error de trascendencia histórica no escuchar la voz (o el silencio) de todos. Por eso, y a pesar de haber perdido la opción que apoyaron, durmieron tranquilos durante esa noche tan breve, aunque al día siguiente se levantaron llenos de ira, exigiendo explicaciones.

Y es que, para la denominada “vanguardia revolucionaria”, resulta indispensable entender que esas “dudas” que abrigó su base social -la cual se manifestó absteniéndose o votando en contra, o votando a favor, por convicción o por lealtad-, se derivaron de un corto circuito en la comunicación entre el liderazgo y sus simpatizantes, a partir del último triunfo electoral. Sí, luego de plantearse la creación del Socialismo del Siglo XXI (“proyecto que implica el debate permanente en el seno del pueblo con el propósito de construir un sistema autóctono basado en principios bolivarianos y robinsonianos, fundamentalmente”), desde diciembre de 2006 se invirtió el orden de algunos factores: el debate fue postergado para después de la toma de decisiones, y se alteró el producto. La “vanguardia”, evitando la discusión previa y los consensos más elementales, consideró que el segmento social mayoritario, que la había reelegitimado en múltiples ocasiones, debía apoyar, sin reservas, su propuesta de transición a un socialismo cuya definición no había sido difundida y, mucho menos, acordada.

Es decir: un proyecto de país se había comenzado a desarrollar, mediante “tesis vanguardistas”, fuera del pueblo, y una afección, aún por determinar, obstruyó el paso de la idea fecundada hacia la conciencia popular. Como consecuencia lógica, parte de la población -cercana al ideario socialista- no lo asumió como propio y, por tanto, lo rechazó a su manera. Porque - y es necesario saberlo- mucha gente había estudiado las diversas expresiones del socialismo, primigenias y derivadas: autogestionario, científico, de Estado, de mercado, cristiano, socialdemócrata…, en la búsqueda de soportes doctrinarios, a la espera de ese gran debate nacional, para construir su propio sistema. Por ello, no admitieron el socialismo ectópico, y no aceptarán ningún planteamiento que no sea concebido y difundido en el mismo pueblo.

feolacruz@gmail.com


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Luis Salvador Feo La Cruz P.


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