El miedo, la carta bajo la manga del catolicismo

Si existe pecado original, se llama miedo.

Mahatma Gandhi


En días pasados, y aún continúan, arreció en aporrea una andanada de disparos sobre la iglesia católica, a propósito de las declaraciones tan carentes de espiritualidad, que últimamente ha dedicado ese partido político-eclesiástico en desacreditar la dirección del barco nacional hacia el horizonte socialista. Como bien dice un blog amigo en su inicio, esa iglesia le tiene más miedo al socialismo que el diablo al agua bendita.

Pero no es de ese miedo al que voy a dedicar estas líneas. Hay un miedo solapado, tipo chip desde centenas de años, grabado en la mente del común, que hasta los autores que decían ser los más apóstatas lo cargan por dentro cual bestia a exorcisar. Por ejemplo, entre los artículos que leí de los hermanos aporreadores, casi todos resignaban la condición actual de sus vidas, al hecho de que en su infancia fueron bautizados, y referían lo ¿costoso? que es quitarse el diablo catolicista de adentro. De ese miedo es el que hablo. El peso del cristianismo, y de él, el del católicismo, es de un opresivo sobre la conciencia del que ha sido “iniciado”, que el salirse de esa doctrina, no es tan “completo”; deja dentro una gavetita donde guarda su peso, para que nadie lo perciba, ni él se delate, que las acusaciones o invectivas que pueda lanzar contra esa doctrina, les revele ESE MIEDO.

La iglesia católica sobre todo, es la reina del miedo. Los viera el Cristo por un huequito la pena que dan. A ella no le importa si vas o no a misa, que despotriques, es tan “abierta” la condenada, que sabe la zanja que ha hecho en la conciencia de sus adeptos. Como el que, si a uno le ha nacido un niño, aunque jamás vayamos a misa, a ese niño hay que bautizarlo, para “sacarle” el diablito... porsia. Así cualquiera es valiente.

No hay que negarlo, la iglesia tiene en nuestro presidente un caballo de Troya, es una carta bajo la manga de ese imperio vaticanero que aprovechará el boche de la credulidad y de la fe de nuestros máximos dirigentes, para flanquear al proceso tal cual en Carabobo a los realistas. El juego en estos momentos, está listo al “dividir” y mantener dividida la conciencia popular en dos vertientes: entre Chávez y la iglesia. Por otro lado, esa institución mantiene a sus religiosos bajo una ley marcial de votos: Pobreza, castidad y obediencia, que, amarran las acciones de los más dedicados y cercanos al pueblo a través de ésta última. Excepto el cura de Ángulos, yo NO VEO que salgan los morontas o los wuitak y qué se yo de otros tantos, a la palestra con la misma voz y LIBERTAD de los despotricadores del proceso, de seguro los tienen condicionaditos de amenazas solapadas, para que vean los venezolanos, que es a los despotricadores que hay que escuchar. Claro, y los “solapados”, en la creencia que estando adentro es que hay que dar la pelea. Perdonen pero creo que hacen el papel del toro, que “cree” que puede vencer al torero, cuando le han rebanado su poder antes de enfrentar al capote.

Creo firmemente, como varios de los firmantes de los artículos aporreadores, en la necesidad de una iglesia venezolana, casada con el pueblo, libre su cabeza de tantas necedades ridículas y anacrónicas que manda el Vaticano. No creo que el jesuíta Ugalde, conozca un solo cerro donde laboran sus otros hermanos jesuítas de Fe y Alegría. Y sí creo que el estigma del miedo hay que extirparlo de nuestros paisanos, hijos de Dios por todos lados menos por el gen del Vaticano. A la iglesia le sale su constituyente… Y a mí, creo que me sale excomunión por esto que expreso. Aunque para mí la excomulgada es la iglesia católica, de las enseñanzas poderosas del santo galileo, pero desde que salieron de las catacumbas para acá, digo yo, para mí, porque el sabor del poder desvirtuó cómodamente el objetivo inicial.

Para concluir, la iglesia católica sí es una quinta columna, y más peluda que cualquier quinta columna de los gringos, porque YA ESTÁN PENETRADOS LOS PUEBLOS. Ellos mismos son su puñal suicida. O deben serlo según la subliminalidad del mensaje. Jamás verán un convenio iglesia-estado para erradicar la pobreza, y miren que tienen poder los carajos. A esos les conviene EL SACRIFICIO del pueblo, como arma para coadyuvarlos en el alcance de la paz celestial después de la muerte. Y mientras más mísero, mayor será la gloria del padre sobre ti. ¿Cómo te quedó el ojo?

arnulfopoyer@gmail.com


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Arnulfo José Poyer Márquez


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Arnulfo Poyer Márquez

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